miércoles, 29 de febrero de 2012

"Rosas de otoño"

...alegría nerviosa, esa falsa alegría con que tratamos más que engañar a los demás, de engañarnos a nosotros mismos en el primer instante de una gran tristeza. Las grandes tristezas son así: se clavan tan hondo, tan hondo en el corazón que parecen perdidas y el mismo corazón no las siente con gran asombro nuestro. Pero dura poco el engaño, están bien clavadas para toda la vida: primero es el llanto, las quejas, la rabia, después...es la resignación y una sonrisa. Una sonrisa triste, dolorosa, como una herida abierta siempre. Esa es la sonrisa que él me ha dejado.
Jacinto Benavente, 1905


Photobucket

lunes, 27 de febrero de 2012

César "Banana" Pueyrredón





César "Banana" Pueyrredón, nombre con el que es conocido César Honorio Pueyrredón Tornquist (n. 7 de julio de 1952 en Buenos Aires) es un prestigioso compositor y cantante argentino de pop y pop rock romántico. Es autor de notables canciones como "Conociéndote" y "No quiero ser tu amigo", entre otras. Su sobrenombre "Banana", proviene del nombre de la banda Banana, un famoso grupo de pop-rock en español que él fundara y liderara en los finales de la década del 60 y principios del 70.

sábado, 25 de febrero de 2012

LA SALAMANCA (Consejo de un arriero)


Arreando ganado, camino de Chile,
tres cargas perdimos en un cañadón.
En unas aguadas, al cerrar la noche,
fuimos a toparlas, yo con otro peón.
Lejos, a trasmano, quedaba la tropa,
la noche era oscura, pesado el tirón.
De cama, a la espera que brille la luna,
en lo seco echamos apero y jergón.
Calculo sería más de media noche,
cuando nos despierta singular rumor:
cantar de mujeres y tun tún de cajas,
que el viento traía con distinto son.
- Sin duda de fiesta - dije - en estos pagos
andará gente, pues sábado es hoy.
¿Qué tal que vayamos a buscar el baile?
Dijo el compañero: - Güeno, vámonos.
Maneamos las mulas y a pie nos largamos,
ya oíamos cerca sonar el rumor.
En una quebrada, doblando un recodo,
un rancho a la vista se nos presentó.
Ni perro, ni luces, ni fuego en el rancho...
cada vez más cerca se oía el rumor,
agora de gritos y de carcajadas,
y de juramentos y de confusión.
Al filo de un cerro pareció la luna,
patente, un guanaco sobre ella pasó;
calcado en el cielo bajó por el filo,
y agudo relincho los aires llenó.
Mal agüero es éste - dijo el compañero -
que toda esa bulla se me hace ilusión.
Recemos un credo, que aquí es Salamanca,
y de ella nos libre por siempre el Señor.
Juan Carlos Dávalos



Photobucket

jueves, 23 de febrero de 2012

LA CORRIDA EN EL MONTE



Agosto de 1916

Da la viril palmada sobre el cinchado apero,
tantea el guardamonte, calza en la jaca fiel,
se aforra en su coleto, se requinta el sombrero
y la jauría escuálida le precede en tropel.
Y así va por los montes a revisar la hacienda,
Con el ágil cuchillo despejando el zarzal,
y se detiene a veces, si le cruza la senda
bajo las hierbas húmedas el rastro del jaguar.
Avanza cauteloso, bien despierto el oído;
Ni un soplo se le escapa, ni un lejano rumor,
hasta que en unas breñas descubre al toro herido
que le mira con ojos de salvaje pavor.
Después ciñe las corvas, gana presto el atajo,
azuza de los canes la férvida inquietud,
y golpeando los cueros se larga cerro abajo
por la maraña inmensa, con un fragor de alud.

Juan Carlos Dávalos


Photobucket

domingo, 19 de febrero de 2012

LA LEYENDA DEL COQUENA


Cazando vicuñas anduve en los cerros.
Heridas de bala se escaparon dos.
-No caces vicuñas con arma de fuego,
Coquena se enoja - me dijo un pastor.
- ¿Por qué no pillarlas a la usanza vieja,
cercando la hoyada con hilo punzó?
¿Para qué matarlas, si sólo codicias
para tus vestidos el fino vellón?
-No caces vicuñas con arma de fuego,
Coquena las venga, te lo digo yo.
¿No viste en las mansas pupilas oscuras
brillar la serena mirada del dios?
-¿Tú viste a Coquena?
-Yo nunca lo vide,
pero sí mi agüelo - repuso el pastor;-
una vez oíle silbar solamente,
y en unos tolares, como a la oración.
Coquena es enano; de vicuña lleva
sombrero, escarpines, casaca y calzón;
gasta diminutas ojotas de duende,
y diz que es de cholo la cara del dios.
De todo ganado que pace en los cerros,
Coquena es oculto, celoso pastor;
si ves a lo lejos moverse las tropas,
es porque invisible las arrea el dios.
Y es él quien se roba de noche las llamas
cuando con exceso las carga el patrón.
En unos sayales, encima del cerro,
guardando sus cabras andaba el pasto;
zumbaba en los iros el gárrulo viento,
rajaba las piedras la fuerza del sol.
De allende las cumbres de nieves eternas,
venir los nublados miraba el pastor;
después la neblina cubrió todo el valle,
subió por las faldas y el cerro tapó...
Huyó por los filos el hato disperso,
y a gritos, en vano, lo llama el pastor.
La noche le toma sentado en cuclillas,
y un sueño profundo sus ojos cerró.
Cuando el alba tiñe - limpiando los cielos-
de rosa las abras, despierta el pastor.
Junto a él, a trueque del hato perdido,
Coquena, de oro le puso un zurrón.
No más en los cerros guardando sus cabras,
las gentes del valle vieron al pastor;
Coquena dispuso que fuese muy rico.
Tal premia a los buenos pastores el dios.
Juan Carlos Dávalos


Photobucket

sábado, 18 de febrero de 2012

Fito Páez - Brillante sobre el mic



Fito Páez (* Rosario, Argentina, 13 de marzo de 1963).
Músico y cantautor de rock, cineasta y guionista argentino, integrante de la llamada Trova rosarina.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Fragmentos de Ricardo Rojas

La Piedra Movediza de Tandil
“(...) La Piedra Movediza era para Tandil, como su lido para Venecia, como su torre para Pisa, como su golfo para Nápoles, como su vega para Granada, como sus almenas para Avila, como su cerro para Montevideo, como su bahía para Río, como su colina para Montmartre y como su floresta para Tucumán”. “(...) Si el derrumbe era la obra de una mano criminal, el pueblo pediría a las autoridades que se lo entregaran al autor, para ajusticiarle cruelmente. Preguntaban algunos en su exaltación, el pedazo de carne sacrílega que habría de tocarles en la venganza. Todos sentían como un dolor religioso y filial. Y yo mismo lo sentía (...)”. “(...) La piedra no era propiamente sensible a la fuerza, sino a cierto mañoso impulso en el cual era menester ayudarse con la misma gravitación de la mole. Entonces cobraba una oscilación pasmosa y asaz visible. Su cuerpo no era tampoco sensible en toda la masa: había puntos en que resistía, absolutamente inmóvil, a la fuerza más poderosa. Me atrevería a decir que no era sensible, en realidad, sino a quien la tocaba en cierto punto de la sinuosa arista inferior que miraba hacia el sudoeste. Los tandilenses que la conocían, pueden ratificar este aserto. Así impulsada la piedra, comenzaba a animarse de una creciente oscilación, como si un resorte elástico o magnético la sostuviera por la base. No producía el efecto de una masa en equilibrio por razón de la gravedad. Tal sentimiento se vigorizaba por la reflexión. Si era un fenómeno común de equilibrio, asombra desde luego que no se hubiese roto en tantas vicisitudes como sufrió. Un rayo había caído sobre ella, hace más de ochenta años, según la tradición regional; rayo tan formidable, que en su extremo más largo le rompió un trozo de tres o cuatro metros cúbicos, y hendió el monte de falda a falda, abriendo en el granito de la base una grieta de diez centímetros de ancho. Cerrada esta hendidura con portland, no se reparaba mayormente en ella; pero una vez caída la piedra, he podido comprobar la importancia de la avería en anchor y hondura, y lo que es más grave aún, que la grieta pasa por el punto mismo de la base, advirtiéndose, a veinte centímetros, en la línea del eje, un agujero que ha sido quizá el punto de penetración de la descarga eléctrica. Ahora bien: ¿Cómo se explica que habiendo perdido la masa un trozo tan importante no se desequilibrara; y que habiendo sufrido esta rotura en un punto de apoyo tan delicado, no se desplomara la piedra, ni perdiera su sensibilidad? La movediza sufrió, además, la acción de temblores que suelen repercutir en aquella sierra por simpatía con la región andina; los formidables pamperos que la han soplado durante siglos desde el sudeste, parte desfavorable por la apertura del ámbito, y por la inclinación que la piedra toda afectaba hacia el rumbo opuesto, en fin, la constante convulsión del aire y del monte, por el frecuente estampido de dinamita y pólvora, en la labor de las canteras vecinas. Se dirá, sin duda, que tales causas reunidas, trabajando la base de la piedra, la han desgastado hasta hacerla caer en un instante sobre su abismo, en el instante cuyo cronista me ha tocado ser. PERO NO. Ha caído la piedra entre las cinco y seis de la tarde, en un minuto cuya precisión se ignora, pues nadie la vio caer, a pesar de que suele ser la preferida por los turistas. Ha caído en un día sereno, de buena temperatura, sin accidentes sísmicos o meteóricos en las regiones próximas. Si hubiese caído por simple desequilibrio, la mole con el muñón de la base, y con el millón de kilos que se le asignaba por peso, HUBIERA RAYADO EL GRANITO O EL MUSGO DE LA PIEDRA INCLINADA Y REDONDA QUE LE SERVÍA DE SUSTENTÁCULO. La he examinado prolijamente y no he encontrado rastro alguno, a pesar de que el agudo pie debía ser tan duro que ha resistido siglos a su movimiento y a su peso, y de que el granito es tan sensible al roce que la roca muestra en su declive, hasta las paralelas estrías de la lluvia, según lo patentizan sus fotografías más divulgadas. TODO ESTO HACE SUPONER QUE LA PIEDRA SE HABRíA DESPRENDIDO SIN ROZAR LA BASE, LO CUAL REQUIERE UN SALTO. Y la hipótesis del salto se corrobora, por haber botado a cincuenta metros sobre la falda del cerro, y no al primer estribo, donde solían caer las astillas de vidrio que resbalaban del eje; y por haber botado con violencia y de cabeza sobre las otras rocas, pues se ha descoronado, cayendo el bloque superior a mayor distancia, casi al pie de la sierra. Descontando la sospecha de un atentado voluntario, que las mismas autoridades de Tandil se han encargado de desautorizar por medio de la prensa, pues no se encuentra huella alguna de explosivos ni de palanca, no nos queda sino el aceptar que nuestra piedra oscilante ha caído de un modo tan misterioso como fue su equilibrio (...)”. “(...) Tengo sobre la mesa en que escribo un pequeño trozo de la piedra sagrada, amuleto civil, cósmica gema (...)”. Fragmentos de Rojas, Ricardo. “La Piedra Muerta” en Tandil en el arte. Tandil: 1970.




Buenos Aires
“Al salir de Mendoza, después del Alto de Coria, parábase en el pueblecito de la Retama, donde los aduaneros solían revisar los equipajes. Las postas del Arroyo del Chacón, Las Catitas, La Dormida, Corocorte, Corral de Cuero, distaban hasta diez leguas una de otras, y algunas eran ranchos misérrimos. La parte más penosa era “la travesía”, antes de llegar a la Punta de San Luis, y solía hacerse aquella jornada arreando caballadas de repuesto. Más allá de San Luis, rumbo a Buenos Aires, las nuevas postas de Río Quinto, El Mono, El Portezuelo, Achiras, Barranquita, Alto del Molle, eran otros tantos rancheríos en que remudaba caballos; alguien tocaba la guitarra y allí se comía y se bailaba o dormía, según las horas de llegada. Caalculábase las marchas y para aprovechar la luz del día se reanudaba el camino antes del amanecer. Los lugares tenían, también allí nombres pintorescos: Corral de Barrancas, Cañada de Lucas, Esquina de Medrano, Tres Cruces, y así hasta el Fraile Muerto. Por estas semisalvajes regiones fronterizas solían notarse alarmas de indios y de montoneros. En la zona bonaerense: Arroyo de Pavón, Arroyo del Medio, Ramallo, Fontezuela, Arrecifes, Chacras de Ayala, Arroyo de López, hasta haber pasado por la guardia y villa de Luján antes de llegar al Puente de Márquez, en las inmediaciones de Buenos Aires. Por ese camino penoso vino San Martín, de los Andes al Plata; jornadas largas y duras, en una tierra sin árboles ni ciudades. Sobre aquellos desiertos se alzaría después la República imaginaria por la cual luchaba San Martín, el caballero andante... El viajero entró de incógnito en Buenos Aires; pero después de su llegada, produjéronse, contra su gusto, los homenajes por la reciente victoria.



Fragmento de Rojas, Ricardo. El santo de la espada. Vida de San Martín. Buenos Aires: Anaconda. 1933.


Photobucket

domingo, 12 de febrero de 2012

Romance de Ausencia.



Arbolitos de mi tierra
crespos de vainas doradas
a cuya plácida sombra
pasó cantando mi infancia.
He visto árboles gloriosos
en otras tierras lejanas
pero ninguno tan bello
como esos de mi montaña.
Cantando, fui peregrino
por exóticas comarcas
y ni en los pinos de Roma
ni en las encinas de Francia
hallé ese dulce misterio
que sazona la nostalgia.
Algarrobal de mi tierra
crespo de vainas doradas
a cuya plácida sombra
pasó cantando mi infancia.
Mítica unción del recuerdo
que me estremeces el alma
trayéndome desde lejos
como en sutil brisa alada
un arrullar de palomas
cuando el crepúsculo avanza
Un aromar de poleos
cuando el viento se levanta
y en el silencio nocturno
un triste son de vidalas.
Ay cuando volveré a verte
rústico hogar de mi patria.
Ser quiero yo tu hijo pródigo
que torna a la vieja estancia
por merendar las colmenas
en tu quebracho enjambradas.
Ya en los naranjos del mundo
probé las heces amargas
Ya en la orgullosa melena
me van pintando las canas
Arbolitos de mi tierra
crespos de vainas doradas
a cuya plácida sombra
pasó cantando mi infancia.
Ricardo Rojas



Photobucket

sábado, 11 de febrero de 2012

Definición de la palabra “RADICAL”

La palabra radical, en nuestra lengua, proviene de la voz latina radix, que significa raíz.
Es la raíz el órgano de la planta que se hunde humilde y firmemente en la tierra para alimentar al árbol que crece hacia la luz, haciendo, con sus jugos nutricios, leña útil en el tronco, sombra amiga en el follaje y simiente prolífera en el fruto.
De esa misma etimología (radix, radicis) –derivan otras voces tales como raigal, sinónimo de radical; radicar, sinónimo de arraigar; y raigambre, conjunto de raíces unidas entre sí, con lo cual se ahincan más tenaces en la tierra.
Por traslación figurada, raíz puede significar, asimismo, tanto como sustentáculo, pie, base y origen de las ideas o las cosas. Cuando decimos bien raíz, nombramos a la tierra con todo lo en ella edificado y plantado. Así se han formado ciertas frases usuales, como echar raíz, que es persistir, y arrancar de raíz, que es descuajar. Por análogas metáforas, se llama raíz o radical: en matemáticas, al número que se potencia por sí mismo para dar otro determinado; en química, a un grupo de átomos que es la base de otros cuerpos; en gramática, a la parte esencial de un vocablo, separada de sus prefijos y sufijos.
Todos esas imágenes van implícitas en la palabra radical, que los diccionarios definen como “lo perteneciente o relativo a la raíz” y, figuradamente, como “lo fundamental o de raíz”, según lo son las cosas de la tierra, de la raza, del pueblo, fundamentos de origen o subsistencia para una nación.
En virtud de ello los léxicos dan también la acepción que dicho nombre ha tomado en la política de los pueblos modernos, y el de la Real Academia la define así:
Radical—– Partidario de reformas extremas, especialmente en el sentido democrático.
Pues el radicalismo tiene su raíz en el pueblo y quiere arrancar de raíz las instituciones, costumbres e ideas nocivas al pueblo.
Cuando digo pueblo —–palabra tan vituperada por los oligarcas y tan explotada por los demagogos —– entiendo referirme, no a la sociedad con sus clases estáticas ni a la muchedumbre con sus pasiones dinámicas, sino a lo que el viejo derecho llamaba “el común”, conjunto de seres humanos que necesitan vivir espiritual y corporalmente unidos en la biología y en la historia por la comunidad del suelo y de las instituciones.
Ricardo Rojas


Photobucket


viernes, 10 de febrero de 2012

Chau querido flaco Spinetta







Luis Alberto Spinetta (Buenos Aires, 23 de enero de 1950 - 8 de febrero de 20121 ), también conocido como El Flaco, fue un cantante, guitarrista, poeta y compositor argentino de rock, considerado como uno de los más importantes de su país. La gran complejidad de sus obras, tanto en lo instrumental, como en lo lírico y poético, le valió el reconocimiento en Latinoamérica y el resto del mundo.


Es considerado uno de los padres del rock argentino junto con Lito Nebbia, Javier Martínez, Moris, Pappo, y Tanguito entre otros. Fue líder del grupo Almendra, considerada como una de las bandas fundadoras del rock nacional argentino, así como de Pescado Rabioso, Invisible, Spinetta Jade y Spinetta y los Socios del Desierto.


En sus letras hay influencia de escritores, poetas, artistas y pensadores como Rimbaud, Vincent Van Gogh, Carl Gustav Jung, Sigmund Freud, Friedrich Nietzsche, Foucault, Deleuze, Carlos Castaneda y Artaud, del cual incluso lleva su nombre uno de sus discos.


El 21 de julio de 2009 fue galardonado con el Gardel de Oro por CAPIF (la cámara de productores fonográficos) por su disco Un mañana, también se llevó los galardones a Mejor Álbum Artista de Rock; Mejor Diseño de Portada; Mejor Video Clip; Canción del Año y Álbum del Año.


El 4 de diciembre de 2009 festejó sus 40 años de trayectoria ya que era un excelente artista del rock argentino con un recital de cinco horas y media en el que reunió a todas las bandas de su carrera.


El 23 de diciembre de 2011 publicó en la cuenta de Twitter de su hijo Dante una carta en la que manifestaba que estaba enfrentando un cáncer de pulmón. Por esa enfermedad, falleció el 8 de febrero de 2012.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Uno y el Universo

La noticia de que los físicos habían descubierto un misterioso principio de indeterminación fue recibida alegremente por ciertas escuelas teológicas y filosóficas, creyéndose que la propia ciencia proclamaba su bancarrota y que el libre-albedrismo tomaba nueva fuerza. Ignoro por qué razón el hecho de que el hombre pueda tener libre albedrío y ser responsable de todas las tonterías que comete constituye un motivo de satisfacción para muchos filósofos. Pero dejando de lado esta cuestión, creo que la alegría es precipitada, ya que ni los propios hombres de ciencia han logrado ponerse de acuerdo, todavía, sobre el contenido y el nombre del principio: los que proponen denominarlo Principio de Indeterminación creen que es la exteriorización de una indeterminación esencial de la Naturaleza; los otros opinan que debe interpretarse como una fórmula taxativa, quizá como una medida de impotencia humana o actual de alcanzar el mundo físico, y por eso proponen que se denomine Principio de Incerteza. Los malentendidos a que ha dado origen se deben a que deriva de la hipótesis cuántica, que tiene la desgracia de ser oscura cuando es rigurosa y de ser totalmente falsa cuando todo el mundo la comprende. Ernesto Sábato
Photobucket

sábado, 4 de febrero de 2012

ABADDON EL EXTERMINADOR

Consejos, pero no te los puedo dar en una simple carta, ni siquiera con las ideas de mis ensayos, que no corresponden tanto a lo que verdaderamente soy sino a lo que querría ser, si no estuviera encarnado en esta carroña podrida o a punto de podrirse que es mi cuerpo. No te puedo ayudar con esas solas ideas, bamboleantes en el tumulto de mis ficciones como esas boyas ancladas en la costa sacudidas por la furia de la tempestad. Más bien podría ayudarte (y quizá lo he hecho) con esa mezcla de ideas con fantasmas vociferantes o silenciosos que salieron de mi interior en las novelas, que se odian o se aman, se apoyan o se destruyen, apoyándome y destruyéndome a mí mismo.

_

No rehuyo darte la mano que de tan lejos me pedís. Pero lo que puedo decirte en una carta vale muy poco, a veces menos que lo que podría animarte con una mirada, con un café que tomáramos juntos, con alguna caminata en este laberinto de Buenos Aires.

_

Te desanimás porque no sé quién te dijo no sé qué. Pero ese amigo o conocido (¡qué palabra más falaz!) está demasiado cerca para juzgarte, se siente inclinado a pensar que porque comés como él es tu igual; o ya que te niega, de alguna manera es superior a vos. Es una tentación comprensible: si uno come con un hombre que escaló el Himalaya, observando con suficiencia como toma el cuchillo, uno incurre en la tentación de considerarse su igual o su superior olvidando (tratando de olvidar) que lo que está en juego para ese juicio es el Himalaya, no la comida.

_

La verdadera justicia sólo la recibirás de seres excepcionales, dotados de modestia y sensibilidad, de lucidez y generosa comprensión. Cuando aquel resentido de Sainte-Beuve afirmó que jamás ese payaso de Sthendal podría hacer una obra maestra, Balzac dijo lo contrario. Pero es natural, Balzac había escrito la Comedia Humana y ese caballero una novelita cuyo nombre no recuerdo. De Brahms se rieron tipos semejantes a Sainte-Beuve: cómo ese gordo iba a hacer algo importante? Un tal Hugo Wolf sentenció en el estreno de la cuarta sinfonía: «Nunca antes en una obra lo trivial, lo vacuo y engañoso estuvieron más presentes. El arte de componer sin ideas ni inspiración ha encontrado en Brahms su digno representante». Mientras que Schumann, el maravilloso Schumann, el desdichadísimo Schumann, afirmó que había surgido el músico del siglo. Es que para admirar se necesita grandeza, aunque parezca paradójico. Y por eso tan pocas veces el creador es reconocido por sus contemporáneos: lo hace casi siempre la posteridad, o al menos esa especie de posteridad contemporánea que es el extranjero, la gente que está lejos, la que no ve cómo te vestís. Si eso le pasó a Stendhal y Cervantes, ¿cómo podés desanimarte por lo que diga un simple conocido que vive al lado de tu casa? Cuando apareció el primer tomo de Proust (después que Gide tirara los manuscritos al canasto), un cierto Henri Ghéon escribió que ese autor se había «encarnizado en hacer lo que es propiamente lo contrario de una obra de arte, el inventario de sus sensaciones, el censo de sus conocimientos, en un cuadro sucesivo, jamás de conjunto, nunca entero, de la movilidad de los países y las almas» Es decir, ese presuntuoso critica lo que es la esencia del genio proustiano.

_

¿En qué Banco de la Justicia Universal se pagará a Brahms el dolor que sintió, que inevitablemente hubo de sentir aquella noche en que él mismo tocaba el piano en su primer concierto para piano y orquesta? ¿Cuándo los silbaron y le arrojaron basura? No ya Brahms, detrás de una sola y modesta canción de Discépolo, cuánto dolor hay, cuanta tristeza acumulada, cuánta desolación.
_

Pero –tan extraña es la condición humana- no sólo los insignificantes y fracasados padecen esos sentimientos bajos ¿No dictaminó Lope que El Quijote era el peor libro que había leído en su vida? ¿No silenciaba Goethe a poetas que eran tan notables como él, mientras elogiaba a otros de tercera categoría, con lo cual ponía por debajo de ellos a espíritus que en el fondo envidiaba?
Pero volvamos a tus dudas. Me basta con leer uno de tus cuentos para saber que un día llegarás a ser importante. Pero, ¿estás dispuesto a sufrir esos horrores? Me decís que estás perdido, vacilante, que no sabes qué hacer, que yo tengo la obligación de decirte una palabra.
¡Una palabra! Tendría que callarme, lo que podrías interpretar como una atroz indiferencia, o tendría que hablarte durante días, o vivir con vos durante años, y a veces hablar y a veces callar o caminar juntos por ahí sin decirnos nada, como cuando muere alguien que queremos mucho y cuando comprendemos que las palabras son irrisorias o torpemente ineficaces. Sólo el arte de los otros artistas te salva en esos momentos, te consuela, te ayuda. Sólo te es útil (¡qué espanto!) el padecimiento de los seres grandes que te han precedido en ese calvario.
ERNESTO SABATO

Photobucket

jueves, 2 de febrero de 2012

El túnel (fragmento)



" Fué una espera interminable. No sé cuanto tiempo pasó en los relojes, de ese tiempo anónimo y universal de los relojes, que es ajeno a nuestros sentimientos, a nuestros destinos, a la formación o al derrumbe de un amor, a la espera de una muerte. Pero de mi propio tiempo fué una cantidad inmensa y complicada, lleno de cosas y vueltas atrás, un río oscuro y tumultuoso a veces, y a veces extrañamente calmo y casi mar inmóvil y perpetuo donde María y yo estábamos frente a frente contemplándonos estáticamente, y otras veces volvía a ser río y nos arrastraba como en un sueño a tiempos de infancia y yo la veía correr desenfrenadamente en su caballo, con los cabellos al viento y los ojos alucinados, y yo me veía en mi pueblo del sur, en mi pieza de enfermo, con la cara pegada al vidrio de la ventana, mirando la nieve con ojos también alucinados.
(...)
A veces volvía a ser piedra negra y entonces yo no sabía qué pasaba del otro lado, qué era de ella en esos intervalos anónimos, qué extraños sucesos acontecían; y hasta pensaba que en esos momentos su rostro cambiaba y que una mueca de burla lo deformaba y que quizá había risas cruzadas con otro y que toda la historia de los pasadizos era una ridícula invención o creencia mía y que en todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esta muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en túneles; y quizá se había acercado por curiosidad a una de mis extrañas ventanas y había entrevisto el espectáculo de mi insalvable soledad.
(...)
Yo no decía nada. Hermosos sentimientos y sombrías ideas daban vueltas en mi cabeza, mientras oía su voz, su maravillosa voz. Fui cayendo en una especie de encantamiento. La caída del sol iba encendiendo una fundición gigantesca entre las nubes del poniente. Sentí que ese momento mágico no se volvería a repetir nunca. -Nunca más, nunca más- pensé, mientras empecé a experimentar el vértigo del acantilado y a pensar qué fácil sería arrastrarla al abismo, conmigo. "
Ernesto Sábato.


Photobucket
 
Subir Bajar