Al higo de la higuera un picotero
le comió el corazón;
y ahora, sin querer, el higo negro
se parece a una flor.
En la higuera me haré,
después de muerto,
un higo blanco, amor,
y tú serás curruca o benteveo,
o calandria o pinzón.
Y ha de llegar el día
que en el huerto
me verás bajo el sol,
y picarás y picarás mi pecho,
hasta hacerme una flor.
José Pedroni
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario