martes, 27 de diciembre de 2011

Fito Páez



Rodolfo Fito Páez nació en Rosario el 13 de marzo de 1963 y formó Staff, su primera banda, cuando tenía 13 años. Ya en 1977 tocaba en El Banquete, junto a Rubén Goldín y Jorge Llonch. A partir del año siguiente se presentó como solista en varios pubs locales. Cuando Juan Carlos Baglietto formó su banda, lo incluyó como tecladista y como arreglador, junto a Goldín, quien también tocaba la guitarra. En esa banda militaban Silvina Garré y Sergio Sáenz. Para fines de 1983 ya cantaba "Del '63" solo con su piano, en medio del show de Baglietto.

Durante una presentación con Baglietto en el teatro Coliseo (4/12/82), Charly García fue hasta el camarín para saludarlo. El apenas tenía 19 años y la plata que sacaba le daba para pagar algunas deudas. Al poco tiempo, Daniel Grinbank, por aquél entonces mánager de García, lo llamó a su oficina: comenzaría a ensayar para la gira nacional de "Clics Modernos", junto a GIT y Fabiana Cantilo. Tocaría los teclados en lugar de Andrés Calamaro, que se unía a Los Abuelos de la Nada y participaría en los discos "Clics Modernos" (1983) y "Piano Bar" (1984).

Tras ese empujón artístico, preparó su primer disco solista, "Del '63" (1984). Lo presentó primero en Rosario y luego en Buenos Aires, acompañado por Daniel Wirtz en batería, Fabián Gallardo en guitarra, teclados y voz, Tweety González en teclados y Paul Dorge en bajo, más los invitados especiales: Fabi Cantilo, Rubén Goldín y Miguel Zavaleta. Al tiempo, Llonch retornaría al bajo.

Ya por entonces consagrado como uno de los compositores más importantes (Luca Prodán lo definió como "el hijo de Charly García y Nito Mestre"), se presentó junto a Baglietto en Obras, el 7 y 8 de junio de 1985, para presentarse nuevamente ante el público porteño con su nuevo disco, "Giros".

Con Luis Alberto Spinetta tuvo un encuentro fortuito, similar al que lo unió a García. «Esta es la mejor música que se está haciendo hoy», comentó el Flaco tras escuchar un demo de lo que sería el segundo álbum. Juntos grabaron "La la la" (1986) y realizaron una desordenada gira que los llevó hasta Santiago de Chile. Ese año participó de los festejos por los Mil Días en Democracia, organizados por el gobierno de Santa Fe en el Monumento a la Bandera. Allí se presentó con Spinetta como invitado, en un espectáculo que también reunió a Juan Carlos Baglietto, Silvina Garré y Antonio Tarragó Ros.

"El peor crimen que puede cometer un intelectual es el engaño a través del cual obtiene dinero", declaró al presentar "Ciudad de Pobres Corazones" (1987), compuesto en memoria de su tía y su abuela, asesinadas en Rosario. Este álbum, elegido como el Mejor del Año para el Suplemento Sí, marca una clara diferenciación con el período anterior, más rítmico. Su escepticismo se plasma en las composiciones dark y en sus declaraciones: "para quien piensa que la música sirve para algo, la gira de Amnesty es lo mejor que le puede pasar. Yo no creo que el arte sirva para nada". Si en su primera etapa cantaba "quién dijo que todo está perdido / yo vengo a ofrecer mi corazón", ahora sentencia: "en esta puta ciudad / todo se quema y se va / matan a pobres corazones".

En diciembre de 1987 se presentó como telonero de Sting, en el estadio de River Plate. Todavía furioso e ireverente, declaró: «¡A los 40 años se da cuenta de que están torturando gente en el mundo! ¿Quién de nosotros puede permitirse esa misma ingenuidad? Lo que es crítico es el fenómeno en los medios: lo muestran a Sting como si fuera el Santo Redentor» (H.Vargas, pág 106).

"Ey!" (1988), su siguiente disco, se grabó en Nueva York y La Habana, mientras participaba del Festival de Varadero junto a Baglietto. Este es el primer disco producido por el propio Fito y fue registrado con su nueva banda: Guillermo Vadalá en bajo, Guillermo Colombres en batería, Osvaldo Fattoruso en percusión, trompetistas y saxofonistas del grupo Afrocuba (que por entonces acompañaba a Silvio Rodriguez) y una serie de guitarristas invitados: Fabián Gallardo, Ulises Butrón, Ricardo Mollo y Gabriel Carámbula.

«"Ey!" aparece en un momento de transición. Luego de una temporada en el infierno que lo llevó a su expresión musical más salvaje, contrapuesto al sitial de romántica lucidez en el que muchos pretendían congelarlo por su producción anterior, Páez lanza este trabajo sobre el final de una etapa, antes quecomo testimonio de un nuevo punto de partida (...)"Ey!" parece un conglomerado de influencias y estilos que muestran no a uno, sino a varios Fito Páez posibles. Una gama de posibilidades en que pueden advertirse, sin dudas, facetas más logradas e interesantes que otras» (G.Allerand, citado en H.Vargas, pág 119).

"Tercer mundo" (1990) es una especie de película sobre el continente americano y sus países. «El disco refleja lo que ví en mis viajes por América Latina: las fiestas paganas, los curas mezclados con los terroristas, las prostitutas tratando de quitarles el dinero a los norteamericanos. Me dije: aquí abajo hay un mundo muy fuerte. Quise reflejar eso», explicó Fito (H.Vargas, pág 131). Los temas más importantes son "Carabelas nada", "Yo te amé en Nicaragua", "El chico de la tapa" y "Tercer Mundo", definida grandilocuentemente como «el equivalente rockero de "Cambalache"». Con nueva banda, este trabajo fue presentado en el teatro Gran Rex los días 14 y 15 de diciembre. Los músicos eran Gallardo en teclados, guitarra y coros, Guillermo Vadalá en bajo, Daniel Colombres en batería, Ricardo Verdirame en guitarra, Mario Maselli en teclados y Celsa Mel Gowland en coros. Entre los invitados especiales (tanto al disco como a su presentación) figuran Mercedes Sosa, Luis Alberto Spinetta, Liliana Herrero, Fabiana Cantilo e Illya Kuryaki & The Valderramas.

El siguiente álbum sería el que mayor éxito y dinero le traería: "El amor después del amor" (1992). "Nadie puede y nadie debe vivir sin amor" es el estribillo que caracteriza a este trabajo, criticado por su superficialidad y "falto de compromiso". Sin embargo, el éxito comercial lo llevó a ser el disco más vendido de la historia del rock nacional (600.000 copias) con hits como el tema homónimo, "La rueda mágica", "Dos días en la vida" y "A rodar mi vida". Fue presentado primero en Rosario, en el estadio cubierto de Newell's Old Boys, luego en once shows en el teatro Gran Rex de la Capital y, finalmente, por todo el país en La Rueda Mágica Tour '93, que culminó en Velez, los días 24 y 25 de abril, ante 40.000 espectadores cada noche. En diciembre de ese año repitió su presentación en Velez, a beneficio de UNICEF Argentina: donó 420 mil dólares.

Páez se quedó con todos las encuestas de popularidad: Mejor Solista, Mejor Disco ("El amor..."), Mejor Tema y Mejor Video

("Tumbas de la gloria") y perdió solamente en Mejor Show, superado por el retorno de Seru Giran en River. Ya para mediados de 1994, "El amor después del amor" había alcanzado las 650.000 copias vendidas.

El éxito también lo acompañó en Cuba y fue el primer extranjero en permitírsele su presentación en la Plaza de la Revolución de La Habana, ante 40.000 espectadores y con transmisión en directo para el resto de la isla. Luego, acompañado por Silvio Rodríguez, fue a visitar a Fidel a la Residencia. Su presentación en el Festival de Montreux (Suiza).

Con la presión de igualar el éxito anterior, Fito volvió al estudio para grabar "Circo Beat" (1994), pero las expectativas (artísticamente hablando) quedaron muy grandes para este trabajo. Sin embargo, un par de temas contaron con amplia difusión en las radios: "Mariposa Tecknicolor" y "Tema de Piluso", en homenaje al cómico rosarino Alberto Olmedo. También editó "Circo Beat Brasil", con tres bonus tracks en portugués: "Mariposa Technicolor" (a dúo con Caetano Veloso), "She's mine" (con Djavan) y "Nas luzes de Rosario" (o "Tema de Piluso", con Herbert Vianna, de los Paralamas). En total, esta placa vendió 350.000 copias, lo que lo convirtieron en el segundo álbum más exitoso del '95.

Se presentó también en las Francofolies, el desembarco del "nuevo rock francés" en Obras, con Sinclair, FFF y No One is Innocent, más el aporte local de Todos Tus Muertos y Los Fabulosos Cadillacs.

En 1995 presentó oficialmente el material en 20 shows en el Teatro Opera y cerró el año en un estadio de River sorprendentemente semivacío (apenas convocó a 25.000 espectadores). Lo acompañaron Pomo (batería), Gabriel Carámbula (guitarra), Gringui Herrera (guitarra), Guillermo Vadalá (bajo), Alina Gandini (teclados), Laura Vázquez (teclados) y Nicolás Cotta (percusión). También participaron Andrés Calamaro, Ariel Rot, Liliana Herrero y Fabiana Cantilo como músicos invitados. Las presentaciones de "Circo Beat" tuvieron su última fecha en un show al aire libre y con entrada gratuita, que convocó a cerca de 50.000 personas en los bosques de Palermo.

La cadena MTV le propuso en 1996 grabar un unplugged, pero ante el no acuerdo económico, Fito grabó una recopilación acústica en sociedad con Telefé, bautizada "Euforia". Se trata del primer disco en vivo del rosarino, con varios hits y tres inéditos: "Dar es dar", "Cadáver exquisito" y "Tus regalos deberían de llegar".

En septiembre de ese año protagonizó un hecho histórico: la primera vez que un rockero se presentaba en el prestigioso Teatro Colón de Buenos Aires. Tocó alguno de sus clásicos, canciones del folklore, unos tangos y homenajeó a Spinetta y a Charly, con sendos covers.

En 1998 editó "Enemigos íntimos", un muy promocionado álbum junto al español Joaquín Sabina, cuyo título sería premonitorio sobre la relación del dúo: terminaron cancelando una gira con más de 60 fechas por América y España con una poesía de despedida firmada por el español: «Urge cortar por lo sano, con la gira del verano, y el kilombo del video. El rol del patito feo, no me va te lo aseguro, y menos el de hombre duro, que a tí te cuesta tan poco».

En el '99 se edita "Abre", un material fuerte con temas extensos, producido por Phil Ramone, en el cual el aspecto vocal se impone en primer plano.

"Rey Sol" (2000) fue dedicado a su hijo Martín. Éste álbum tuvo su cuota polémica con el corte "El diablo de tu corazón", cuyo videoclip fue dirigido por Eddie Flehner. Pero pese a eso, no fue demasiado aceptado.

Dejando de lado momentáneamente su faceta de músico, Páez dirigió durante el 2001 la película "Vidas privadas", protagonizada por su mujer de entonces, Cecilia Roth, junto a Gael García Bernal, Lito Cruz y Héctor Alterio. El film, con guión del propio Páez, fue estrenado el 25 de abril del 2002, y Fito presentó su trabajo en varios festivales internacionales. La crítica no lo acompañó, y el músico/cineasta se enojó con los medios especializados.

El 2003 lo encontró en un aspecto mucho más rockero, como hacía tiempo no se lo veía. "Naturaleza sangre" incluyó como invitados a García, Spinetta y Rita Lee, y el material fue editado también en formato DVD.

"Mi vida con ellas 1" y "2" no deja de ser una recopilación en vivo, pero tiene el mérito de no caer necesariamente en los hits más clásicos de su carrera. Fue grabado en diferentes ciudades de América.

Bajo la dirección de Gerardo Gandini y acompañado por una orquesta de nueve cuerdas, encaró otro disco de versiones, "Moda y pueblo", con el agregado que también incluyó composiciones ajenas de por ejemplo, Charly García y Spinetta.

"El mundo cabe en una canción" (2006) fue editado luego de terminar de rodar su segundo film, "De quién es el portaligas". Producido por el propio Fito, el disco fue grabado en Circo Beat, junto a Guillermo Vadalá (bajo), Gabriel Carámbula (guitarras), Coki Debernardi (guitarras), Gonzalo Aloras (guitarras y voz), Pete Thomas (batería y percusión) y Vandera (coros). Además, participaron Claudio Cardone, Ana Alvarez de Toledo, Claudia Puyó, Nigel Walker, Fena Dellamaggiora y Bolsa González. Con este trabajo, ganó un Latin Grammy en la categoría Mejor álbum de Rock Vocal.

"Rodolfo", editado en agosto de 2007, representa un cambio musical en la carrera de Fito, ya que lo grabó acompañado solamente por su piano. Al año siguiente, registró en vivo "No sé si es Baires o Madrid", con varios invitados como Joaquín Sabina (previa reconciliación), Pablo Milanés y Ariel Rot, entre otros.

Con "Confiá" (2010) fue presentado en Rosario, en el Luna Park de Buenos Aires y luego por Europa, "Tiempo al tiempo" como caballito de batalla.
http://www.rock.com.ar/artistas/fito-paez

lunes, 26 de diciembre de 2011

Hojas de ruta
Seguramente hay un rumbo posiblemente y de muchas maneras personal y único.
Posiblemente haya un rumbo seguramente y de muchas maneras el mismo para todos.
Hay un rumbo seguro y de alguna manera posible.
De manera que habrá que encontrar ese rumbo y empezar a recorrerlo. Y posiblemente habrá que arrancar solo y sorprenderse al encontrarlo, más adelante en el camino, a todos los que seguramente van en la misma dirección.
Este rumbo último, solitario, personal y definitivo, sería bueno no olvidarlo, es nuestro puente hacia los demás, el único punto de conexión que nos une irremediablemente al mundo de lo que es.
Llamemos al destino final como cada uno quiera: felicidad, autorrealización, elevación, iluminación, darse cuenta, paz, éxito, cima o simplemente final ... lo mismo da. Todos sabemos que arriba con bien allí es nuestro desafío.
Habrá quienes se pierdan en el trayecto y se condene a llegar un poco más tarde, y habrá también quienes encuentren un atajo y se transformen en expertos guías para los demás.
Algunos de estos guías me han enseñado que hay muchas formas de llegar, infinitos accesos, miles de maneras, decenas de rutas que nos llevan por el mundo correcto. Caminos que transitaremos uno por uno. Sin embargo, hay algunos caminos que forman parte de todas las rutas trazadas.
Caminos que no se pueden esquivar.
Caminos que habrá que recorrer si uno pretende seguir.
Caminos donde aprenderemos lo que es imprescindible saber para acceder al último tramo.
Para mÍ, estos caminos inevitables son cuatro:
El primero, el camino de aceptación definitiva de la responsabilidad sobre la propia vida, que yo llamo
El camino de la Autodependencia.
El segundo, el camino del descubrimiento del otro, del amor y del sexo que llamo, El camino del Encuentro.
El tercero, el camino de las pérdidas y de los duelos, que llamo
El camino de las Lágrimas
El cuarto y último, el camino de la completud y de la búsqueda del sentido, que llamo El camino de la Felicidad
A lo largo de mi propio viaje ha vivido consultando apuntes que otros dejaron de sus viajes, y he usado parte de mi tiempo en trazar mis propios mapas de recorrido.Mis mapas de estos cuatro caminos se constituyeron en estos años en hojas de ruta que me ayudaron a retomar el rumbo cada vez que me perdía.
Quizás estas Hojas de ruta puedan servir a algunos de los que, como yo, suelen perder el rumbo, quizás, también, a aquellos que sean capaces de encontrar atajos. De todas maneras, el mapa nunca es el territorio y habrá que ir corrigiendo el recorrido cada vez que nuestra propia experiencia encuentre un error del cartógrafo.
Sólo así llegaremos a la cima.
Ojalá nos encontremos allí.
Querrá decir que ustedes han llegado.
Querrá decir que lo conseguí también yo ... Jorge Bucay



Photobucket

viernes, 23 de diciembre de 2011

La Adoración de los reyes Magos

Hace buen rato que el pequeño sordomudo anda con sus trapos y su plumero entre las maderas del órgano: A sus pies, la nave de la iglesia de San Juan Bautista yace en penumbra. La luz del alba -el alba del día de los Reyes- titubea en las ventanas y luego, lentamente, amorosamente, comienza a bruñir el oro de los altares.
Cristóbal lustra las vetas del gran facistol y alinea con trabajo los libros de coro casi tan voluminosos como él. Detrás está el tapiz, pero Cristóbal prefiere no mirarlo hoy.
De tantas cosas bellas y curiosas como exhibe el templo, ninguna le atrae y seduce como el tapiz de La Adoración de los Reyes; ni siquiera el Nazareno misterioso, ni el San Francisco de Asís de alas de plata, ni el Cristo que el Virrey Ceballos trajo de Colonia del Sacramento y que el Viernes Santo dobla la cabeza, cuando el sacristán tira de un cordel.
El enorme lienzo cubre la ventana que abre sobre la calle de Potosí, y se extiende detrás del órgano al que protege del sol y de la lluvia. Cuando sopla viento y el aire se cuela por los intersticios, muévense las altas figuras que rodean al Niño Dios.
Cristóbal las ha visto moverse en el claroscuro verdoso. Y hoy no osa mirarlas.
Pronto hará tres años que el tapiz ocupa ese lugar. Lo colgaron allí, entre el arrobado aspaviento de las capuchinas, cuando lo obsequió don Pedro Pablo Vidal, el canónigo, quien lo adquirió en pública almoneda por dieciséis onzas peluconas. Tiene el paño una historia romántica. Se sabe que uno de los corsarios argentinos que hostigaban a las embarcaciones españolas en aguas de Cádiz, lo tomó como presa bélica con el cargamento de una goleta adversaria. El señor Fernando VII enviaba el tapiz, tejido según un cartón de Rubens, a su gobernador de Filipinas, testimoniándole el real aprecio. Quiso el destino singular que en vez de adornar el palacio de Manila viniera a Buenos Aires, al templo de las monjas de Santa Clara.
El sordomudo, que es apenas un adolescente, se inclina en el barandal. Allá abajo, en el altar mayor, afánanse los monaguillos encendiendo las velas. Hay mucho viento en la calle. Es el viento quemante del verano, el de la abrasada llanura. Se revuelve en el ángulo de Potosí y Las Piedras y enloquece las mantillas de les devotas. Mañana no descansarán los aguateros, y las lavanderas descubrirán espejismos de incendio en el río cruel. Cristóbal no puede oír el rezongo de las ráfagas a lo largo de la nave, pero siente su tibieza en la cara y en las manos, como el aliento de un animal. No quiere darse vuelta porque el tapiz se estará moviendo y alrededor del Niño se agitarán los turbantes y las plumas de los séquitos orientales.
Ya empezó la primera misa. El capellán abre los brazos y relampaguea la casulla hecha con el traje de una Virreina. Asciende hacia las bóvedas la fragancia del incienso.
Cristóbal entrecierra los ojos. Ora sin despegar los labios. Pero a poco se yergue, porque él, que nada oye, acaba de oír un rumor a sus espaldas. Sí, un rumor, un rumor levísimo, algo que podría compararse con una ondulación ligera producida en el agua de un pozo profundo, inmóvil hace años. El sordomudo está de pie y tiembla. Aguza sus sentidos torpes, desesperadamente, para captar ese balbucir. Y abajo el sacerdote se doblega sobre el Evangelio, en el esplendor de la seda y de los hilos dorados, y lee el relato de la Epifanía.
Son unas voces, unos cuchicheos, desatados a sus espaldas. Cristóbal ni oye ni habla desde que la enfermedad le dejó así, aislado, cinco años ha. Le parece que una brisa trémula se le ha entrado por la boca y por el caracol del oído y va despertando viejas imágenes dormidas en su interior.
Se ha aferrado a los balaústres, el plumero en la diestra. A infinita distancia, el oficiante refiere la sorpresa de Herodes ante la llegada de los magos que guiaba la estrella divina.
- Et apertis thesaurus suis -canturrea el capellán- obtulerunt ei munera, aurum, thus et myrrham.
Una presión física más fuerte que su resistencia obliga al muchacho a girar sobre los talones y a enfrentarse con el gran tapiz.
Entonces en el paño se alza el Rey mago que besaba los pies del Salvador y se hace a un lado, arrastrando el oleaje del manto de armiño. Le suceden en la adoración los otros Príncipes, el del bello manto rojo que sostiene un paje caudatario, el Rey negro ataviado de azul. Oscilan las picas y las partesanas. Hiere la luz a los yelmos mitológicos entre el armonioso caracolear de los caballos marciales. Poco a poco el séquito se distribuye detrás de la Virgen María, allí donde la mula, el buey y el perro se acurrucan en medio de los arneses y las cestas de mimbre. Y Cristóbal está de hinojos escuchando esas voces delgadas que son como subterránea música.
Delante del Niño a quien los brazos maternos presentan, hay ahora un ancho espacio desnudo. Pero otras figuras avanzan por la izquierda, desde el horizonte donde se arremolina el polvo de las caravanas y cuando se aproximan se ve que son hombres del pueblo, sencillos, y que visten a usanza remota. Alguno trae una aguja en la mano; otro, un pequeño telar; éste lanas y sedas multicolores; aquél desenrosca un dibujo en el cual está el mismo paño de Bruselas diseñado prolijamente bajo una red de cuadriculadas divisiones. Caen de rodillas y brindan su trabajo de artesanos al Niño Jesús. Y luego se ubican entre la comitiva de los magos, mezcladas las ropas dispares, confundidas las armas con los instrumentos de las manufacturas flamencas.
Una vez más queda desierto el espacio frente a la Santa Familia. En el altar, el sacerdote reza el segundo Evangelio.
Y cuando Cristóbal supone que ya nada puede acontecer, que está colmado su estupor, un personaje aparece delante del establo. Es un hombre muy hermoso, muy viril, de barba rubia. Lleva un magnífico traje negro, sobre el cual fulguran el blancor del cuello de encajes y el metal de la espada. Se quita el sombrero de alas majestuosas, hace una reverencia y de hinojos adora a Dios. Cabrillea el terciopelo, evocador de festines, de vasos de cristal, de orfebrerías, de terrazas de mármol rosado. Junto a la mirra y los cofres, Rubens deja un pincel. Las voces apagadas, indecisas, crecen en coro. Cristóbal se esfuerza por comprenderlas, mientras todo ese mundo milagroso vibra y espejea en tomo del Niño.
Entonces la Madre se vuelve hacia el azorado mozuelo y hace un imperceptible ademán, como invitándolo a sumarse a quienes rinden culto al que nació en Belén.
Cristóbal escala con mil penurias el labrado facistol, pues el Niño está muy alto. Palpa, entre sus dedos, los dedos aristocráticos del gran señor que fue el último en llegar y que le ayuda a izarse para que pose los labios en los pies de Jesús. Como no tiene otra ofrenda, vacila y coloca su plumerillo al lado del pincel y de los tesoros.
Y cuando, de un salto peligroso, el sordomudo desciende a su apostadero de barandal, los murmullos cesan, como si el mundo hubiera muerto súbitamente. El tapiz del corsario ha recobrado su primitiva traza. Apenas ondulan sus pliegues acuáticos cuando el aire lo sacude con tenue estremecimiento.
Cristóbal recoge el plumero y los trapos. Se acaricia las yemas y la boca. Quisiera contar lo que ha visto y oído, pero no le obedece la lengua. Ha regresado a su amurallada soledad donde el asombro se levanta como una lámpara deslumbrante que transforma todo, para siempre. Manuel Mujica Láinez


Photobucket

miércoles, 21 de diciembre de 2011

EL SORDO


El tipo apareció de improviso, ante la indiferencia general, por detrás de la columna. Se inclinó por sobre el hombro del Sordo, lo tocó en un brazo y le dijo "Quiero hablar con vos". El sordo levantó la vista, lo miró con el ceño fruncido como si no lo conociera, pegó una hojeada sobre los otros componentes de la mesa y amagó una evasiva.
-Vamos allá -dijo el otro, señalando las mesas del fondo. El Sordo se puso de pie, serio. Casi ninguno, ni Pochi, ni Roger, ni Gustavo, se habían percatado de la situación.
-- Pagale al hombre, che --dijo en voz alta, Ricardo, el único que había caído en la cuenta.
-- ¿ Siempre lo mismo, Sordo? --se anotó el Zorro, zumbón--. No lo cagués al muchacho.
Pero el tipo, muy serio, ya se alejaba hacia el fondo. Ahora sí, los demás hicieron un instante de silencio, prestándole una mínima atención al suceso.
-- Parece que viene pesada la cosa --se rió el Zorro.
-- ¿ Y no lo escuchaste al punto? --preguntó Ricardo-- "Quiero hablar con vos" le dijo. Nada de "¿Podría hablar un momentito con vos?" o "¿ Tendrías un minuto para atenderme?". Nada. "Quiero hablar con vos" y a la lona.
-- Será cana.
-- Es un novio que se levantó el Sordo en las vacaciones --dijo Pochi.
-- Se habrá puesto celoso el quía --supuso el Zorro.
-- Lo ve con tantos machos.
-- ¿Dónde "machos"? --se hizo el boludo, Guillermo. Y sin transición alguna volvieron al tema de las bailantas y de las tres negras que había traído el Flaco Campana del Brasil para bailar en los pueblos. "No le queda guita pero coge al costo" justificaba el Pochi.
El tipo se había sentado enfrete del Sordo y se quedó mirando hacia el lado del mostrador, los ojos entrecerrados, rebuscando algo con la lengua entre los dientes, tomada la mano que sostenía el pucho en el reborde de aluminio de la mesa. El Sordo pudo mirarlo un poco más. Sin ser muy alto, tenía cierta pinta de bestia. Algún pozo de viruela en la mejilla, sombra de barba, remera de marca desconocida abierta en sus tres botones. Prolijo, pese a todo. Por un momento bastante largo pareció que el tipo no iba a empezar a hablar nunca.
-- Vos te encamaste con mi mujer --soltó de golpe mirándolo, ahora sí, al Sordo.
-- ¿Cómo? --el Sordo adelantó la cabeza con un sobresalto elástico del cuello, como un tero al caminar.
-- Que vos te encamaste con mi mujer.
-- ¿Con tu mujer?
El otro había adelantado el maxilar inferior dejando un orificio circular entre sus labios, por donde el humo del cigarrillo escapaba y le nublaba los ojos. No dijo nada más, y, por el casi imperceptible trepidar de la mesa, era notorio que oscilaba una pierna pivoteando sobre el pie flexionado como si cosiera a máquina.
-- Espera un cachito... Esperá un cachito...--se rascó una ceja el Sordo amagando una sonrisa forzada--. Yo a vos...¿te conozco?
-- Sí, me conocés...
-- Porque, vos acá aparecés... --sobrevoló la información del Sordo-- ... me venís a buscar a la mesa, me presionás para que venga a hablar con vos... Me hacés levantar de la mesa donde...
--Sí me conocés...
--... yo estoy con mis amigos conversando lo más tranquilo y, de rompe y raja, me salís con esto de que...
-- No te hagas el turro que me conocés...
El Sordo paró. Se quedó con la mano izquierda cerrada con la punta de los dedos hacia arriba, interrogante, junto al pecho.
-- ¿Que yo te conozco? ¿De dónde te conozco? A ver si nos volvimos todos locos.
-- Me conocés de la puerta de la escuela Mariano Moreno, de Paraguay al 1200... Vos vas a buscar a tu piba ahí. Y yo también.
-- ¿ Vos también?
-- Sí señor... Y a veces voy yo y a veces va mi jermu. Y vos a veces chamuyás con mi jermu ahí y otras veces ... --el tipo inclinó la cabeza como si quisiera apoyar una oreja en el nerolite de la mesa en tanto golpeaba con el índice--..chamuyás con ella acá, en este mismo boliche.
--¿Acá?
-- Sí señor --el tono del tipo tenía un atisbo de grosería y un siseo remarcado.
-- Y... ¿Quién es tu mujer?
-- No te hagás el boludo que vos sabés muy bien quién es mi mujer.
-- No, mi viejo... --se enojó el Sordo--. No sé quién es tu mujer y tampoco tengo la más puta idea de quién sos vos... Vos me venís con eso de que vas a buscar a tus pibes a la escuela Mariano Moreno y yo también voy de vez en cuando a buscar a mi piba a esa escuela; pero te puedo asegurar que no me acuerdo ni en pedo de vos ni de tu cara ni de un carajo...
-- No levantés la voz, no levantés la voz --pidió el otro, lo que en parte tranquilizó al Sordo. Al parecer, el inquisidor no buscaba un escándalo aunque su tono estaba más cerca de la amenaza que del paternalismo--. Y no te hagas el boludito --al decir "boludito" sacudió hacia ambos costados la cabeza acompañando cada sílaba--. No te hagas el boludito --repitió-- porque la semana pasada yo fuí con mi mujer a buscar los pibes al colegio y vos estabas ahí, y justo estabas al lado nuestro, y estuvimos hablando, así que no me vengas con que no sabés quién mierda es el que tenés sentado enfrente.
El Sordo se tiró hacia atrás en su silla, en parte como asombrado, en parte para alejarse de ese par de ojos que amartillaban el reproche demasiado cerca suyo. Unió las manos en una palmada y se mordió el labio inferior. (ROBERTO FONTANARROSA)


Photobucket

Mercedes Sosa: La peregrinación (A la huella)




Mercedes Sosa (* San Miguel de Tucumán, Argentina, 9 de julio de 1935 – Buenos Aires, Argentina, 4 de octubre de 2009)2 conocida como La Negra Sosa o La Voz de América, fue una cantante de música folclórica argentina reconocida en América Latina y Europa. Considerada como la principal cantante de Argentina. Fundadora del Movimiento del Nuevo Cancionero y una de las exponentes de la Nueva canción latinoamericana. Incursionó en otros géneros como el tango, el rock y el pop. Se definía a sí misma como «cantora» antes que «cantante», en lo que fue una distinción fundamental de la nueva canción latinoamericana de la que ella fue una de las iniciadoras: «Cantante es el que puede y cantor el que debe» (Facundo Cabral).3 Ese ideal fue expresado por Mercedes Sosa en los títulos de sus álbumes como Canciones con fundamento y Yo no canto por cantar.

Entre las interpretaciones con que se ha destacado en el cancionero latinoamericano se encuentran Canción con todos, Alfonsina y el mar, Gracias a la vida, Como la cigarra, Zamba para no morir, La maza, Todo cambia, Duerme negrito y Calle angosta.4 Entre sus discos se destacaron Canciones con fundamento (1965), Yo no canto por cantar (1966), Mujeres argentinas (1969), Homenaje a Violeta Parra (1971), Cantata sudamericana (1972), Mercedes Sosa interpreta a Atahualpa Yupanqui (1977), Mercedes Sosa en Argentina (1982), Alta fidelidad (1997) y su interpretación de la Misa criolla (2000). Su último trabajo es Cantora, lanzado poco antes de su muerte, un álbum doble donde interpreta 34 canciones a dúo con destacados cantantes iberoamericanos, y cierra con el Himno nacional argentino.

jueves, 15 de diciembre de 2011

frases de Victoria Ocampo

Sólo necesito tu ayuda, tus consejos y tus artículos. Si te negás sería capaz de suicidarme moralmente.

Ayuda

El solo sujeto de que realmente puedo hablar y en nombre del cual me permito hablar con algún derecho de causa soy yo misma.

Hablar

En la cárcel uno tenía la sensación de que tocaba fondo, vivía en la realidad.

Cárcel

Los hombres han hablado enormemente de -la mujer-, pero desde luego y fatalmente a través de sí mismos. A través de la gratitud o de la decepción (...). Se los puede elogiar por muchas cosas, pero nunca por una profunda imparcialidad acerca de este tema.

Mujer

Mi única ambición es llegar a escribir un día más o menos bien, más o menos mal, pero como una mujer.

Escribir

La vida social es un continuado concurso abierto entre los hombres para medir sus aptitudes con ánimo de ser preferidos por la mujer.

Social

El monólogo del hombre no me alivia ni de mis sufrimientos ni de mis pensamientos. ¿Por qué he resignarme a repetirlo?

Hablar

(...) Nacerá una unión, entre el hombre y la mujer, mucho más verdadera, mucho más fuerte, mucho más digna de respeto. La unión magnífica de dos seres iguales que se enriquecerán mutuamente puesto que poseen riquezas distintas.

Pareja

Hay libros cuya belleza formal es tan apretada, tan concluida, tan severa, que nada nuestro puede insertarse en ellos. Su superficie compacta y lisa no nos ofrece resquicio alguno. Nos queda sólo la posibilidad de aquiescencia o de rechazo.

Libros

(...) Te escribo como siempre para quejarme y decirte que la vida es estúpida, el mundo injusto, el destino siego, la sociedad idiota, y nada más... tengo casi todo lo que se puede tener; una cosa me molesta: la inteligencia.

Queja

Lo que desde ya sabemos afirmar de América es que estamos enamorados extrañamente de ella. Y ese amor, como todo gran amor, es una prueba. Prueba que arroja sobre nuestras incapacidades e imperfecciones una luz resplandeciente y cruel.

América

Creo que, desde hace siglos, toda conversación entre el hombre y la mujer, (…) empieza por un no me interrumpas de parte del hombre. Hasta ahora el monólogo parece haber sido la manera predilecta de expresión adoptada por él (La conversación entre hombres no es sino una forma dialogada de este monólogo). Se diría que el hombre no siente o siente muy débilmente la necesidad de intercambio que es la conversación con ese otro ser semejante y sin embargo distinto a él: la mujer.

Necesidad


Photobucket

lunes, 12 de diciembre de 2011

Carta a la pedagoga María de Maeztu:

"Lo paso muy bien en Londres. Los Huxley son muy afectuosos conmigo y gracias a ellos he conocido a Virginia Woolf -a quien me interesaba mucho conocer- y a Wells. Wells un poco decrépito ya... (que no me oiga). Me resultan más divertidos sus libros que su... cuerpo presente. Virginia, una inglesa extraordinaria! ¡Más novelesca que sus novelas! Y para quien el mundo real no existe. Fantástica mujer. ¡Pelo blanco, cara muy delgada y belleza conmovedora en medio de su frialdad glacial, como diría la bestia de Grau! ¡Pobre! Me ha preguntado hasta el infinito sobre mi vida, mi país, mi infancia etc., etc., todo con una pasión y una curiosidad totalmente impersonales. Como si yo fuera una cosa y no un ser viviente. Pero se lo perdono. También me divierte y me inspira una curiosidad que no es cruel, sino infinitamente más directa y humana. Me quedo en Londres por ella más de lo que pensaba. Me fascina porque tiene todo lo que yo no tengo y porque tengo todo lo que ella no tiene . Y creo que la fascino por la misma causa. Y luego es tan extraña, tan wrapped up [ensimismada] en su mundo imaginario donde juego el papel de una inmensa mariposa dorada "sudamericana" -es decir, exótica- revoloteando a su alrededor, haciéndola soñar con un país que no quiere conocer sino en la forma en que se lo relata a sí misma... (no me lo ha dicho así, pero así lo siento). Las mujeres de talento me interesan, María, más que los hombres. Los hombres me interesan por otras razones... ¡Pero las mujeres! Quisiera desmontarlas pieza por pieza para no dejar escapar nada. Pero Virginia vive en la luna. No sé cómo hacer para aterrizarla. Y acaso esto sea inútil y hay que aceptarla como es, en la luna." Victoria Ocampo. Boletín de LibrosEnRed Nº 84 25 de enero de 2008


Photobucket

viernes, 9 de diciembre de 2011

La mujer y su expresión (fragmento)

" Creo que, desde hace siglos, toda conversación entre el hombre y la mujer. empieza por un "no me interrumpas" de parte del hombre. Hasta ahora el monólogo parece haber sido la manera predilecta de expresión adoptada por él. Durante siglos, habiéndose dado cuenta cabal de que la razón del más fuerte es siempre la mejor (por más que no debiera serlo), la mujer se ha resignado a repetir, por lo común, migajas del monólogo masculino disimulando a veces entre ellas algo de su cosecha. Pero a pesar de sus cualidades de perro fiel que busca refugio a los pies del amo que la castiga, ha acabado por encontrar cansadora e inútil la faena. Luchando contra esas cualidades que el hombre ha interpretado a menudo como signos de una naturaleza inferior a la suya, o que ha respetado porque ayudaban a hacer de la mujer una estatua que se coloca en un nicho para que se quede ahí "sage comme une image"; luchando, digo, contra esa inclinación que la lleva a ofrecerse en holocausto, se ha atrevido a decirse con firmeza desconocida hasta ahora: "El monólogo del hombre no me alivia ni de mis sufrimientos, ni de mis pensamientos. ¿Por qué he de resignarme a repetirlo? Tengo otra cosa que expresar. Otros sentimientos, otros dolores han destrozado mi vida, otras alegrías la han iluminado desde hace siglos. " Victoria Ocampo


Photobucket

jueves, 8 de diciembre de 2011

Luis Aguilé en el recuerdo...




Luis María Aguilera Picca (* Buenos Aires, Argentina, 24 de febrero de 1936 - † Madrid, España, 10 de octubre de 2009), conocido artísticamente como Luis Aguilé, fue un cantante y autor de música pop. Activo desde los años cincuenta, y siendo ya famoso en toda Hispanoamérica, se estableció en 1963 en España.

Grabó más de 800 canciones, la mitad de ellas de su autoría, y algunas se han convertido en estándares de la música popular en español, como Cuando salí de Cuba, quizá su canción más conocida, grabada por muchos otros artistas. También compuso canciones para niños y publicó varios libros.

martes, 6 de diciembre de 2011

“Invenciones del recuerdo”,

Esta noche, mientras dormía, has venido a leer mis libros. No has encendido la luz, no te has sentado en el sofá, no te has quitado los guantes, no has hecho ruido al pasar las palabras. Pero tu mirada se ha quedado adherida a las páginas como la marca casi imperceptible del pintalabios en una copa de cristal de bohemia. Y así, noche tras noche, mi biblioteca y yo vamos perdiendo la sangre de la memoria, sin que ningún médico pueda diagnosticar la causa. Silvina Ocampo


Photobucket

jueves, 1 de diciembre de 2011

“El Ramo”

“Era tarde y la luz de las barrancas
hasta el río bajaba atentamente.
De aquel ramo te di sólo un jazmín.
[…] Te regalé el jazmín pero rodeada
estabas ese día de jazmines:
uno en tu broche, otro dentro de un guante,
montones en tu mesa de trabajo,
miles y miles rodeaban tu casa.
[…] No conocías las vicisitudes
del jazmín de ese ramo malogrado
que a su virtud agregó mi sentimiento.
Yo no te conté nada. Sabías todo.
Reinabas sobre el mundo más adverso
como si no te hubiera lastimado.
Nos une siempre la naturaleza:
el árbol una flor las tardes las barrancas
misterios que no rompen la armonía.
¿Lo habrá sabido aquel esquivo ramo
de color de mar de mármol y de rosa
color de sol de verde y de naranja?
Andará en busca de su integridad
en busca de esa tarde con nosotros,
pobres nosotros, sin nosotros mismos
en los actuales días, bajo el sol
bajo la luna, en la orilla del mar
con músicas que ya no puedo oír
sin dedicarte lágrimas Victoria
cada una con nombres diferentes
como las cuentas de un collar sin fin”.
Silvina Ocampo.

Photobucket

lunes, 28 de noviembre de 2011

Invenciones del recuerdo

“Para mí eran horribles las fiestas. Se esmeraban en hacerme unas largas trenzas. Luego me las planchaban. Yo las dejaba hacer... Y finalmente me quedaba un pelo precioso. Todo el mundo decía: ‘¡Pero qué bonito pelo tiene esta chica!’” ...

Lo que falta en los recuerdos de infancia es la continuidad:
son como tarjetas postales,
sin fecha,
que cambiamos caprichosamente de lugar.
Algo se interrumpe y se corta para siempre.
Creo no equivocarme
al colocar aquí los preparativos de su primera comunión,
las clases de catecismo en la iglesia de la parroquia.
En aquellos días, su amiga predilecta, Agata,
jugaba continuamente con ella.
La perspectiva de tomar la primera comunión juntas
las unía más que de costumbre.
Le gustaba ser su cómplice en las mentiras
o en las desobediencias,
pasar de grado juntas,
usar los últimos zapatos sobre todo,
y los mismos libros de estudio.
Siendo sus hermanas todas mucho mayores,
salvo su hermano que había muerto,
se sentía muy sola.
Agata se volvía importante para ella,
por el mero hecho de tener su edad.
Invenciones del recuerdo, Ed. Sudamericana.
Silvina Ocampo.

Photobucket

Virus




Virus es una banda de rock argentina, absolutamente fundamental dentro del estilo musical new wave de los años 80 en Sudamérica, liderada por Federico Moura hasta su muerte en diciembre de 1988, a causa del VIH. Su hermano Marcelo tomó entonces el rol de vocalista principal y la banda continuó funcionando hasta fines de 1989.

Sus letras irónicas y divertidas, en las que con juegos de palabras se criticaba al rock nacional, se invitaba a sentir y divertirse, a dejar de pensar y hacer, sus composiciones con arreglos complejos, melodías pegadizas, la elogiada voz de Federico Moura y su carisma que lo consagró como talentoso frontman.

Virus lideró, junto a otras bandas como Miguel Mateos y ZAS y Soda Stereo, la renovación musical argentina que se dio tras la vuelta a la democracia en 1983. Su moderno sonido new wave, los alejaba bastante de la música que hasta ese momento se venía produciendo en Argentina. Por esta razón, lograron acaparar tanto elogios como críticas de los medios masivos. Sus críticos los tildaron de «escandalosos», por la transgresión impuesta por el grupo, como en las letras en referencia al sexo.

Luego de la muerte del vocalista Federico Moura en 1988, los miembros restantes del grupo junto con Soda Stereo lo despidieron tocando Wadu-Wadu en La Casona de Lanús, uno de sus viejos éxitos.

En marzo de 1994, la banda volvió a juntarse para retomar sus actividades, continuando hasta el día de hoy sin recuperar su popularidad previa.

Algunos de sus temas más conocidos son «Imágenes Paganas», «Wadu Wadu», «El rock es mi forma de ser»", «Hay que salir del agujero interior», «Una luna de miel en la mano» y «Amor descartable».

Recientemente editaron «Caja Negra», un registro en vivo de «2006» con colaboraciones de artistas influidos por la banda, como Alejandro Sergi (Miranda), Adrián Dárgelos (Babasónicos), Pity Álvarez (Intoxicados) y Ciro Pertusi (Attaque 77). Todo esto sumado a cinco nuevos temas de estudio.

jueves, 24 de noviembre de 2011

El Pañuelito

El pañuelito blanco
que te ofrecí,
bordado con mi pelo,
fue para ti;
lo has despreciado
y en llanto empapado
lo tengo ante mí.

Lejos cantaba un ave,
mi dulce bien,
cuando me abandonaste
no sé por quién,
y hasta el pañuelo
rodó por el suelo
de ver tu desdén.

Con este pañuelo sufrió el corazón,
con este pañuelo perdí una ilusión,
con este pañuelo llegó el día cruel
que tú me dejaste gimiendo con él.
el fiel pañuelito conmigo sufrió,
El fiel pañuelito conmigo quedó,
el fiel pañuelito conmigo ha de ir
el día que acabe mi lento sufrir.

Este pañuelito fue
compañero de dolor;
cuántas veces lo besé
por aquel perdido amor.
Bordado en él tu nombre está
y lo llevo siempre aquí
cuánta pena que me da
recordándome de ti.

La tarde estaba triste
cuando te vi
y cuando de tu boca
temblando oí
que no me amabas
y que te alejabas
por siempre de mí.

El noble pañuelito
en mi penar
ha sido confidente
de mi pesar
y acaso impida
que nunca en la vida
te pueda olvidar.
Juan de Dios Filiberto

Photobucket

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Clavel del aire

Como el clavel del aire,
así era ella,
igual que la flor
prendida en mi corazón.
¡Oh, cuánto lloré
porque me dejó!
Como el clavel del aire,
así era ella,
igual que la flor.

En esta región,
igual que un ombú
solito y sin flor,
así era yo;
y presa del dolor
los años viví,
igual que un ombú
en esta región.

Y mi ramazón
secándose iba,
cuando ella una tarde
mi sombra buscó.
Un ave cantó
en mi ramazón,
y el árbol sin flores
tuvo su flor.

Mas un feliz viajero
—viajero maldito—
el pago cruzó;
en brazos de él se me fue
y yo me quedé
de nuevo sin flor.
El que cruzó fue el viento,
el viento pampero
que se la llevó.

Música: Juan de Dios Filiberto
Letra: Fernán Silva Valdés



Photobucket

martes, 22 de noviembre de 2011

Caminito

Caminito que el tiempo ha borrado,
que juntos un día nos viste pasar,
he venido por última vez,
he venido a contarte mi mal.

Caminito que entonces estabas
bordado de trébol y juncos en flor,
una sombra ya pronto serás,
una sombra lo mismo que yo.

Desde que se fue
triste vivo yo,
caminito amigo,
yo también me voy.

Desde que se fue
nunca más volvió.
Seguiré sus pasos...
Caminito, adiós.

Caminito que todas las tardes
feliz recorría cantando mi amor,
no le digas, si vuelve a pasar,
que mi llanto tu suelo regó.

Caminito cubierto de cardos,
la mano del tiempo tu huella borró...
Yo a tu lado quisiera caer
y que el tiempo nos mate a los dos.

Letra: Gabino Coria Peñolaza
Música: Juan de Dios Filiberto


Photobucket

domingo, 20 de noviembre de 2011

Los abuelos de la nada




Los Abuelos de la Nada fue un grupo musical argentino creado por Miguel Abuelo en 1967 y relanzado con otra formación en 1981. A lo largo de su trayectoria, Los Abuelos de la Nada contó con músicos como Claudio Gabis, Pappo y Andrés Calamaro. El primer disco de su segunda etapa fue producido por Charly García.

Los Abuelos de la Nada nacieron en 1967. Es considerada una de las bandas iniciales del rock argentino, junto a Almendra, Los Gatos y Manal, aunque en los años sesenta pasaron casi desapercibidos.

Miguel Abuelo (Miguel Ángel Peralta) relata los comienzos de la banda en el libro Tanguito, la verdadera historia de Víctor Pintos de la siguiente manera:
Los Abuelos de la Nada nacieron en un día que acompañé a Pipo Lernoud a arreglar los papeles de sus obras Ayer nomás y no me acuerdo cuales otras más a la compañía Fermata, que pertenece a Ben Molar, el señor Brenner. Recuerdo que el señor Brenner tenía una oficina con alfombras gruesas donde yo ponía mi pie y mi pie se hundía graciosamente. Con aire acondicionado (¡en esa época!) y escritorio fastuoso. Yo entré, vi todo verde, un clima raro, me sentía extraño, y me quedé en un rinconcito a mirar cómo circulaban los papeles y las firmas y las promesas. Ellos se habían olvidado de mí por un rato, pero de pronto me descubrieron, y me miraron. Y el señor Brenner, este señor Ben Molar, me preguntó: «¿Y vos que hacés, tenés un grupo?». Me dio la respuesta, te darás cuenta. Bueno, yo siempre fui un propulsor de la verdad, pero la mentira la tengo en la punta de la boca para lo que haga falta, es una herramienta. Entonces le dije «Sí, tengo un grupo». El tipo se alarmó porque fui demasiado rápido. Me dijo: «¿Y cómo se llama?». Mi computadora, que caminaba muy rápido, sondeó el fondo de mi alma y encontró una frase del gran Leopoldo Marechal. [...] Esa frase del libro El banquete de Severo Arcángel decía: [...] «Padre de los piojos, abuelos de la nada». Una frase que me pegó mucho. Pintó esa frase, y así como me vino la puse en la palma de mi lengua. Y se la puse ante las orejas de Ben Molar, que inmediatamente hizo crack, algo se contorsionó en él como si agarrás una tortuga con un anzuelo y la levantás. Se contorsionó inmediatamente y me dijo: «Tienen hora de grabación dentro de tres meses en CBS Columbia. Averigüen el horario, su productor va a ser Jacko Zeller». Yo no tenía lapicera, no me moví del lugar. Pipo anotó rápidamente como buen amigo y buen aliado que era. Terminó la reunión, le di la mano y nos mandamos a mudar. Ahí le dije a Pipo: «¿Te das cuenta en la que nos metimos?». Y él me contestó: «No te preocupes. Vamos ya mismo a la plaza y encontramos a todos los músicos».
Miguel Abuelo (fundador del grupo)

martes, 15 de noviembre de 2011

José Ingenieros, fragmentos de “La psicopatología en el arte” (conferencia pronunciada en 1899 en el Centro de Estudiantes de Medicina)

“Se ha dicho, en su elogio, que Ibsen ha construido los personajes descollantes de sus dramas teniendo presentes los resultados de las modernas investigaciones psicológicas; como Balzac, Zola, Daudet, Dostoievsky y otros, habría él comprendido que las concepciones artísticas deben fundarse en la observación de la vida real, sin perjuicio de idealizar después la realidad misma, despojándola con el ropaje de las síntesis armoniosas. Es así como ha forjado algunos caracteres que parecen representativos o simbólicos de todo un género, conciliando lo real y lo ideal en forma de equilibrio estético que satisfacen al mismo tiempo al deseo de verdad y al anhelo de perfección.
Entre los grandes tipos ibsenianos ocupan lugar prominente las mujeres; en ellas, al revés de la pasada moda romántica, suelen hallarse encarnados ciertos sentimientos egotistas y antisociales circulados profusamente bajo la influencia de Stirner y de Nietzsche. Su tipo más acabado nos lo ofrece, sin duda, Hedda Gabler, personaje que siente y obra enfermizamente, aunque su lucidez mental es tan perfecta, tan lógica, que vive tiranizando y afligiendo a todas las personas que están obligadas a soportar su convivencia.
Hedda es una desequilibrada y tiene ciertos caracteres psicopáticos de la mujer delincuente. Hija de un general y educada en un medio propicio, han florecido en ella todas las inclinaciones abusivas y despóticas; tiene de mujer el sexo, a pesar suyo; hace gala de ser fuerte y masculina, cabalga, tira la pistola, se esfuerza por mostrar una indomable voluntad viril.

Aparece en escena exhibiendo en cruel desnudez su helado corazón. Carece de afectividad y simpatía, se irrita por las más leves contrariedades, todas las personas la estorban, nada la complace; sus actos y sus palabras convergen a demostrar que goza haciendo sufrir a los demás. (…) Conspira contra la tranquilidad de todos, poniendo en cada palabra una gota de veneno. Es simuladora, casquivana, instable (sic). (…) Su inteligencia es lúcida, a punto de justificar sus aspavientos de mujer superior; pero esa misma cualidad, que algunos podrían mirar como una excelencia, es la causa de sus más hondos desequilibrios, pues no guarda simetría con su falta de sentido moral. Esa es la característica de los degenerados mentales, hombres o mujeres; el desbarajuste de su vida afectiva coexiste con una capacidad razonante que desconcierta, aumentando sus aptitudes para la práctica del mal.(…)
Suele culparse corrientemente de estos desequilibrios femeninos al histerismo, como si la gran neurosis que dio fama a la Salpêtrière fuera la causante de todo lo que es anormal en la mentalidad de la mujer. No es exacto el diagnóstico, sin embargo. Hedda Gabler no es una histérica; no hay en todo el drama un solo dato que obligue a creerlo. La instabilidad (sic) mental de las histéricas depende de disociaciones parciales de la personalidad, exaltada o inhibida por una idea fija, por una autosugestión, por una amnesia. Todo ello puede alterar el equilibrio de la personalidad moral, desvencijar la voluntad, pero la personalidad moral existe, rica de sentimientos, capaz de pasión, fácil a las emociones. La histérica puede tener una afectividad mórbida; Hedda Gabler tiene una ausencia de afectividad. La histérica suele ser una enferma sentimental; esta dama suicida es una simple idiota del corazón. “


Photobucket

jueves, 10 de noviembre de 2011

Simulación de la locura

" En uno de nuestros círculos intelectuales conocimos a un joven inteligente e ilustrado, bastante sugestionable. Dedicado a la literatura, provisto de dotes poco comunes y de cierto refinamiento del sentido artístico, enfermó de estetismo decadentista, sugestionado por ingeniosos fumistas, como Sar Peladan, y psicópatas como Verlaine, poeta eminente que puso en versos su propio estupro; en peché radieux . Con tales maestros, e influenciado, acaso, por otros fumistas locales, el joven creyó que para igualarlos era necesario tener o simular sus manifestaciones psicopáticas; una razón puramente fisiológica, la edad, contribuyó a determinar la fisonomía especial de sus fingidas perversiones. Comenzó simulando trastornos del aparato digestivo, atribuidos a excesos alcohólicos; describía alucinaciones prehípnicas, características del alcoholismo, y sueños terroríficos que no podían tener otro origen; estudiaba cuidadosamente los fenómenos clínicos que se proponía simular. Emprendió luego, en sus conversaciones privadas, una campaña contra la normalidad de las relaciones amorosas. Los intereses del individuo, eran, en su decir, antagonistas de la reproducción, por lo mismo que ésta era útil para la especie; con esa falsa lógica característica de los desequilibrados razonantes, deducía que el interés de la especie era una "capitis diminutio" para el individuo. De ahí que el esteta debía encontrar en sí mismo su propia voluptuosidad, lejos de toda idea de reproducción. De esta apoteosis del placer solitario pasó, poco después a la de otras perversiones; la mujer, en su concepto, podía tener alguna injerencia en la vida sexual del hombre, independientemente del propósito de reproducción. "
José Ingenieros

Photobucket

martes, 8 de noviembre de 2011

EL HOMBRE MEDIOCRE

El clima de la mediocridad. En raros momentos la pasión caldea la historia y los idealismos se exaltan: cuando las naciones se constituyen y cuando se renuevan. Primero es secreta ansia de libertad, lucha por la independencia más tarde, luego crisis de consolidación institucional, después vehemencia de expansión o pujanza de energías. Los genios pronuncian palabras definitivas; plasman los estadistas sus planes visionarios; ponen los héroes su corazón en la balanza del destino.
Es, empero, fatal que los pueblos tengan lar gas intercadencias de encebadamiento. La historia - no conoce un solo caso en que altos ideales trabajen con ritmo continuo la evolución de una raza.
Hay horas de palingenesia y las hay de apatía, con vigilias y sueños, días y noches, primaveras y otoños, en cuyo alternarse infinito se divide la continuidad del tiempo.
En ciertos períodos la nación se aduerme dentro del país, el organismo vegeta; el espíritu se amodorra. Los apetitos acosan a los ideales, tornándose dominadores y agresivos. No hay astros en el horizonte ni oriflamas en los campanarios.
Ningún clamor de pueblo se percibe;
no resuena el eco de grandes voces animadoras. Todos se apiñan en torno de los manteles oficiales para alcanzar alguna migaja de la merienda. Es el clima de la mediocridad. Los Estados tórnanse mediocracias, que los filólogo s inexpresivos preferirían denominar "mesocracias".
Entra en la penumbra el culto por la verdad, el afán de admiración, la fe en creencias firmes, la exaltación de ideales, el desinterés, la abnegación, todo lo que está en el camino de la virtud y de la dignidad. En un mismo diapasón utilitario se templan todos los espíritus.
Se habla por refranes, como discurría Panza, Sé cree por catecismos, como predicaba Tartufo; se vive de expedientes, como enseñó Gil BIas.
Todo lo vulgar encuentra fervorosos adeptos en los que representan los intereses militantes; sus más encumbrados portavoces resultan esclavos en su clima. Son actores a quienes les está prohibido improvisar: de otro modo romperían el molde a que se ajustan las demás piezas del mosaico.
Platón, sin quererlo, al decir de la democracia: "Es el peor de los buenos gobiernos, pero es el mejor entre los malos", definió la mediocracia. Han transcurrido siglos, la sentencia conserva su verdad. En la primera década del siglo XX se ha acentuado la decadencia moral de las clases gobernantes.
En cada comarca, una facción de vividores detenta los engranajes del mecanismo oficial, excluyendo de su seno a cuantos desdeñan tener complicidad en sus empresas. Aquí son castas advenedizas, allí sindicatos industriales, acullá facciones de parlaembaldes. Son gavillas y se titulan partidos. Intentan disfrazar con ideas su monopolio del Estado. Son bandoleros que buscan la encrucijada más impune para expoliar a la sociedad. .
Políticos sin vergüenza hubo. en todos los tiempos y bajo todos los regímenes; pero encuentran mejor clima en las burguesías sin ideales. Donde todos pueden hablar, callan los ilustrados; los enriquecidos prefieren escuchar a los más viles embaidores. Cuando el ignorante se cree igualado al estudioso, el bribón al apóstol, el boquirroto al elocuente y el burdégano al digno, la escala del mérito desaparece en una oprobiosa nivelación de villanía. Eso es la mediocracia: los que nada saben creen decir lo que piensan, aunque cada uno sólo acierta a repetir dogmas o auspiciar voracidades. Esa chatura moral es más grave que la aclimatación de la tiranía; nadie puede volar donde todos se arrastran. Conviénese en llamar urbanidad a la hipocresía, distinción al amaneramiento, cultura a la timidez, tolerancia a la complicidad; la mentira proporciona estas denominaciones equívocas. Y los que así mienten son enemigos de sí mismos y de la patria, deshonrando en ella a sus padres y a sus hijos, carcomiendo la dignidad común.
En esos paréntesis de alcornocamiento aventúranse las mediocracias por senderos innobles.
La obsesión de acumular tesoros materiales....JOSÉ INGENIEROS

Photobucket

Juan Carlos Baglietto - La Vida Es Una Moneda

domingo, 6 de noviembre de 2011

Anillo de humo (fragmento)



Sabías a qué hora Gabriel pasaba, galopando en su caballo oscuro, para ir al almacén o al mercado, y lo esperaba con el vestido que más te gustaba y con el pelo atado con la más bonita de las cintas. Te reclinabas sobre el alambrado en posturas románticas y lo llamabas con tus ojos. Bajaba del caballo, saltaba el zanjón para acercarse a Eulalia y a Magdalena, tus amigas, que no lo miraban. ¿Qué prestigio podía tener para ellas su pobreza?. El traje de mecánico de Gabriel las obligaba a pensar en otros varones vestidos. " Silvina Ocampo

Photobucket

viernes, 4 de noviembre de 2011

Lecciones de la metamorfosis

Nube que miras en lo alto del cielo
mi condición humana y modificas
las formas de tu cuerpo y de tus caras:
si alguna vez he visto deshacerse
tu cuerpo de caballo o de sirena,
tus ojos y tu pelo cruel de Erinia,
tus vírgenes perdidas con un ángel
entre las sombra de una playa inmensa,
el velero que se hunde en la tormenta
o un frágil ciervo entre las rosas de oro
de un antiguo poniente indescifrable;
si alguna vez he visto desmembrarse
un reino donde no gobierna nadie,
un templo en que quedaron misa rodillas
prosternadas al pie de un muro blanco,
tan blanco que hasta el sol pierde su faz,
sabrás que sos mi lecho cuando duermo,
que tus lecciones de metamorfosis
he querido seguir hasta la muerte
entregándote toda mi esperanza.
Silvina Ocampo.

Photobucket

jueves, 3 de noviembre de 2011

El Libro Invisible

Cerca de las ruinas de Tegulet, en la Ciudad de los Lobos, antes de mi nacimiento, hablé. Mi madre, encinta de ocho meses, me oyó decir una noche: "Madre, quiero nacer en Debra Berham (Montaña de Luz). Llévame, pues allí podrás ser la madre de un pequeño profeta, y yo el hijo de esa madre. Cumpliendo mis órdenes te aseguras un cielo benévolo".

De mi discurso prenatal conservo un recuerdo vago envuelto en brumas; una festividad de flores y de cánticos, a medida que pasa el tiempo lo alegra. El viaje era largo y peligroso, pero mi madre, que era ambiciosa, pintó sus ojos, untó de manteca su pelo, elevó su peinado como una colmena, y con todas sus pulseras –que le servían por las mañanas de espejos–, los pies desnudos y su mejor vestido, obedeció a mi voz. El sol del verano como una enorme hoguera abrasaba a los hombres. Ella lo atravesó sin perecer porque me amaba.

Los relatos de mi madre, que guardaba como una reliquia, el vestido hecho jirones por el viaje (además de una fiebre palúdica y una erupción en forma de rosas, sobre la dorada oscuridad de su piel), exigían mis explicaciones: "No fue por vanidad que te ordené un viaje tan penoso. Si no me hubieras oído hablar en tu seno antes de nacer, si no hubieras acudido a Debra Berham, no hubieras sido mi madre: esto molestaba a tu alma y no a mi soberbia.

Tengo muchas cosas tuyas que juntar en este mundo para llevarlas al cielo". "Contemplar un árbol o una jirafa, respirar el olor de la lluvia o del fuego, oír las carcajadas de las hienas, mirar de frente el sol, en éxtasis la luna, no parecen cosas importantes: no sabremos nunca todo lo que hemos perdido o ganado en esos instantes de contemplación. Un mes antes de mi nacimiento, si no hubieras estado, en la noche, esperando los cantos del alba; si hubieras estado como tus hermanas, dormida, no hubieras escuchado mi voz en tus entrañas. Fuiste dócil al destino, fuiste atenta: de ese modo se logra la dicha." Mi caballo rojo espanta los reptiles cuando lo llevo al río a beber. Grutas, follajes intrincados, son mis guaridas en los días de tormenta, pues nunca duermo debajo de un techo. Me alimento de frutas, de yerbas y de raíces. Mi rostro, como los cielos del poniente y de la aurora, jamás se repite. No me conozco. Conozco a los otros, a los que me conocen. Algunos pastores dicen que soy un monstruo, con largo y sedoso pelo, otros que soy de una belleza deslumbrante y altiva. Dicen que mis ojos son de un azul profundo, de un verde desvaído, tan hundidos en las órbitas que no se pueden ver sino a ciertas horas. Dicen que mis pupilas sólo reflejan el rostro de los seres que comparten mi fervor y que los otros ven en ellas el mero reflejo de una calavera o de un mono.

La mentira origina el miedo y el miedo la mentira... Silvina Ocampo




"No elegiría otra época para vivir que la actual; tampoco elegiría otro país para hacerlo mío,
Siempre fui muy obediente a mi destino". Silvina Ocampo

Photobucket

martes, 1 de noviembre de 2011

Sergio Denis




Héctor Omar Hoffmann , más conocido como Sergio Denis nació en San José, Colonia N° 2, Partido de Coronel Suárez, Provincia de Buenos Aires, 16 de marzo de 1949, es un cantautor y actor argentino.
Si querés saber más sobre este queridísimo cantante accedé a su web...http://www.sergiodenis.com.ar/

lunes, 31 de octubre de 2011

Soneto grabado en el tronco de un árbol

Aquel afán de ser, árbol amigo,
que me dejó grabado en tu corteza
fue tan grande y de tal naturaleza
que mientras vivas viviré contigo;

Pues hasta cuando el tiempo, su enemigo,
me haya borrado de tu fortaleza,
y estén muertas la mano y la cabeza
que me han dejado aquí, como testigo,

aquel afán de vida que me inflama
subirá con tu savia confundido
y, en un último esfuerzo de su ardor,

se asomará al temblor de cada rama,
al sagrado calor de cada nido
y al silencio feliz de cada flor.
Francisco Luis Bernárdez





Photobucket

sábado, 29 de octubre de 2011

La lágrima

No sé quién la lloró, pero la siento
(por su calor secreto y su amargura)
como brotada de mi desventura,
como nacida de mi desaliento.

Quizá desde un lejano sufrimiento,
desde los ojos de una estrella pura,
se abrió camino por la noche oscura
para llegar hasta mi sentimiento.

Pero la siento mía, porque alumbra
mi corazón sin esa luz sin tasa
que sólo puede dar el propio fuego:

Rayo del mismo sol que me deslumbra,
chispa del mismo incendio que me abrasa,
gota del mismo mar en que me anego.
Francisco Luis Barnárdez


Photobucket

jueves, 27 de octubre de 2011

Romance



Aquellas cosas profundas
Que yo apenas entendía.
Desde que el amor las nombra
Me parecen cristalinas.

Aquel tiempo de otro tiempo,
Que sin gloria transcurría,
Desde que el amor lo empuja
Tiene lo que no tenía.

Aquella voz apagada
Es una voz encendida
Desde que el amor de fuego
Su fervor le comunica.

Aquella frente desierta.
Aquella frente perdida.
Está mucho menos sola
Desde que el amor la habita.

Aquellos ojos cerrados
Están abiertos y miran
Desde que el amor les muestra
Riquezas desconocidas.

Aquellas manos desnudas
Ya no son manos vacías
Desde que el amor las llena
Con su propia maravilla.

Aquellos pasos sin rumbo.
Aquellos pasos sin vida.
Ya tienen rumbo seguro
Desde que el amor los guía.

Aquel corazón oscuro
Luce una luz infinita
Desde que el amor lo alumbra
Con su verdadero día.

Aquel pobre entendimiento
Tiene una fuerza más limpia
Desde que el amor lo inflama.
Desde que el amor lo anima.

Aquella pluma de siempre
Vive una vida más viva
Desde que el amor la mueve,
Desde que el amor la inspira.

Aquel mundo sin objeto
Tiene una razón precisa
Desde que el amor eterno
Lo sustenta y justifica.

Aquella vida de antaño
Responde a peso y medida
Desde que el amor confunde
Su existencia con la mía.

Francisco Luis Bernárdez


Photobucket

miércoles, 26 de octubre de 2011

Manuel Wirtz











Manuel Wirzt (San Nicolás de los Arroyos, 26 de marzo de 1963) es cantante, músico, autor, compositor, actor, mimo, director, y conductor de TV argentino. Desde muy pequeño Manuel demostró su fuerte inclinación artística. Desde entonces ha tomado tanto clases de música y de canto, como de arte dramático, de mimo con la compañía de Alberto Ivern, y además perfeccionó su actuación con los afamados actores argentinos Norman Briski y Héctor Bidonde.

Viajó a Ucrania, donde disfrutó de las clases de payaso y pantomima que tomó en la ciudad de Kiev, entre otros cursos de perfeccionamiento.

Actualmente se encuentra realizando presentaciones por todo el país con su nuevo disco Vení. Y dirigiendo la obra galardonada de Martín Bossi: M El Impostor.

http://www.manuelwirzt.com.ar/

martes, 25 de octubre de 2011

La calesita

Llora la calesita
de la esquinita sombría
y hace sangrar las cosas
que fueron rosas un día...
Mozos de punta y hacha
y una muchacha que me quería;
tango varón y entero,
más orillero que el alma mía...
Sigue llorando el fango
y en la esquinita palpita
con su dolor de tango
la calesita...

Carancanfún! Vuelvo a bailar
y al recordar una sentada,
soy un ranún que en la parada
de tu enagua almidonada
te batió:
Carancanfún!
Y el taconear, y la lustrada
sobre el pantalón,
cuando a tu lado, tirado,
tuve mi corazón.

Grita la calesita
su larga cuita maleva
cita que por la hacer
de Balvanera nos lleva.
Vamos de nuevo, amiga,
para que siga con vos bailando;
vamos, que en su rutina
la vieja esquina me está llamando...
vamos, que nos espera
con su pollera marchita,
esta canción que rueda
la calesita
Letra: Cátulo Castillo
Música: Mariano Mores
Año. 1953


Photobucket

domingo, 23 de octubre de 2011

El último café

El último café

Llega tu recuerdo en torbellino,
vuelve en el otoño a atardecer
miro la garúa, y mientras miro,
gira la cuchara de café.

Del último café
que tus labios con frío,
pidieron esa vez
con la voz de un suspiro.

Recuerdo tu desdén,
te evoco sin razón,
te escucho sin que estés.
"Lo nuestro terminó",
dijiste en un adiós
de azúcar y de hiel...

¡Lo mismo que el café,
que el amor, que el olvido!
Que el vértigo final
de un rencor sin porqué...

Y allí, con tu impiedad,
me vi morir de pie,
medí tu vanidad
y entonces comprendí mi soledad
sin para qué...

Llovía y te ofrecí, ¡el último café!
Tango
Música: Héctor Stamponi
Letra: Cátulo Castillo


Photobucket

jueves, 20 de octubre de 2011

La última curda

Lastima, bandoneón,
mi corazón
tu ronca maldición maleva...
Tu lágrima de ron
me lleva
hasta el hondo bajo fondo
donde el barro se subleva.
¡Ya sé, no me digás! ¡Tenés razón!
La vida es una herida absurda,
y es todo tan fugaz
que es una curda, ¡nada más!
mi confesión.

Contame tu condena,
decime tu fracaso,
¿no ves la pena
que me ha herido?
Y hablame simplemente
de aquel amor ausente
tras un retazo del olvido.
¡Ya sé que te lastimo!
¡Ya sé que te hago daño
llorando mi sermón de vino!

Pero es el viejo amor
que tiembla, bandoneón,
y busca en el licor que aturde,
la curda que al final
termine la función
corriéndole un telón al corazón.
Un poco de recuerdo y sinsabor
gotea tu rezongo lerdo.
Marea tu licor y arrea
la tropilla de la zurda
al volcar la última curda.
Cerrame el ventanal
que quema el sol
su lento caracol de sueño,
¿no ves que vengo de un país
que está de olvido, siempre gris,
tras el alcohol?...
(Tango - Música: Aníbal Troilo; Letra: Cátulo Castillo)


Photobucket

miércoles, 19 de octubre de 2011

ALEJANDRO LERNER - CUATRO ESTROFAS





CUATRO ESTROFAS
No me quedan mas disfráces para actuar
no me quedan mas palábras para no llorar
no me quedan mas sonrisas para dibujar
tanta felicidad que ya no tengo.
No me quedan mas poesías para recitar
ni tampoco melodías para improvisar
no me quedan fantasías
para poder soñar un poco más.

No me quedan mas bolsillos sin vaciar
no me quedan mas lugares donde poder escapar
y ahora estoy mucho mas sola
que mi canción anterior y en mi interior,recuerdos.

No me quedan mas estrófas que inventar
no me importa si no riman o si desafino al cantar
sólo un poco mas de fuerza para imaginar
en este mismo lugar,volver a estar de nuevo juntos.

martes, 18 de octubre de 2011

Silencio

No digas nada, no preguntes nada.
Cuando quieras hablar, quédate mudo:
que un silencio sin fin sea tu escudo
y al mismo tiempo tu perfecta espada.

No llames si la puerta está cerrada,
no llores si el dolor es más agudo,
no cantes si el camino es menos rudo,
no interrogues sino con la mirada.

Y en la calma profunda y transparente
que poco a poco y silenciosamente
inundará tu pecho de este modo,

sentirás el latido enamorado
con que tu corazón recuperado
te irá diciendo todo, todo, todo.
Francisco Luis Bernárdez



Photobucket

jueves, 13 de octubre de 2011

La lluvia

Bruscamente la tarde se ha aclarado
porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
que sin duda sucede en el pasado.

Quien la oye caer ha recobrado
el tiempo en que la suerte venturosa
le reveló una flor llamada rosa
y el curioso color del colorado.

Esta lluvia que ciega los cristales
alegrará en perdidos arrabales
las negras uvas de una parra en cierto

patio que ya no existe. La mojada
tarde me trae la voz, la voz deseada,
de mi padre que vuelve y que no ha muerto.
Jorge Luis Borges

Photobucket

martes, 11 de octubre de 2011

Dolor

Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.
Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
como una romana, para concordar
con las grandes olas, y las rocas muertas
y las anchas playas que ciñen el mar.
Con el paso lento, y los ojos fríos
y la boca muda, dejarme llevar;
ver cómo se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear;
ver cómo las aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar;
pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas y no suspirar;
ver que se adelanta, la garganta al aire,
el hombre más bello, no desear amar...
Perder la mirada, distraídamente,
perderla y que nunca la vuelva a encontrar;
Y, figura erguida, entre cielo y playa,
sentirme el olvido perenne del mar.

Alfonsina Storni

Photobucket

Pedro Y Pablo - ¿Dónde va la gente cuando llueve?



¿Dónde va la gente cuando llueve?

Una lluvia cae lentamente
y te lloran las mejillas al reir.
Dentro del oscuro medio día,
moretones amplios hunden el sol,
árboles en llanto lavan el alquitrán.
Dónde van los hombres, corren sin ver
buscan una casa donde secar su piel.

Dónde va la gente cuando llueve,
siempre hay un lugar donde parar.

Tierna mujercita sumergida
en las aguas de mí brazo torrencial,
beso mucha lluvia, en tu sonrisa
hay un arco iris tierno y precoz
en el abanico de tu pestaña gris.
Ves aquellos hombres corren sin ver,
buscan una casa donde cambiar su piel.

Dónde va la gente cuando llueve,
dónde los que no tienen lugar.

Dónde van, dónde van, dónde van,
dónde van, dónde van.

Dónde la señora la señora de alpillera,
dónde le chico del harapo y arrabal,
dónde los profetas de botella.
Una chimenea fuma su paz
sobre la terraza que ellos jamás podrán.
Vamos a la lluvia niña de sol,
ves que todos corren pero no todos van.

Dónde va la gente cuando llueve,
dónde van aquellos que no van.

Dónde van, dónde van, dónde van....

Pedro Y Pablo

viernes, 7 de octubre de 2011

OBDULIO VARELA, EL REPOSO DEL CENTROJAS

La Historia de vida , tal como se la conocía en el suplemento cultural de La Opinión, era una de las formas más difíciles del reportaje. Consistía en escuchar, ante un grabador, durante cinco o seis horas--tal vez más--, a un hombre o una mujer que reconstruían los mejores--o los más terribles--momentos de su existencia. Luego había que comprimir sin reducir, restituyendo a la vez el sabor del relato, el estilo narrativo del entrevistado. Carlos Tarsitano, Ricardo Halac, Julio Ardiles Cray y yo practicábamos el género en La Opinión. Esta entrevista me fue sugerida por Hermenegildo Sábat, quien ilustró en el diario casi todos los textos que contiene este volumen.
El 16 de julio de 1950, en el estadio Maracaná de Rio de Janeiro, nació una de las últimas leyendas del fútbol rioplatense; ese día, el imponente centromedio uruguayo Obdulio Varela silenció a 150 mil fanáticos que festejaban el gol brasileño en la final de la Copa del Mundo, convertido por el puntero Friaca. A los seis minutos del segundo tiempo, Brasil abrió el marcador alentado por las repletas tribunas del Maracaná, inaugurado especialmente para ese torneo. Entonces, todo Río de Janeiro fue una explosión de júbilo; los petardos y las luces de colores se encendieron de una sola vez. Obdulio, un morocho tallado sobre piedra, fue hacia su arco vencido, levantó la pelota en silencio y la guardó entre el brazo derecho y el cuerpo. Los brasileños ardían de júbilo y pedían más goles. Ese modesto equipo uruguayo, aunque temible, era una buena presa para festejar un título mundial. Tal vez el único que supo comprender el dramatismo de ese instante, de computarlo fríamente, fue el gran Obdulio, capitán--y mucho más--de ese equipo joven que empezaba a desesperarse.
Y clavó sus ojos pardos, negros, blancos, brillantes, contra tanta luz, e irguió su torso cuadrado, y caminó apenas moviendo los pies, desafiante, sin una palabra para nadie y el mundo tuvo que esperarlo tres minutos para que llegara al medio de la cancha y espetara al juez diez palabras en incomprensible castellano. No tuvo oído para los brasileños que lo insultaban porque comprendían su maniobra genial: Obdulio enfriaba los ánimos, ponía distancia entre el gol y la reanudación para que, desde entonces, el partido--y el rival--, fueran otros.
Hubo un intérprete, una estirada charla--algo tediosa-- entre el juez y el morocho. El estadio estaba en silencio. Brasil ganaba uno a cero, pero por primera vez los jóvenes uruguayos comprendieron que el adversario era vulnerable. Cuando movieron la pelota, los orientales sabían que el gigante tenía miedo.
Fue un aluvión. Los uruguayos atropellaban sin respetar a un rival superior pero desconcertado. Obdulio empujaba desde el medio de la cancha a los gritos, ordenando a sus compañeros. Parecía que la pelota era de él, y cuando no la tenía, era porque la había prestado por un rato a sus compañeros para que se entretuvieran. Llegó el empate. Los brasileños sintieron que estaban perdidos. El griterío de la tribuna no bastaba para dar agilidad a sus músculos, claridad a sus ideas. Las casacas celestes estaban en todas partes y les importaba un bledo del gigante. Faltaban nueve minutos para terminar cuando Uruguay marcó el tanto de la victoria. El mundo no podía creer que el coloso muriera en su propia casa, despojado de gloria.


© Osvaldo Soriano, de "Artistas, locos y criminales", Editorial Bruguera. © Osvaldo Soriano, 1983.

Photobucket

martes, 4 de octubre de 2011

LOS SIETE LOCOS

El discurso del astrólogo

[...El Astrólogo] Dijo:
­ Sí, llegará un momento en que la humanidad escéptica, enloquecida por los placeres, blasfema de impotencia, se pondrá tan furiosa que será necesario matarla como a un perro rabioso...
­ ¿Qué es lo que dice?...
­ Será la poda del árbol humano... una vendimia que sólo ellos, los millonarios, con la ciencia a su servicio, podrán realizar. Los dioses, asqueados de la realidad, perdida toda ilusión en la ciencia como factor de felicidad, rodeados de esclavos tigres, provocarán cataclismos espantosos, distribuirán las pestes fulminantes... Durante algunos decenios el trabajo de los superhombres y de sus servidores se concretará a destruir al hombre de mil formas, hasta agotar el mundo casi... y sólo un resto, un pequeño resto, será aislado en algún islote, sobre el que se asentarán las bases de una nueva sociedad.
Barsut se había puesto en pie. Con el entrecejo fiero, y las manos metidas en los bolsillos del pantalón, se encogió de hombros, preguntando:
­ Pero, ¿es posible que usted crea en la realidad de esos disparates?
­ No, no son disparates, porque yo los cometería aunque fuera para divertirme.
Y continuó:
­ Desdichados hay que creerán en ellos... y eso es suficiente... Pero he aquí mi idea: esa sociedad se compondrá de dos castas, en las que habrá un intervalo... mejor dicho una diferencia intelectual de treinta siglos. La mayoría vivirá mantenida escrupulosamente en la más absoluta ignorancia, circundada de milagros apócrifos, y por lo tanto mucho más interesantes que los milagros históricos, y la minoría será la depositaria absoluta de la ciencia y del poder. De esa forma queda garantizada la felicidad de la mayoría, pues el hombre de esta casta tendrá relacion con un mundo divino, en el cual hoy no cree. La minoría administrará los placeres y los milagros para el rebaño, y la edad de oro, edad en la que los ángeles merodeaban por los caminos del crepúsculo y los dioses se dejaron ver en los claros de luna, será un hecho.
ROBERTO ARLT


Photobucket

lunes, 3 de octubre de 2011

El delta

“No lejos de la ciudad de Buenos Aires existe un amenísimo recinto agreste y solitario, limitado por las aguas del Plata, el Paraná y el Uruguay. Ninguno de los que frecuentan el pueblo de San Fernando habrá dejado de visitarlo, a no ser que sea un hombre indiferente a las bellezas de la naturaleza y ajeno a las dulces afecciones. Todo el que tenga un corazón sensible y tierno, lo sentirá inundado de las más gratas emociones al surcar sus plácidas corrientes, bordadas de la más lozana vegetación: se extasiará bajo sus frondosas arboledas, veladas de bejucos, y verá con delicia serpentear los numerosos arroyuelos que van a unirse con los grandes ríos”.

“(...) Este recinto tan ameno, ceñido por los tres caudalosos ríos, son las islas que forman su espacioso delta”.
Fragmentos de Sastre, Marcos. El Tempe argentino. Buenos Aires: Kapelusz. 1982. Introducción.



Photobucket

sábado, 1 de octubre de 2011

Gustavo Cerati - Crimen




CRIMEN
La espera me agotó
No sé nada de vos
Dejaste tanto en mí.
En llamas me acosté
En un lento degradé
Supe que te perdí.

Qué otra cosa puedo hacer?
Si no olvido, moriré
Y otro crimen quedará
Otro crimen quedará
sin resolver.

Una rápida traición
Salimos del amor
Tal vez me lo busqué.

Mi ego va a estallar
Ahí donde no estás
los celos otra vez.

Qué otra cosa puedo hacer?
Si no olvido, moriré
Y otro crimen quedará
Otro crimen quedará
sin resolver

Uh, uh, uh, uh, uh…

No lo sé
Cuanto falta? no lo sé
Si es muy tarde? no lo sé
Si no olvido, moriré.
Qué otra cosa puedo hacer?
Qué otra cosa puedo hacer?

Ahora sé lo que es perder

Otro crimen quedará
Otro crimen quedara
Sin resolver.
(Gustavo Cerati)

viernes, 30 de septiembre de 2011

¡AVANTI!

¡AVANTI!

Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas:
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.
Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas.
Obsesión casi asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la criatura,
y en cualquier infeliz se me figura
que se mellan los garfios de la suerte...
¡Todos los incurables tienen cura
cinco segundos antes de su muerte!
(ALMAFUERTE)



Photobucket

martes, 27 de septiembre de 2011

Árbol de Diana

1
He dado el salto de mí al alba.
He dejado mi cuerpo junto a la luz
y he cantado la tristeza de lo que nace.

2
Estas son las versiones que nos propone:
un agujero, una pared que tiembla...

3
sólo la sed
el silencio
ningún encuentro
cuídate de mí amor mío
cuídate de la silenciosa en el desierto
de la viajera con el vaso vacío
y de la sombra de su sombra

4
Ahora bien:
Quién dejará de hundir su mano en busca
del tributo para la pequeña olvidada. El frío
pagará. Pagará el viento. La lluvia pagará.
Pagará el trueno.

5
por un minuto de vida breve
única de ojos abiertos
por un minuto de ver
en el cerebro flores pequeñas
danzando como palabras en la boca de un mudo

6
ella se desnuda en el paraíso
de su memoria
ella desconoce el feroz destino
de sus visiones
ella tiene miedo de no saber nombrar
lo que no existe

7
Salta con la camisa en llamas
de estrella a estrella,
de sombra en sombra.
Muere de muerte lejana
la que ama al viento.

8
Memoria iluminada, galería donde vaga
la sombra de lo que espero. No es verdad
que vendrá. No es verdad que no vendrá.

9
A Aurora y Julio Cortázar

Estos huesos brillando en la noche,
estas palabras como piedras preciosas
en la garganta viva de un pájaro petrificado,
este verde muy amado,
este lila caliente,
este corazón sólo misterioso.

10
un viento débil
lleno de rostros doblados
que recorto en forma de objetos que amar

11
ahora
en esta hora inocente
yo y la que fui nos sentamos
en el umbral de mi mirada

12
no más las dulces metamorfosis de una niñ3; de seda
sonámbula ahora en la cornisa de niebla

su despertar de mano respirando
de flor que se abre al viento

13
explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome

14
El poema que no digo,
el que no merezco.
Miedo de ser dos
camino del espejo:
alguien en mí dormido
me come y me bebe.

15
Extraño desacostumbrarme
de la hora en que nací.
Extraño no ejercer más
oficio de recién llegada.

16
has construido tu casa
has emplumado tus pájaros
has golpeado al viento
con tus propios huesos
has terminado sola
lo que nadie comenzó

17
Días en que una palabra lejana se apodera de mí. Voy por esos días
sonámbula y transparente. La hermosa autómata se canta, se encanta,
se cuenta casos y cosas: nido de hilos rígidos donde me danzo y me
lloro en mis numerosos funerales. (Ella es su espejo incendiado, su
espera en hogueras frías, su elemento místico, su fornicación de nom-
bres creciendo solos en la noche pálida.)

20
a Laure Bataillon

dice que no sabe del miedo de la muerte del amor
dice que tiene miedo de la muerte del amor
dice que el amor es muerte es miedo
dice que la muerte es miedo es amor
dice que no sabe

21
he nacido tanto
y doblemente sufrido
en la memoria de aquí y de allá

22
en la noche
un espejo para la pequeña muerta
un espejo de cenizas

23
una mirada desde la alcantarilla
puede ser una visión del mundo
la rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos

32
Zona de plagas donde la dormida come lentamente
su corazón de medianoche.

33
alguna vez
alguna vez tal vez
me iré sin quedarme
me iré como quien se va


34
la pequeña viajera
moría explicando su muerte

sabios animales nostálgicos
visitaban su cuerpo caliente

35
a Ester Singer

Vida, mi vida, déjate caer, déjate doler, mi vida, déjate enlazar de fuego,
de silencio ingenuo, de piedras verdes en la casa de la noche,
déjate caer y doler, mi vida.


37
más allá de cualquier zona prohibida
hay un espejo para nuestra triste transparencia


38
Este canto arrepentido, vigía detrás de mis poemas'
este canto me desmiente, me amordaza.
Alejandra Pizarnik.

 


Photobucket
 
Subir Bajar