martes, 27 de diciembre de 2011

Fito Páez



Rodolfo Fito Páez nació en Rosario el 13 de marzo de 1963 y formó Staff, su primera banda, cuando tenía 13 años. Ya en 1977 tocaba en El Banquete, junto a Rubén Goldín y Jorge Llonch. A partir del año siguiente se presentó como solista en varios pubs locales. Cuando Juan Carlos Baglietto formó su banda, lo incluyó como tecladista y como arreglador, junto a Goldín, quien también tocaba la guitarra. En esa banda militaban Silvina Garré y Sergio Sáenz. Para fines de 1983 ya cantaba "Del '63" solo con su piano, en medio del show de Baglietto.

Durante una presentación con Baglietto en el teatro Coliseo (4/12/82), Charly García fue hasta el camarín para saludarlo. El apenas tenía 19 años y la plata que sacaba le daba para pagar algunas deudas. Al poco tiempo, Daniel Grinbank, por aquél entonces mánager de García, lo llamó a su oficina: comenzaría a ensayar para la gira nacional de "Clics Modernos", junto a GIT y Fabiana Cantilo. Tocaría los teclados en lugar de Andrés Calamaro, que se unía a Los Abuelos de la Nada y participaría en los discos "Clics Modernos" (1983) y "Piano Bar" (1984).

Tras ese empujón artístico, preparó su primer disco solista, "Del '63" (1984). Lo presentó primero en Rosario y luego en Buenos Aires, acompañado por Daniel Wirtz en batería, Fabián Gallardo en guitarra, teclados y voz, Tweety González en teclados y Paul Dorge en bajo, más los invitados especiales: Fabi Cantilo, Rubén Goldín y Miguel Zavaleta. Al tiempo, Llonch retornaría al bajo.

Ya por entonces consagrado como uno de los compositores más importantes (Luca Prodán lo definió como "el hijo de Charly García y Nito Mestre"), se presentó junto a Baglietto en Obras, el 7 y 8 de junio de 1985, para presentarse nuevamente ante el público porteño con su nuevo disco, "Giros".

Con Luis Alberto Spinetta tuvo un encuentro fortuito, similar al que lo unió a García. «Esta es la mejor música que se está haciendo hoy», comentó el Flaco tras escuchar un demo de lo que sería el segundo álbum. Juntos grabaron "La la la" (1986) y realizaron una desordenada gira que los llevó hasta Santiago de Chile. Ese año participó de los festejos por los Mil Días en Democracia, organizados por el gobierno de Santa Fe en el Monumento a la Bandera. Allí se presentó con Spinetta como invitado, en un espectáculo que también reunió a Juan Carlos Baglietto, Silvina Garré y Antonio Tarragó Ros.

"El peor crimen que puede cometer un intelectual es el engaño a través del cual obtiene dinero", declaró al presentar "Ciudad de Pobres Corazones" (1987), compuesto en memoria de su tía y su abuela, asesinadas en Rosario. Este álbum, elegido como el Mejor del Año para el Suplemento Sí, marca una clara diferenciación con el período anterior, más rítmico. Su escepticismo se plasma en las composiciones dark y en sus declaraciones: "para quien piensa que la música sirve para algo, la gira de Amnesty es lo mejor que le puede pasar. Yo no creo que el arte sirva para nada". Si en su primera etapa cantaba "quién dijo que todo está perdido / yo vengo a ofrecer mi corazón", ahora sentencia: "en esta puta ciudad / todo se quema y se va / matan a pobres corazones".

En diciembre de 1987 se presentó como telonero de Sting, en el estadio de River Plate. Todavía furioso e ireverente, declaró: «¡A los 40 años se da cuenta de que están torturando gente en el mundo! ¿Quién de nosotros puede permitirse esa misma ingenuidad? Lo que es crítico es el fenómeno en los medios: lo muestran a Sting como si fuera el Santo Redentor» (H.Vargas, pág 106).

"Ey!" (1988), su siguiente disco, se grabó en Nueva York y La Habana, mientras participaba del Festival de Varadero junto a Baglietto. Este es el primer disco producido por el propio Fito y fue registrado con su nueva banda: Guillermo Vadalá en bajo, Guillermo Colombres en batería, Osvaldo Fattoruso en percusión, trompetistas y saxofonistas del grupo Afrocuba (que por entonces acompañaba a Silvio Rodriguez) y una serie de guitarristas invitados: Fabián Gallardo, Ulises Butrón, Ricardo Mollo y Gabriel Carámbula.

«"Ey!" aparece en un momento de transición. Luego de una temporada en el infierno que lo llevó a su expresión musical más salvaje, contrapuesto al sitial de romántica lucidez en el que muchos pretendían congelarlo por su producción anterior, Páez lanza este trabajo sobre el final de una etapa, antes quecomo testimonio de un nuevo punto de partida (...)"Ey!" parece un conglomerado de influencias y estilos que muestran no a uno, sino a varios Fito Páez posibles. Una gama de posibilidades en que pueden advertirse, sin dudas, facetas más logradas e interesantes que otras» (G.Allerand, citado en H.Vargas, pág 119).

"Tercer mundo" (1990) es una especie de película sobre el continente americano y sus países. «El disco refleja lo que ví en mis viajes por América Latina: las fiestas paganas, los curas mezclados con los terroristas, las prostitutas tratando de quitarles el dinero a los norteamericanos. Me dije: aquí abajo hay un mundo muy fuerte. Quise reflejar eso», explicó Fito (H.Vargas, pág 131). Los temas más importantes son "Carabelas nada", "Yo te amé en Nicaragua", "El chico de la tapa" y "Tercer Mundo", definida grandilocuentemente como «el equivalente rockero de "Cambalache"». Con nueva banda, este trabajo fue presentado en el teatro Gran Rex los días 14 y 15 de diciembre. Los músicos eran Gallardo en teclados, guitarra y coros, Guillermo Vadalá en bajo, Daniel Colombres en batería, Ricardo Verdirame en guitarra, Mario Maselli en teclados y Celsa Mel Gowland en coros. Entre los invitados especiales (tanto al disco como a su presentación) figuran Mercedes Sosa, Luis Alberto Spinetta, Liliana Herrero, Fabiana Cantilo e Illya Kuryaki & The Valderramas.

El siguiente álbum sería el que mayor éxito y dinero le traería: "El amor después del amor" (1992). "Nadie puede y nadie debe vivir sin amor" es el estribillo que caracteriza a este trabajo, criticado por su superficialidad y "falto de compromiso". Sin embargo, el éxito comercial lo llevó a ser el disco más vendido de la historia del rock nacional (600.000 copias) con hits como el tema homónimo, "La rueda mágica", "Dos días en la vida" y "A rodar mi vida". Fue presentado primero en Rosario, en el estadio cubierto de Newell's Old Boys, luego en once shows en el teatro Gran Rex de la Capital y, finalmente, por todo el país en La Rueda Mágica Tour '93, que culminó en Velez, los días 24 y 25 de abril, ante 40.000 espectadores cada noche. En diciembre de ese año repitió su presentación en Velez, a beneficio de UNICEF Argentina: donó 420 mil dólares.

Páez se quedó con todos las encuestas de popularidad: Mejor Solista, Mejor Disco ("El amor..."), Mejor Tema y Mejor Video

("Tumbas de la gloria") y perdió solamente en Mejor Show, superado por el retorno de Seru Giran en River. Ya para mediados de 1994, "El amor después del amor" había alcanzado las 650.000 copias vendidas.

El éxito también lo acompañó en Cuba y fue el primer extranjero en permitírsele su presentación en la Plaza de la Revolución de La Habana, ante 40.000 espectadores y con transmisión en directo para el resto de la isla. Luego, acompañado por Silvio Rodríguez, fue a visitar a Fidel a la Residencia. Su presentación en el Festival de Montreux (Suiza).

Con la presión de igualar el éxito anterior, Fito volvió al estudio para grabar "Circo Beat" (1994), pero las expectativas (artísticamente hablando) quedaron muy grandes para este trabajo. Sin embargo, un par de temas contaron con amplia difusión en las radios: "Mariposa Tecknicolor" y "Tema de Piluso", en homenaje al cómico rosarino Alberto Olmedo. También editó "Circo Beat Brasil", con tres bonus tracks en portugués: "Mariposa Technicolor" (a dúo con Caetano Veloso), "She's mine" (con Djavan) y "Nas luzes de Rosario" (o "Tema de Piluso", con Herbert Vianna, de los Paralamas). En total, esta placa vendió 350.000 copias, lo que lo convirtieron en el segundo álbum más exitoso del '95.

Se presentó también en las Francofolies, el desembarco del "nuevo rock francés" en Obras, con Sinclair, FFF y No One is Innocent, más el aporte local de Todos Tus Muertos y Los Fabulosos Cadillacs.

En 1995 presentó oficialmente el material en 20 shows en el Teatro Opera y cerró el año en un estadio de River sorprendentemente semivacío (apenas convocó a 25.000 espectadores). Lo acompañaron Pomo (batería), Gabriel Carámbula (guitarra), Gringui Herrera (guitarra), Guillermo Vadalá (bajo), Alina Gandini (teclados), Laura Vázquez (teclados) y Nicolás Cotta (percusión). También participaron Andrés Calamaro, Ariel Rot, Liliana Herrero y Fabiana Cantilo como músicos invitados. Las presentaciones de "Circo Beat" tuvieron su última fecha en un show al aire libre y con entrada gratuita, que convocó a cerca de 50.000 personas en los bosques de Palermo.

La cadena MTV le propuso en 1996 grabar un unplugged, pero ante el no acuerdo económico, Fito grabó una recopilación acústica en sociedad con Telefé, bautizada "Euforia". Se trata del primer disco en vivo del rosarino, con varios hits y tres inéditos: "Dar es dar", "Cadáver exquisito" y "Tus regalos deberían de llegar".

En septiembre de ese año protagonizó un hecho histórico: la primera vez que un rockero se presentaba en el prestigioso Teatro Colón de Buenos Aires. Tocó alguno de sus clásicos, canciones del folklore, unos tangos y homenajeó a Spinetta y a Charly, con sendos covers.

En 1998 editó "Enemigos íntimos", un muy promocionado álbum junto al español Joaquín Sabina, cuyo título sería premonitorio sobre la relación del dúo: terminaron cancelando una gira con más de 60 fechas por América y España con una poesía de despedida firmada por el español: «Urge cortar por lo sano, con la gira del verano, y el kilombo del video. El rol del patito feo, no me va te lo aseguro, y menos el de hombre duro, que a tí te cuesta tan poco».

En el '99 se edita "Abre", un material fuerte con temas extensos, producido por Phil Ramone, en el cual el aspecto vocal se impone en primer plano.

"Rey Sol" (2000) fue dedicado a su hijo Martín. Éste álbum tuvo su cuota polémica con el corte "El diablo de tu corazón", cuyo videoclip fue dirigido por Eddie Flehner. Pero pese a eso, no fue demasiado aceptado.

Dejando de lado momentáneamente su faceta de músico, Páez dirigió durante el 2001 la película "Vidas privadas", protagonizada por su mujer de entonces, Cecilia Roth, junto a Gael García Bernal, Lito Cruz y Héctor Alterio. El film, con guión del propio Páez, fue estrenado el 25 de abril del 2002, y Fito presentó su trabajo en varios festivales internacionales. La crítica no lo acompañó, y el músico/cineasta se enojó con los medios especializados.

El 2003 lo encontró en un aspecto mucho más rockero, como hacía tiempo no se lo veía. "Naturaleza sangre" incluyó como invitados a García, Spinetta y Rita Lee, y el material fue editado también en formato DVD.

"Mi vida con ellas 1" y "2" no deja de ser una recopilación en vivo, pero tiene el mérito de no caer necesariamente en los hits más clásicos de su carrera. Fue grabado en diferentes ciudades de América.

Bajo la dirección de Gerardo Gandini y acompañado por una orquesta de nueve cuerdas, encaró otro disco de versiones, "Moda y pueblo", con el agregado que también incluyó composiciones ajenas de por ejemplo, Charly García y Spinetta.

"El mundo cabe en una canción" (2006) fue editado luego de terminar de rodar su segundo film, "De quién es el portaligas". Producido por el propio Fito, el disco fue grabado en Circo Beat, junto a Guillermo Vadalá (bajo), Gabriel Carámbula (guitarras), Coki Debernardi (guitarras), Gonzalo Aloras (guitarras y voz), Pete Thomas (batería y percusión) y Vandera (coros). Además, participaron Claudio Cardone, Ana Alvarez de Toledo, Claudia Puyó, Nigel Walker, Fena Dellamaggiora y Bolsa González. Con este trabajo, ganó un Latin Grammy en la categoría Mejor álbum de Rock Vocal.

"Rodolfo", editado en agosto de 2007, representa un cambio musical en la carrera de Fito, ya que lo grabó acompañado solamente por su piano. Al año siguiente, registró en vivo "No sé si es Baires o Madrid", con varios invitados como Joaquín Sabina (previa reconciliación), Pablo Milanés y Ariel Rot, entre otros.

Con "Confiá" (2010) fue presentado en Rosario, en el Luna Park de Buenos Aires y luego por Europa, "Tiempo al tiempo" como caballito de batalla.
http://www.rock.com.ar/artistas/fito-paez

lunes, 26 de diciembre de 2011

Hojas de ruta
Seguramente hay un rumbo posiblemente y de muchas maneras personal y único.
Posiblemente haya un rumbo seguramente y de muchas maneras el mismo para todos.
Hay un rumbo seguro y de alguna manera posible.
De manera que habrá que encontrar ese rumbo y empezar a recorrerlo. Y posiblemente habrá que arrancar solo y sorprenderse al encontrarlo, más adelante en el camino, a todos los que seguramente van en la misma dirección.
Este rumbo último, solitario, personal y definitivo, sería bueno no olvidarlo, es nuestro puente hacia los demás, el único punto de conexión que nos une irremediablemente al mundo de lo que es.
Llamemos al destino final como cada uno quiera: felicidad, autorrealización, elevación, iluminación, darse cuenta, paz, éxito, cima o simplemente final ... lo mismo da. Todos sabemos que arriba con bien allí es nuestro desafío.
Habrá quienes se pierdan en el trayecto y se condene a llegar un poco más tarde, y habrá también quienes encuentren un atajo y se transformen en expertos guías para los demás.
Algunos de estos guías me han enseñado que hay muchas formas de llegar, infinitos accesos, miles de maneras, decenas de rutas que nos llevan por el mundo correcto. Caminos que transitaremos uno por uno. Sin embargo, hay algunos caminos que forman parte de todas las rutas trazadas.
Caminos que no se pueden esquivar.
Caminos que habrá que recorrer si uno pretende seguir.
Caminos donde aprenderemos lo que es imprescindible saber para acceder al último tramo.
Para mÍ, estos caminos inevitables son cuatro:
El primero, el camino de aceptación definitiva de la responsabilidad sobre la propia vida, que yo llamo
El camino de la Autodependencia.
El segundo, el camino del descubrimiento del otro, del amor y del sexo que llamo, El camino del Encuentro.
El tercero, el camino de las pérdidas y de los duelos, que llamo
El camino de las Lágrimas
El cuarto y último, el camino de la completud y de la búsqueda del sentido, que llamo El camino de la Felicidad
A lo largo de mi propio viaje ha vivido consultando apuntes que otros dejaron de sus viajes, y he usado parte de mi tiempo en trazar mis propios mapas de recorrido.Mis mapas de estos cuatro caminos se constituyeron en estos años en hojas de ruta que me ayudaron a retomar el rumbo cada vez que me perdía.
Quizás estas Hojas de ruta puedan servir a algunos de los que, como yo, suelen perder el rumbo, quizás, también, a aquellos que sean capaces de encontrar atajos. De todas maneras, el mapa nunca es el territorio y habrá que ir corrigiendo el recorrido cada vez que nuestra propia experiencia encuentre un error del cartógrafo.
Sólo así llegaremos a la cima.
Ojalá nos encontremos allí.
Querrá decir que ustedes han llegado.
Querrá decir que lo conseguí también yo ... Jorge Bucay



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viernes, 23 de diciembre de 2011

La Adoración de los reyes Magos

Hace buen rato que el pequeño sordomudo anda con sus trapos y su plumero entre las maderas del órgano: A sus pies, la nave de la iglesia de San Juan Bautista yace en penumbra. La luz del alba -el alba del día de los Reyes- titubea en las ventanas y luego, lentamente, amorosamente, comienza a bruñir el oro de los altares.
Cristóbal lustra las vetas del gran facistol y alinea con trabajo los libros de coro casi tan voluminosos como él. Detrás está el tapiz, pero Cristóbal prefiere no mirarlo hoy.
De tantas cosas bellas y curiosas como exhibe el templo, ninguna le atrae y seduce como el tapiz de La Adoración de los Reyes; ni siquiera el Nazareno misterioso, ni el San Francisco de Asís de alas de plata, ni el Cristo que el Virrey Ceballos trajo de Colonia del Sacramento y que el Viernes Santo dobla la cabeza, cuando el sacristán tira de un cordel.
El enorme lienzo cubre la ventana que abre sobre la calle de Potosí, y se extiende detrás del órgano al que protege del sol y de la lluvia. Cuando sopla viento y el aire se cuela por los intersticios, muévense las altas figuras que rodean al Niño Dios.
Cristóbal las ha visto moverse en el claroscuro verdoso. Y hoy no osa mirarlas.
Pronto hará tres años que el tapiz ocupa ese lugar. Lo colgaron allí, entre el arrobado aspaviento de las capuchinas, cuando lo obsequió don Pedro Pablo Vidal, el canónigo, quien lo adquirió en pública almoneda por dieciséis onzas peluconas. Tiene el paño una historia romántica. Se sabe que uno de los corsarios argentinos que hostigaban a las embarcaciones españolas en aguas de Cádiz, lo tomó como presa bélica con el cargamento de una goleta adversaria. El señor Fernando VII enviaba el tapiz, tejido según un cartón de Rubens, a su gobernador de Filipinas, testimoniándole el real aprecio. Quiso el destino singular que en vez de adornar el palacio de Manila viniera a Buenos Aires, al templo de las monjas de Santa Clara.
El sordomudo, que es apenas un adolescente, se inclina en el barandal. Allá abajo, en el altar mayor, afánanse los monaguillos encendiendo las velas. Hay mucho viento en la calle. Es el viento quemante del verano, el de la abrasada llanura. Se revuelve en el ángulo de Potosí y Las Piedras y enloquece las mantillas de les devotas. Mañana no descansarán los aguateros, y las lavanderas descubrirán espejismos de incendio en el río cruel. Cristóbal no puede oír el rezongo de las ráfagas a lo largo de la nave, pero siente su tibieza en la cara y en las manos, como el aliento de un animal. No quiere darse vuelta porque el tapiz se estará moviendo y alrededor del Niño se agitarán los turbantes y las plumas de los séquitos orientales.
Ya empezó la primera misa. El capellán abre los brazos y relampaguea la casulla hecha con el traje de una Virreina. Asciende hacia las bóvedas la fragancia del incienso.
Cristóbal entrecierra los ojos. Ora sin despegar los labios. Pero a poco se yergue, porque él, que nada oye, acaba de oír un rumor a sus espaldas. Sí, un rumor, un rumor levísimo, algo que podría compararse con una ondulación ligera producida en el agua de un pozo profundo, inmóvil hace años. El sordomudo está de pie y tiembla. Aguza sus sentidos torpes, desesperadamente, para captar ese balbucir. Y abajo el sacerdote se doblega sobre el Evangelio, en el esplendor de la seda y de los hilos dorados, y lee el relato de la Epifanía.
Son unas voces, unos cuchicheos, desatados a sus espaldas. Cristóbal ni oye ni habla desde que la enfermedad le dejó así, aislado, cinco años ha. Le parece que una brisa trémula se le ha entrado por la boca y por el caracol del oído y va despertando viejas imágenes dormidas en su interior.
Se ha aferrado a los balaústres, el plumero en la diestra. A infinita distancia, el oficiante refiere la sorpresa de Herodes ante la llegada de los magos que guiaba la estrella divina.
- Et apertis thesaurus suis -canturrea el capellán- obtulerunt ei munera, aurum, thus et myrrham.
Una presión física más fuerte que su resistencia obliga al muchacho a girar sobre los talones y a enfrentarse con el gran tapiz.
Entonces en el paño se alza el Rey mago que besaba los pies del Salvador y se hace a un lado, arrastrando el oleaje del manto de armiño. Le suceden en la adoración los otros Príncipes, el del bello manto rojo que sostiene un paje caudatario, el Rey negro ataviado de azul. Oscilan las picas y las partesanas. Hiere la luz a los yelmos mitológicos entre el armonioso caracolear de los caballos marciales. Poco a poco el séquito se distribuye detrás de la Virgen María, allí donde la mula, el buey y el perro se acurrucan en medio de los arneses y las cestas de mimbre. Y Cristóbal está de hinojos escuchando esas voces delgadas que son como subterránea música.
Delante del Niño a quien los brazos maternos presentan, hay ahora un ancho espacio desnudo. Pero otras figuras avanzan por la izquierda, desde el horizonte donde se arremolina el polvo de las caravanas y cuando se aproximan se ve que son hombres del pueblo, sencillos, y que visten a usanza remota. Alguno trae una aguja en la mano; otro, un pequeño telar; éste lanas y sedas multicolores; aquél desenrosca un dibujo en el cual está el mismo paño de Bruselas diseñado prolijamente bajo una red de cuadriculadas divisiones. Caen de rodillas y brindan su trabajo de artesanos al Niño Jesús. Y luego se ubican entre la comitiva de los magos, mezcladas las ropas dispares, confundidas las armas con los instrumentos de las manufacturas flamencas.
Una vez más queda desierto el espacio frente a la Santa Familia. En el altar, el sacerdote reza el segundo Evangelio.
Y cuando Cristóbal supone que ya nada puede acontecer, que está colmado su estupor, un personaje aparece delante del establo. Es un hombre muy hermoso, muy viril, de barba rubia. Lleva un magnífico traje negro, sobre el cual fulguran el blancor del cuello de encajes y el metal de la espada. Se quita el sombrero de alas majestuosas, hace una reverencia y de hinojos adora a Dios. Cabrillea el terciopelo, evocador de festines, de vasos de cristal, de orfebrerías, de terrazas de mármol rosado. Junto a la mirra y los cofres, Rubens deja un pincel. Las voces apagadas, indecisas, crecen en coro. Cristóbal se esfuerza por comprenderlas, mientras todo ese mundo milagroso vibra y espejea en tomo del Niño.
Entonces la Madre se vuelve hacia el azorado mozuelo y hace un imperceptible ademán, como invitándolo a sumarse a quienes rinden culto al que nació en Belén.
Cristóbal escala con mil penurias el labrado facistol, pues el Niño está muy alto. Palpa, entre sus dedos, los dedos aristocráticos del gran señor que fue el último en llegar y que le ayuda a izarse para que pose los labios en los pies de Jesús. Como no tiene otra ofrenda, vacila y coloca su plumerillo al lado del pincel y de los tesoros.
Y cuando, de un salto peligroso, el sordomudo desciende a su apostadero de barandal, los murmullos cesan, como si el mundo hubiera muerto súbitamente. El tapiz del corsario ha recobrado su primitiva traza. Apenas ondulan sus pliegues acuáticos cuando el aire lo sacude con tenue estremecimiento.
Cristóbal recoge el plumero y los trapos. Se acaricia las yemas y la boca. Quisiera contar lo que ha visto y oído, pero no le obedece la lengua. Ha regresado a su amurallada soledad donde el asombro se levanta como una lámpara deslumbrante que transforma todo, para siempre. Manuel Mujica Láinez


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miércoles, 21 de diciembre de 2011

EL SORDO


El tipo apareció de improviso, ante la indiferencia general, por detrás de la columna. Se inclinó por sobre el hombro del Sordo, lo tocó en un brazo y le dijo "Quiero hablar con vos". El sordo levantó la vista, lo miró con el ceño fruncido como si no lo conociera, pegó una hojeada sobre los otros componentes de la mesa y amagó una evasiva.
-Vamos allá -dijo el otro, señalando las mesas del fondo. El Sordo se puso de pie, serio. Casi ninguno, ni Pochi, ni Roger, ni Gustavo, se habían percatado de la situación.
-- Pagale al hombre, che --dijo en voz alta, Ricardo, el único que había caído en la cuenta.
-- ¿ Siempre lo mismo, Sordo? --se anotó el Zorro, zumbón--. No lo cagués al muchacho.
Pero el tipo, muy serio, ya se alejaba hacia el fondo. Ahora sí, los demás hicieron un instante de silencio, prestándole una mínima atención al suceso.
-- Parece que viene pesada la cosa --se rió el Zorro.
-- ¿ Y no lo escuchaste al punto? --preguntó Ricardo-- "Quiero hablar con vos" le dijo. Nada de "¿Podría hablar un momentito con vos?" o "¿ Tendrías un minuto para atenderme?". Nada. "Quiero hablar con vos" y a la lona.
-- Será cana.
-- Es un novio que se levantó el Sordo en las vacaciones --dijo Pochi.
-- Se habrá puesto celoso el quía --supuso el Zorro.
-- Lo ve con tantos machos.
-- ¿Dónde "machos"? --se hizo el boludo, Guillermo. Y sin transición alguna volvieron al tema de las bailantas y de las tres negras que había traído el Flaco Campana del Brasil para bailar en los pueblos. "No le queda guita pero coge al costo" justificaba el Pochi.
El tipo se había sentado enfrete del Sordo y se quedó mirando hacia el lado del mostrador, los ojos entrecerrados, rebuscando algo con la lengua entre los dientes, tomada la mano que sostenía el pucho en el reborde de aluminio de la mesa. El Sordo pudo mirarlo un poco más. Sin ser muy alto, tenía cierta pinta de bestia. Algún pozo de viruela en la mejilla, sombra de barba, remera de marca desconocida abierta en sus tres botones. Prolijo, pese a todo. Por un momento bastante largo pareció que el tipo no iba a empezar a hablar nunca.
-- Vos te encamaste con mi mujer --soltó de golpe mirándolo, ahora sí, al Sordo.
-- ¿Cómo? --el Sordo adelantó la cabeza con un sobresalto elástico del cuello, como un tero al caminar.
-- Que vos te encamaste con mi mujer.
-- ¿Con tu mujer?
El otro había adelantado el maxilar inferior dejando un orificio circular entre sus labios, por donde el humo del cigarrillo escapaba y le nublaba los ojos. No dijo nada más, y, por el casi imperceptible trepidar de la mesa, era notorio que oscilaba una pierna pivoteando sobre el pie flexionado como si cosiera a máquina.
-- Espera un cachito... Esperá un cachito...--se rascó una ceja el Sordo amagando una sonrisa forzada--. Yo a vos...¿te conozco?
-- Sí, me conocés...
-- Porque, vos acá aparecés... --sobrevoló la información del Sordo-- ... me venís a buscar a la mesa, me presionás para que venga a hablar con vos... Me hacés levantar de la mesa donde...
--Sí me conocés...
--... yo estoy con mis amigos conversando lo más tranquilo y, de rompe y raja, me salís con esto de que...
-- No te hagas el turro que me conocés...
El Sordo paró. Se quedó con la mano izquierda cerrada con la punta de los dedos hacia arriba, interrogante, junto al pecho.
-- ¿Que yo te conozco? ¿De dónde te conozco? A ver si nos volvimos todos locos.
-- Me conocés de la puerta de la escuela Mariano Moreno, de Paraguay al 1200... Vos vas a buscar a tu piba ahí. Y yo también.
-- ¿ Vos también?
-- Sí señor... Y a veces voy yo y a veces va mi jermu. Y vos a veces chamuyás con mi jermu ahí y otras veces ... --el tipo inclinó la cabeza como si quisiera apoyar una oreja en el nerolite de la mesa en tanto golpeaba con el índice--..chamuyás con ella acá, en este mismo boliche.
--¿Acá?
-- Sí señor --el tono del tipo tenía un atisbo de grosería y un siseo remarcado.
-- Y... ¿Quién es tu mujer?
-- No te hagás el boludo que vos sabés muy bien quién es mi mujer.
-- No, mi viejo... --se enojó el Sordo--. No sé quién es tu mujer y tampoco tengo la más puta idea de quién sos vos... Vos me venís con eso de que vas a buscar a tus pibes a la escuela Mariano Moreno y yo también voy de vez en cuando a buscar a mi piba a esa escuela; pero te puedo asegurar que no me acuerdo ni en pedo de vos ni de tu cara ni de un carajo...
-- No levantés la voz, no levantés la voz --pidió el otro, lo que en parte tranquilizó al Sordo. Al parecer, el inquisidor no buscaba un escándalo aunque su tono estaba más cerca de la amenaza que del paternalismo--. Y no te hagas el boludito --al decir "boludito" sacudió hacia ambos costados la cabeza acompañando cada sílaba--. No te hagas el boludito --repitió-- porque la semana pasada yo fuí con mi mujer a buscar los pibes al colegio y vos estabas ahí, y justo estabas al lado nuestro, y estuvimos hablando, así que no me vengas con que no sabés quién mierda es el que tenés sentado enfrente.
El Sordo se tiró hacia atrás en su silla, en parte como asombrado, en parte para alejarse de ese par de ojos que amartillaban el reproche demasiado cerca suyo. Unió las manos en una palmada y se mordió el labio inferior. (ROBERTO FONTANARROSA)


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Mercedes Sosa: La peregrinación (A la huella)




Mercedes Sosa (* San Miguel de Tucumán, Argentina, 9 de julio de 1935 – Buenos Aires, Argentina, 4 de octubre de 2009)2 conocida como La Negra Sosa o La Voz de América, fue una cantante de música folclórica argentina reconocida en América Latina y Europa. Considerada como la principal cantante de Argentina. Fundadora del Movimiento del Nuevo Cancionero y una de las exponentes de la Nueva canción latinoamericana. Incursionó en otros géneros como el tango, el rock y el pop. Se definía a sí misma como «cantora» antes que «cantante», en lo que fue una distinción fundamental de la nueva canción latinoamericana de la que ella fue una de las iniciadoras: «Cantante es el que puede y cantor el que debe» (Facundo Cabral).3 Ese ideal fue expresado por Mercedes Sosa en los títulos de sus álbumes como Canciones con fundamento y Yo no canto por cantar.

Entre las interpretaciones con que se ha destacado en el cancionero latinoamericano se encuentran Canción con todos, Alfonsina y el mar, Gracias a la vida, Como la cigarra, Zamba para no morir, La maza, Todo cambia, Duerme negrito y Calle angosta.4 Entre sus discos se destacaron Canciones con fundamento (1965), Yo no canto por cantar (1966), Mujeres argentinas (1969), Homenaje a Violeta Parra (1971), Cantata sudamericana (1972), Mercedes Sosa interpreta a Atahualpa Yupanqui (1977), Mercedes Sosa en Argentina (1982), Alta fidelidad (1997) y su interpretación de la Misa criolla (2000). Su último trabajo es Cantora, lanzado poco antes de su muerte, un álbum doble donde interpreta 34 canciones a dúo con destacados cantantes iberoamericanos, y cierra con el Himno nacional argentino.

jueves, 15 de diciembre de 2011

frases de Victoria Ocampo

Sólo necesito tu ayuda, tus consejos y tus artículos. Si te negás sería capaz de suicidarme moralmente.

Ayuda

El solo sujeto de que realmente puedo hablar y en nombre del cual me permito hablar con algún derecho de causa soy yo misma.

Hablar

En la cárcel uno tenía la sensación de que tocaba fondo, vivía en la realidad.

Cárcel

Los hombres han hablado enormemente de -la mujer-, pero desde luego y fatalmente a través de sí mismos. A través de la gratitud o de la decepción (...). Se los puede elogiar por muchas cosas, pero nunca por una profunda imparcialidad acerca de este tema.

Mujer

Mi única ambición es llegar a escribir un día más o menos bien, más o menos mal, pero como una mujer.

Escribir

La vida social es un continuado concurso abierto entre los hombres para medir sus aptitudes con ánimo de ser preferidos por la mujer.

Social

El monólogo del hombre no me alivia ni de mis sufrimientos ni de mis pensamientos. ¿Por qué he resignarme a repetirlo?

Hablar

(...) Nacerá una unión, entre el hombre y la mujer, mucho más verdadera, mucho más fuerte, mucho más digna de respeto. La unión magnífica de dos seres iguales que se enriquecerán mutuamente puesto que poseen riquezas distintas.

Pareja

Hay libros cuya belleza formal es tan apretada, tan concluida, tan severa, que nada nuestro puede insertarse en ellos. Su superficie compacta y lisa no nos ofrece resquicio alguno. Nos queda sólo la posibilidad de aquiescencia o de rechazo.

Libros

(...) Te escribo como siempre para quejarme y decirte que la vida es estúpida, el mundo injusto, el destino siego, la sociedad idiota, y nada más... tengo casi todo lo que se puede tener; una cosa me molesta: la inteligencia.

Queja

Lo que desde ya sabemos afirmar de América es que estamos enamorados extrañamente de ella. Y ese amor, como todo gran amor, es una prueba. Prueba que arroja sobre nuestras incapacidades e imperfecciones una luz resplandeciente y cruel.

América

Creo que, desde hace siglos, toda conversación entre el hombre y la mujer, (…) empieza por un no me interrumpas de parte del hombre. Hasta ahora el monólogo parece haber sido la manera predilecta de expresión adoptada por él (La conversación entre hombres no es sino una forma dialogada de este monólogo). Se diría que el hombre no siente o siente muy débilmente la necesidad de intercambio que es la conversación con ese otro ser semejante y sin embargo distinto a él: la mujer.

Necesidad


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lunes, 12 de diciembre de 2011

Carta a la pedagoga María de Maeztu:

"Lo paso muy bien en Londres. Los Huxley son muy afectuosos conmigo y gracias a ellos he conocido a Virginia Woolf -a quien me interesaba mucho conocer- y a Wells. Wells un poco decrépito ya... (que no me oiga). Me resultan más divertidos sus libros que su... cuerpo presente. Virginia, una inglesa extraordinaria! ¡Más novelesca que sus novelas! Y para quien el mundo real no existe. Fantástica mujer. ¡Pelo blanco, cara muy delgada y belleza conmovedora en medio de su frialdad glacial, como diría la bestia de Grau! ¡Pobre! Me ha preguntado hasta el infinito sobre mi vida, mi país, mi infancia etc., etc., todo con una pasión y una curiosidad totalmente impersonales. Como si yo fuera una cosa y no un ser viviente. Pero se lo perdono. También me divierte y me inspira una curiosidad que no es cruel, sino infinitamente más directa y humana. Me quedo en Londres por ella más de lo que pensaba. Me fascina porque tiene todo lo que yo no tengo y porque tengo todo lo que ella no tiene . Y creo que la fascino por la misma causa. Y luego es tan extraña, tan wrapped up [ensimismada] en su mundo imaginario donde juego el papel de una inmensa mariposa dorada "sudamericana" -es decir, exótica- revoloteando a su alrededor, haciéndola soñar con un país que no quiere conocer sino en la forma en que se lo relata a sí misma... (no me lo ha dicho así, pero así lo siento). Las mujeres de talento me interesan, María, más que los hombres. Los hombres me interesan por otras razones... ¡Pero las mujeres! Quisiera desmontarlas pieza por pieza para no dejar escapar nada. Pero Virginia vive en la luna. No sé cómo hacer para aterrizarla. Y acaso esto sea inútil y hay que aceptarla como es, en la luna." Victoria Ocampo. Boletín de LibrosEnRed Nº 84 25 de enero de 2008


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viernes, 9 de diciembre de 2011

La mujer y su expresión (fragmento)

" Creo que, desde hace siglos, toda conversación entre el hombre y la mujer. empieza por un "no me interrumpas" de parte del hombre. Hasta ahora el monólogo parece haber sido la manera predilecta de expresión adoptada por él. Durante siglos, habiéndose dado cuenta cabal de que la razón del más fuerte es siempre la mejor (por más que no debiera serlo), la mujer se ha resignado a repetir, por lo común, migajas del monólogo masculino disimulando a veces entre ellas algo de su cosecha. Pero a pesar de sus cualidades de perro fiel que busca refugio a los pies del amo que la castiga, ha acabado por encontrar cansadora e inútil la faena. Luchando contra esas cualidades que el hombre ha interpretado a menudo como signos de una naturaleza inferior a la suya, o que ha respetado porque ayudaban a hacer de la mujer una estatua que se coloca en un nicho para que se quede ahí "sage comme une image"; luchando, digo, contra esa inclinación que la lleva a ofrecerse en holocausto, se ha atrevido a decirse con firmeza desconocida hasta ahora: "El monólogo del hombre no me alivia ni de mis sufrimientos, ni de mis pensamientos. ¿Por qué he de resignarme a repetirlo? Tengo otra cosa que expresar. Otros sentimientos, otros dolores han destrozado mi vida, otras alegrías la han iluminado desde hace siglos. " Victoria Ocampo


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jueves, 8 de diciembre de 2011

Luis Aguilé en el recuerdo...




Luis María Aguilera Picca (* Buenos Aires, Argentina, 24 de febrero de 1936 - † Madrid, España, 10 de octubre de 2009), conocido artísticamente como Luis Aguilé, fue un cantante y autor de música pop. Activo desde los años cincuenta, y siendo ya famoso en toda Hispanoamérica, se estableció en 1963 en España.

Grabó más de 800 canciones, la mitad de ellas de su autoría, y algunas se han convertido en estándares de la música popular en español, como Cuando salí de Cuba, quizá su canción más conocida, grabada por muchos otros artistas. También compuso canciones para niños y publicó varios libros.

martes, 6 de diciembre de 2011

“Invenciones del recuerdo”,

Esta noche, mientras dormía, has venido a leer mis libros. No has encendido la luz, no te has sentado en el sofá, no te has quitado los guantes, no has hecho ruido al pasar las palabras. Pero tu mirada se ha quedado adherida a las páginas como la marca casi imperceptible del pintalabios en una copa de cristal de bohemia. Y así, noche tras noche, mi biblioteca y yo vamos perdiendo la sangre de la memoria, sin que ningún médico pueda diagnosticar la causa. Silvina Ocampo


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jueves, 1 de diciembre de 2011

“El Ramo”

“Era tarde y la luz de las barrancas
hasta el río bajaba atentamente.
De aquel ramo te di sólo un jazmín.
[…] Te regalé el jazmín pero rodeada
estabas ese día de jazmines:
uno en tu broche, otro dentro de un guante,
montones en tu mesa de trabajo,
miles y miles rodeaban tu casa.
[…] No conocías las vicisitudes
del jazmín de ese ramo malogrado
que a su virtud agregó mi sentimiento.
Yo no te conté nada. Sabías todo.
Reinabas sobre el mundo más adverso
como si no te hubiera lastimado.
Nos une siempre la naturaleza:
el árbol una flor las tardes las barrancas
misterios que no rompen la armonía.
¿Lo habrá sabido aquel esquivo ramo
de color de mar de mármol y de rosa
color de sol de verde y de naranja?
Andará en busca de su integridad
en busca de esa tarde con nosotros,
pobres nosotros, sin nosotros mismos
en los actuales días, bajo el sol
bajo la luna, en la orilla del mar
con músicas que ya no puedo oír
sin dedicarte lágrimas Victoria
cada una con nombres diferentes
como las cuentas de un collar sin fin”.
Silvina Ocampo.

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