Pronto hemos de separarnos
y de decirnos adiós.
Uno seguirá camino,
el otro no.
Quiero quedarme y que sigas
como si te fuera en pos;
pero no vuelvas la cara,
mujer de Lot.
Irás sola,
¿y por qué triste?,
con mi recuerdo y con Dios.
Será posible que encuentres
alguna flor.
Si en cambio tú te quedaras,
¿cómo podré seguir yo?
Las noches me encontrarían
en donde estoy.
Ezequiel Martínez Estrada
domingo, 29 de junio de 2014
jueves, 26 de junio de 2014
La Trampa (fragmento)
"A través de la ventana observo el frente de las casas más allá de la plaza, con sus ventanas cerradas.
No puedo evitar la idea pertinaz de que se trata de celdas, con aberturas por donde entran el aire y la luz; y sale, como la mía, la mirada del morador. Se trata de celdas y de prisioneros.
Me es fácil pensar que todos estamos presos, aunque el guardián haya desaparecido hace años o siglos. Nos encerró a todos y se fue, o se murió. Hizo la ciudad y nos metió dentro con la consigna de que no nos marchásemos hasta que volviese. Después se olvidó él de venir y nosotros de irnos.
Hace frío afuera, y de ningún modo cambiaría el bienestar que en este instante disfruto, por la llovizna de las calles. Es seguro que detrás de esos vidrios que veo, hay otras personas que disfrutan del acogimiento templado de la habitación, tan conformes como yo con las leyes divinas y humanas que nos preservan de la intemperie. No obstante, pienso que estoy preso y que los otros también lo están.
No tengo más entretenimiento que pensar, como si no estuviera satisfecho.
Ezequiel Martínez Estrada
No puedo evitar la idea pertinaz de que se trata de celdas, con aberturas por donde entran el aire y la luz; y sale, como la mía, la mirada del morador. Se trata de celdas y de prisioneros.
Me es fácil pensar que todos estamos presos, aunque el guardián haya desaparecido hace años o siglos. Nos encerró a todos y se fue, o se murió. Hizo la ciudad y nos metió dentro con la consigna de que no nos marchásemos hasta que volviese. Después se olvidó él de venir y nosotros de irnos.
Hace frío afuera, y de ningún modo cambiaría el bienestar que en este instante disfruto, por la llovizna de las calles. Es seguro que detrás de esos vidrios que veo, hay otras personas que disfrutan del acogimiento templado de la habitación, tan conformes como yo con las leyes divinas y humanas que nos preservan de la intemperie. No obstante, pienso que estoy preso y que los otros también lo están.
No tengo más entretenimiento que pensar, como si no estuviera satisfecho.
Ezequiel Martínez Estrada
domingo, 22 de junio de 2014
Los gatos
Los Gatos fue una de las primeras bandas argentinas de rock. Formada en 1967 luego de la separación de Los Gatos Salvajes, se la considera grupo fundacional del rock argentino, junto con Almendra y Manal1 , y precursora del rock de autor en idioma español. Fue también la primera en componer íntegramente su propio material.
Su primer éxito, «La balsa», es considerado la canción fundadora del rock argentino.[cita requerida]
Índice
1 Historia
1.1 El inicio
1.2 Segunda etapa
1.3 Reunión 2007: Los 40 años de La Balsa
2 Integrantes
2.1 Primera formación (1967-1968)
2.2 Segunda formación (1969-1970)
2.3 Tercera formación (1971)
2.4 Regreso (2007)
3 Discografía
3.1 Álbumes de estudio
3.2 Álbumes en vivo
3.3 Sencillos
3.4 Álbumes recopilatorios
3.5 DVD
3.6 Filmografía
4 Notas
5 Referencias
6 Enlaces externos
Historia
El inicio
Comenzaron a tocar en La Cueva de Buenos Aires, un pequeño y precario club de jazz nocturno underground ubicado en la Av. Pueyrredón 1723, donde se concentraban los escasos músicos y seguidores del rock local. En marzo de 1967 se formó entonces Los Gatos con Kay como guitarrista, Litto Nebbia en primeras voces y armónica, Ciro Fogliatta en teclados y órgano, Alfredo Toth en bajo y Oscar Moro en batería.
El grupo tuvo su epicentro en el triángulo formado por La Cueva, el Instituto Di Tella (Florida 900) y Plaza Francia.2 Algunos de esos grupos y músicos pre-balsa fueron: Los Gatos Salvajes (Litto Nebbia, Ciro Fogliatta), The Seasons (Carlos Mellino, Alejandro Medina), Los Beatniks (Javier Martínez, Pajarito Zaguri, Mauricio Birabent), Los In (Francis Smith), Miguel Abuelo, Tanguito, Pappo, y los periodistas y poetas fundacionales del rock argentino, Pipo Lernoud y Miguel Grinberg.
Por las noches, cuando terminaban las funciones en La Cueva, los rockeros iban a amanecer a las plazas o a los bares que permanecían abiertos toda la noche.
Cuando salíamos de la Cueva, si era verano nos íbamos a una plaza, y si era invierno nos íbamos a un bar, y nos quedábamos hasta las 8 de la mañana. En esas guitarreadas Litto cantaba sus canciones y Moris, Javier y Tango cantaban las suyas. Esa época fue bastante parecida a la del tango.3
Entre esos bares estaba la pizzería La Perla (del Once), frente a Plaza Miserere, en la esquina de la avenida Rivadavia y Jujuy. El lugar era un punto de encuentro habitual porque estaba a la vuelta de la pensión Santa Rosa en la que vivían Kay, Ciro, Litto Nebbia y otros músicos. Allí Litto Nebbia y Tanguito compusieron La Balsa en el otoño de 1967.
En junio de 1967 Los Gatos grabaron dos temas de rock en español para el sello RCA (Vik): Ayer nomás (tema compuesto por Mauricio Birabent) y La Balsa. El 3 de julio ambos temas fueron lanzados en un simple, que se convirtió en un éxito masivo e impensado entre la juventud, vendiendo 250.000 placas y volviéndose (La balsa) el tema del verano 1967/1968. El éxito desmintió la opinión, por entonces casi unánime, de que el rock debía cantarse en inglés y que el español carecía de la sonoridad adecuada y sería rechazado por el público.
Pocos meses después Los Gatos lanzaban su primer álbum, con la mayoría de los temas de rock en español compuestos por Litto Nebbia. El primer álbum de Los Gatos estaba integrado por 11 temas, todos de Litto Nebbia, excepto uno de ellos en coautoría, La Balsa (con Tanguito) y otro que pertenecía a Moris, Ayer Nomás. Encabezado por La Balsa, el disco incluía los otros dos temas que se volvieron éxito: Ayer Nomás y El Rey Lloró.
El éxito de ventas, pronto abrió las puertas de la televisión y Los Gatos con Litto Nebbia a la cabeza, se volvieron "rock stars". Poco después La Balsa se constituía en el tema del verano 1967/1968.
Segunda etapa
Los miembros se separaron en 1968 luego de grabar sus tres primeros LP, y viajaron a EE.UU. Allí compraron equipamiento e instrumentos y volvieron a juntarse a fines de 1969 con Pappo en lugar de Kay Galifi, que se había casado y radicado en Brasil.
Con esta formación graban dos discos más: Beat No 1 en 1968, donde se nota la influencia de Pappo con temas mas rockeros que en sus predecesores, y Rock de la mujer perdida, aún más rockero. Después de este disco Pappo se retira de la banda por diferencias de criterio musical (la banda se estaba volviendo muy "soul" para su gusto) y para armar sus proyectos personales.
Los Gatos emprenden entonces la grabación de un sexto disco que iba a contener un lado con nuevos temas y otro con grabaciones en vivo, en una formación de cuarteto con Toth en guitarra líder y Litto Nebbia en bajo, canto y armónica. Ante la separación del grupo este disco quedo "cajoneado" hasta 1987, año en que se editó con el arte de tapa original.
Fogliatta y Pappo viajaron a España llevándose a David Lebón como cantante y guitarrista e hicieron algunas presentaciones "no oficiales" como Los Gatos pero sin éxito. Fogliatta se quedó en España y formó parte de la banda de Moris que se encontraba viviendo allá y con quien grabó algunos discos.
Muchas veces se habló de una reunión de esta banda fundacional del rock de autor en español, pero las versiones siempre fueron descartadas por Nebbia y compañía. En 2001 se produjo una "reunión testimonial" de Los Gatos para el disco West End Blues que Ciro estaba grabando en los estudios Melopea de Nebbia, cuando el resto de los integrantes (excepto Galiffi y Pappo) fueron a visitarlo y decidieron grabar juntos el blues "Outside of That".4
En febrero de 2005 falleció Pappo y Oscar Moro en julio de 2006.
Reunión 2007: Los 40 años de La Balsa
En 2007 Los Gatos se reunieron para realizar una gira latinoamericana conmemorando los 40 años de su fundación, pero luego de algunas actuaciones sin la convocatoria esperada, el proyecto se archivó, editándose solo un disco en vivo de su primera presentación celebrada en Rosario el 23 de junio de dicho año y dos DVD, uno de dicha presentación y otro con el show completo que presentaron en el Teatro Gran Rex.
Integrantes
Primera formación (1967-1968)
Bajo: Alfredo Toth
Teclados: Ciro Fogliatta
Guitarra: Kay Galifi
Primera voz y armónica: Litto Nebbia
Batería: Oscar Moro
Segunda formación (1969-1970)
Bajo: Alfredo Toth
Teclados: Ciro Fogliatta
Guitarra: Pappo Napolitano
Primera voz y armónica: Litto Nebbia
Batería: Oscar Moro
Tercera formación (1971)
Teclados: Ciro Fogliatta
Guitarra: Alfredo Toth
Bajo y Primera voz: Litto Nebbia
Batería: Oscar Moro
Regreso (2007)
Bajo: Alfredo Toth
Teclados: Ciro Fogliatta
Guitarra: Kay Galifi
Primera voz y armónica: Litto Nebbia
Invitados:
Batería: Rodolfo García y Daniel Colombres
Discografía
Álbumes de estudio
1967 - Los Gatos
1968 - Los Gatos
1968 - Seremos amigos
1969 - Beat Nº 1
1970 - Rock de la mujer perdida
Álbumes en vivo
1987 - Inédito - en vivo! (grabado en 1971)
2007 - Reunión 2007 en vivo
Sencillos
1967 - La balsa / Ayer nomás
1967 - Ya no quiero soñar / El rey lloró
1968 - La mujer sin nombre / Las vacaciones
1968 - No hay tiempo que perder / Un día de fiesta
1968 - Seremos amigos / La chica del paraguas
1968 - Viento dile a la lluvia / Déjame buscar felicidad
1969 - Sueña y corre / Soy de cualquier lugar
1970 - Rock de la mujer perdida / Escapando de mí
1971 - Mama rock / Campo para tres
Álbumes recopilatorios
1969 - Lo Mejor de Los Gatos
1972 - Los Gatos (con lados B e inéditos)
1972 - Volumen II
1975 - La balsa
1977 - 10 años después (con sencillos, lados B e inéditos)
2001 - Los Gatos: RCA Victor 100 Años
2004 - Inolvidables RCA: 20 grandes éxitos
2004 - El inicio de una era
2004 - 20 secretos de amor
2007 - Obras cumbres
DVD
2007 - Reunión 2007
2007 - En vivo en el Gran Rex
Ambos producidos por Miranda Nebbia
Filmografía
1968 - Ayúdeme usted compadre
Fuente http://www.musica.com/
jueves, 19 de junio de 2014
La ciudad junto al río inmóvil
" Ella no dijo nada; el sabor del whisky era agradable, fresco y con cierto amargor apenas sensible; el salón servía de refugio a la huida final de la tarde; entró un hombre vestido con traje de brín blanco y una camisa oscura y un pañuelo de puntas castaño saliéndole por el bolsillo del saco - miró a su alrededor y fue a sentarse al lado del mostrador y el patrón levantó los ojos y lo miró y el mozo vino y pasó la servilleta sobre la mesa y escuchó lo que el hombre pedía y luego lo repitió en voz alta; el hombre de la mesa lejana que oía al que hablaba volublemente volvió unos ojos lentos y pesados hacia el cliente que acababa de entrar; un gato soñoliento estaba tendido sobre la trunca balaustrada de roble negro que separaba dos sectores del salón, a partir de la vidriera donde se leía, al revés, la inscripción: "Café de la Legalidad"; ella pensó:
¿por qué se llamará café de la Legalidad?
- una vez había visto, en el puerto, una barca que se llamaba Causalidad;
¿qué quería decir Causalidad, por qué había pensado el patrón en la palabra Causalidad, qué podía saber de Causalidad un navegante gris a menos de ser un hombre de ciertas lecturas venido a menos?; tal vez tuviera que ver con ese mismo desastre la palabra Causalidad; o sencillamente habría querido poner Casualidad -es decir, podía ser lo contrario, esa palabra, puesta allí por ignorancia o por un asomo de conocimiento-; junto a la tintorería, las puertas ya cerradas pero los escaparates mostrando el acumulamiento ordenado de carátulas grises, blancas, amarillas, con cabezas de intelectuales fotográficos y avisos escritos en grandes letras negras.(...)
Estuvieron allí un rato más y luego salieron; echaron a andar por esas calles donde rodaban la soledad, la pobreza y el templado aire nocturno; parecía haberse establecido entre los dos una atmósfera, una temperatura que no tenía nada que ver con el clima de la calle; caminaron unas pocas cuadras, hasta el barrio céntrico donde ardían los arcos galvánicos, y entraron en el restaurante.
¡Qué risas, estrépito, hablar de gentes! Sostenía la orquesta de diez hombres su extraño ritmo; comieron en silencio; de vez en cuando cruzaba entre los dos una pregunta, una réplica; no pidieron nada después del pavo frío; más que la fruta, el café; la orquesta sólo se imponía pequeñas pausas.
Cuando salieron, cuando los recibió nuevamente el aire nocturno, la ciudad, caminaron un poco a la deriva entre las luces de los cinematógrafos. Él estaba distraído, exacerbado, y ella miraba los carteles rosa y amarillo - habría deseado decir muchas cosas, pero no valía la pena, callaba. -Volvamos a casa -dijo él-. No hay ninguna parte adonde ir.
Eduardo Mallea La ciudad junto al río inmóvil (fragmento)
¿por qué se llamará café de la Legalidad?
- una vez había visto, en el puerto, una barca que se llamaba Causalidad;
¿qué quería decir Causalidad, por qué había pensado el patrón en la palabra Causalidad, qué podía saber de Causalidad un navegante gris a menos de ser un hombre de ciertas lecturas venido a menos?; tal vez tuviera que ver con ese mismo desastre la palabra Causalidad; o sencillamente habría querido poner Casualidad -es decir, podía ser lo contrario, esa palabra, puesta allí por ignorancia o por un asomo de conocimiento-; junto a la tintorería, las puertas ya cerradas pero los escaparates mostrando el acumulamiento ordenado de carátulas grises, blancas, amarillas, con cabezas de intelectuales fotográficos y avisos escritos en grandes letras negras.(...)
Estuvieron allí un rato más y luego salieron; echaron a andar por esas calles donde rodaban la soledad, la pobreza y el templado aire nocturno; parecía haberse establecido entre los dos una atmósfera, una temperatura que no tenía nada que ver con el clima de la calle; caminaron unas pocas cuadras, hasta el barrio céntrico donde ardían los arcos galvánicos, y entraron en el restaurante.
¡Qué risas, estrépito, hablar de gentes! Sostenía la orquesta de diez hombres su extraño ritmo; comieron en silencio; de vez en cuando cruzaba entre los dos una pregunta, una réplica; no pidieron nada después del pavo frío; más que la fruta, el café; la orquesta sólo se imponía pequeñas pausas.
Cuando salieron, cuando los recibió nuevamente el aire nocturno, la ciudad, caminaron un poco a la deriva entre las luces de los cinematógrafos. Él estaba distraído, exacerbado, y ella miraba los carteles rosa y amarillo - habría deseado decir muchas cosas, pero no valía la pena, callaba. -Volvamos a casa -dijo él-. No hay ninguna parte adonde ir.
Eduardo Mallea La ciudad junto al río inmóvil (fragmento)
sábado, 14 de junio de 2014
Chaves (fragmento)
Hablaba como no había hablado nunca o como hablaba desde que la conoció, como le hablaba a ella y a la gente, a todo aquel tropel mudante y elusivo, en un furioso impulso parafrástico por tornarles transparente su definitiva intransparencia.
A veces de pie, a veces de rodilla, a veces alzado junto al lecho como un gigante en el mural reflejo de la sombra, Chaves llenó la noche de palabras...
Con que brío le contó lo que tenían que ver y todavía no habían visto, lo que tenían que hablar y todavía no habían hablado! Con que transporte y elocuencia le describió aquel desplazamiento, planeado, hacia regiones de mucho más al Norte donde verían juntos el corte áspero de las quebradas!
Como le contó todo aquello que no pensó respecto de los destinos a que él se sentía llamado por aquella súbita transformación de la empresa en que colaboraba! Qué vehemencia! Cuánta gritada frase!
Al alba, cuando llegó el aparato funeral, le hallaron todavía hablando, pero ya en voz baja y declinante como oración que sigue, fatigada, o como susurro de monomaníaco más allá de objeto y tiempo, acepción y razón. Y así fue como Chaves habló, aquella vez. Y como despúes bajó de las palabras a la llanura de su soledad. Y como bajó, solo, por el país, por pueblos y por pueblos, hasta el Sur, hasta sentir el frío y mirar los lagos y ver por encima de las casas la punta nevada de los alerces.
Eduardo Mallea
A veces de pie, a veces de rodilla, a veces alzado junto al lecho como un gigante en el mural reflejo de la sombra, Chaves llenó la noche de palabras...
Con que brío le contó lo que tenían que ver y todavía no habían visto, lo que tenían que hablar y todavía no habían hablado! Con que transporte y elocuencia le describió aquel desplazamiento, planeado, hacia regiones de mucho más al Norte donde verían juntos el corte áspero de las quebradas!
Como le contó todo aquello que no pensó respecto de los destinos a que él se sentía llamado por aquella súbita transformación de la empresa en que colaboraba! Qué vehemencia! Cuánta gritada frase!
Al alba, cuando llegó el aparato funeral, le hallaron todavía hablando, pero ya en voz baja y declinante como oración que sigue, fatigada, o como susurro de monomaníaco más allá de objeto y tiempo, acepción y razón. Y así fue como Chaves habló, aquella vez. Y como despúes bajó de las palabras a la llanura de su soledad. Y como bajó, solo, por el país, por pueblos y por pueblos, hasta el Sur, hasta sentir el frío y mirar los lagos y ver por encima de las casas la punta nevada de los alerces.
Eduardo Mallea
miércoles, 11 de junio de 2014
La Bahía del silencio, por Eduardo Mallea (fragmento)
Y aquella noche, cuando el año justamente acababa y se festejaba en la ciudad una vez más la lituragia de ese tiempo, dejé, una vez más, el manuscrito casi concluido de Las Cuarenta noches, y empece a escribirle esta historia.
Me apresuré a escribirla en poco tiempo, febrilmente.
Necesitaba confesarme.
Necesitaba confiársela, era lo que podía hacer por usted.
Aquí está. Se la doy. ¡Es tan larga y tan trabajosa!
Cuando la abra y entre en ella con asombro, piense en lo que le quise decir.
Piense en lo que siempre representó para mí. Piense que no está sola.
Que yo mismo-después de tanto andar-tampoco estoy solo. Y que nuestra aparente soledad no es más que una más y secreta compañía.
Piense que si hemos pasado por el laberinto de las más duras amarguras, llevando adentro tantas;imágenes, tal vez ilusorias, tantos deseos, tantas oposiciones, tantas disconformidades, tantas rebeldías y frustraciones y caídas, tantos sueños aparentemente inútiles y actitudes visiblemente nulas -e incluso visto caer sangre cerca de nuestras manos inhábiles-, todo es, quizás, porque lo que con nosotros alguna vez cayó, era necesario que cayera, a fin de ser en sí, en la caída, en tanta decepción y tanta muerte, ese sacrificio sin el que nada nuevo, diferente, nace. Piense que si no somos multitud, somos;compañía;dentro de la multitud.(...)
¿Cree usted que Acevedo, que Anselmi, que Jimenez, que Denis Atkinson, que el profesor Autorello, que esa pobre Gloria Mabil, eran fracasados?
Espero que se habrá hecho, después de conocerlos, amiga de ellos. No, eran tal vez equivocados. Eran tal vez ineficaces, eran tal vez ilusos, eran tal vez algo perdido; pero no fracasados. Eran conciencia sin precio y lo que no se vende es lo que entra en la naturaleza.
Lo que se vende es lo; prácticamente; útil o lo temporalmente suntuoso, pero lo contrario de eso es lo que camina en dirección algo mas temporal. Todos ellos y usted misma, han llegado a ese sitio que lame sin corroerlo el mar de la furia, de la persecusión y de la adversidad.
Todos ellos, y usted, quién sabe cuántos otros en este mundo, han llegado a esa bahía, a ese lugar de espera, a esa bahía donde concentran su silencio y donde su fruto se prepara sin miedo a la tormenta, el ciclón, el vil tiempo.
¡Qué hermosa y qué profunda es la Bahía!
Así están los que, de su fracaso, han hecho un triunfo. A ellos y a usted los guarda -en esta hora-la bahía del silencio. A todos los veo ahí, silenciosos y expectantes. Los ganadores salen al alba pero los triunfadores vuelven de noche. Es decir, que lo que cuentan sólo con el botín se pierden al fin en el empeño, y la hora final, a quienes trae elegidos es a los ;triunfadores; definitivos
Yo estoy al lado de los que esperan el triunfo final recogidos en la bahía, en la bahía del silencio.
Eduardo Mellea, obras completas. 1956
Eduardo Mallea(14 de agosto de 1903, Bahía Blanca, Argentina - † 12 de noviembre de 1982, Buenos Aires) fue un escritor y diplomático argentino.
Me apresuré a escribirla en poco tiempo, febrilmente.
Necesitaba confesarme.
Necesitaba confiársela, era lo que podía hacer por usted.
Aquí está. Se la doy. ¡Es tan larga y tan trabajosa!
Cuando la abra y entre en ella con asombro, piense en lo que le quise decir.
Piense en lo que siempre representó para mí. Piense que no está sola.
Que yo mismo-después de tanto andar-tampoco estoy solo. Y que nuestra aparente soledad no es más que una más y secreta compañía.
Piense que si hemos pasado por el laberinto de las más duras amarguras, llevando adentro tantas;imágenes, tal vez ilusorias, tantos deseos, tantas oposiciones, tantas disconformidades, tantas rebeldías y frustraciones y caídas, tantos sueños aparentemente inútiles y actitudes visiblemente nulas -e incluso visto caer sangre cerca de nuestras manos inhábiles-, todo es, quizás, porque lo que con nosotros alguna vez cayó, era necesario que cayera, a fin de ser en sí, en la caída, en tanta decepción y tanta muerte, ese sacrificio sin el que nada nuevo, diferente, nace. Piense que si no somos multitud, somos;compañía;dentro de la multitud.(...)
¿Cree usted que Acevedo, que Anselmi, que Jimenez, que Denis Atkinson, que el profesor Autorello, que esa pobre Gloria Mabil, eran fracasados?
Espero que se habrá hecho, después de conocerlos, amiga de ellos. No, eran tal vez equivocados. Eran tal vez ineficaces, eran tal vez ilusos, eran tal vez algo perdido; pero no fracasados. Eran conciencia sin precio y lo que no se vende es lo que entra en la naturaleza.
Lo que se vende es lo; prácticamente; útil o lo temporalmente suntuoso, pero lo contrario de eso es lo que camina en dirección algo mas temporal. Todos ellos y usted misma, han llegado a ese sitio que lame sin corroerlo el mar de la furia, de la persecusión y de la adversidad.
Todos ellos, y usted, quién sabe cuántos otros en este mundo, han llegado a esa bahía, a ese lugar de espera, a esa bahía donde concentran su silencio y donde su fruto se prepara sin miedo a la tormenta, el ciclón, el vil tiempo.
¡Qué hermosa y qué profunda es la Bahía!
Así están los que, de su fracaso, han hecho un triunfo. A ellos y a usted los guarda -en esta hora-la bahía del silencio. A todos los veo ahí, silenciosos y expectantes. Los ganadores salen al alba pero los triunfadores vuelven de noche. Es decir, que lo que cuentan sólo con el botín se pierden al fin en el empeño, y la hora final, a quienes trae elegidos es a los ;triunfadores; definitivos
Yo estoy al lado de los que esperan el triunfo final recogidos en la bahía, en la bahía del silencio.
Eduardo Mellea, obras completas. 1956
Eduardo Mallea(14 de agosto de 1903, Bahía Blanca, Argentina - † 12 de noviembre de 1982, Buenos Aires) fue un escritor y diplomático argentino.
Tan Biónica
TAN BIONICA
continúa presentando su flamante "Canciones del Huracán". Luego del estreno de Arruinarse, primer corte del disco, la banda prepara el segundo sencillo "Chica Biónica".
Toneladas de ritmos y géneros que recorren cada centímetro de tu cuerpo.
Melodías encantadoras, letras intensas, "Canciones del Huracán" rescata el sonido de la banda en vivo, sin descuidar los detalles de producción que identifican la estética sonora de Tan Biónica. Este segundo disco de la banda invita a detenerse en las letras, en los climas y una idea conceptual que sobrevuela las 14 piezas.
Habrá que descubrirla.
Revelar cada una de estas historias será el único objetivo de Tan Biónica, para que "El Huracán" aparezca, una y otra vez, ahí donde menos lo esperamos...
Para los shows del primer turno (21 a 24 hs) la boletería de NICETO CLUB abre a partir de las 20:30 hs para la venta de entradas a precio de ENTRADA GENERAL del show a comenzar.
En este horario no se venderán entradas anticipadas para otros shows.
Para el ingreso a las fiestas por disposición del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires la entrada está permitida hasta las 4 am.
Después de ese horario el ingreso al local está expresamente prohibido por la ley.
sábado, 7 de junio de 2014
Trova
He nacido en Buenos Aires
¡qué me importan los desaires
con que me trate la suerte!
Argentino hasta la muerte
he nacido en Buenos Aires.
Tierra no hay como la mía;
ni Dios otra inventaría
que más bella y noble fuera!
¡Viva el sol de mi bandera!
Tierra no hay como la mía.
Hasta el aire aquí es sabroso;
nace el hombre alegre, brioso,
y las mujeres son lindas
como en el árbol las guindas;
hasta el aire aquí es sabroso.
¡Oh, Buenos Aires, mi cuna!
¡De mi noche amparo y luna!
aunque en placeres desbordes,
oye estos dulces acordes
¡oh, Buenos Aires, mi cuna!
de rosas y rayos de oro:
eres del mundo tesoro,
fanal de amor encendido.
¿Quién al verte no te admira
y al dejarte no suspira
por retornar a tus playas?
Deidad de las fiestas mayas,
¿quién al verte no te admira?
De tus glorias que otros canten,
y a las nubes te levanten
entre palmas y trofeos.
Yo no asisto a esos torneos:
De tus glorias que otros canten.
Tu esplendor diré tan sólo,
si no del ya viejo Apolo
con la lira acorde y fina,
en mi guitarra argentina
tu esplendor diré tan sólo.
Voluptuosa te perfumas
de junquillos y arirumas;
cuando te adornas y encintas,
en las áureas de tus quintas
voluptuosa te perfumas.
Goza del Plata al arrullo llena
de garbo y orgullo, criolla sin par,
blasonante de tu destino brillante,
goza del Plata al arrullo.
Triunfa, baila, canta, ríe;
la fortuna te sonríe eres libre,
eres hermosa; entre sueños,
color rosa, triunfa, baila, canta, ríe;
Cuántos medran a tu sombra!
Tu campiña es verde alfombra,
tus astros vivos topacios;
habitando tus palacios
¡cuántos medran a tu sombra!
Bajo de un humilde techo vivo,
en tanto, satisfecho bendiciendo
tu hermosura, que bien cabe
la ventura bajo de un humilde techo.
La riqueza no es la dicha;
si perdí la última ficha al azar
de la existencia, saqué en limpio
esta sentencia: la riqueza no es la dicha.
He nacido en Buenos Aires
¡qué me importan los desaires
con que me trate la suerte!
Argentino hasta la muerte
he nacido en Buenos Aires.
Carlos Guido y Spano
¡qué me importan los desaires
con que me trate la suerte!
Argentino hasta la muerte
he nacido en Buenos Aires.
Tierra no hay como la mía;
ni Dios otra inventaría
que más bella y noble fuera!
¡Viva el sol de mi bandera!
Tierra no hay como la mía.
Hasta el aire aquí es sabroso;
nace el hombre alegre, brioso,
y las mujeres son lindas
como en el árbol las guindas;
hasta el aire aquí es sabroso.
¡Oh, Buenos Aires, mi cuna!
¡De mi noche amparo y luna!
aunque en placeres desbordes,
oye estos dulces acordes
¡oh, Buenos Aires, mi cuna!
de rosas y rayos de oro:
eres del mundo tesoro,
fanal de amor encendido.
¿Quién al verte no te admira
y al dejarte no suspira
por retornar a tus playas?
Deidad de las fiestas mayas,
¿quién al verte no te admira?
De tus glorias que otros canten,
y a las nubes te levanten
entre palmas y trofeos.
Yo no asisto a esos torneos:
De tus glorias que otros canten.
Tu esplendor diré tan sólo,
si no del ya viejo Apolo
con la lira acorde y fina,
en mi guitarra argentina
tu esplendor diré tan sólo.
Voluptuosa te perfumas
de junquillos y arirumas;
cuando te adornas y encintas,
en las áureas de tus quintas
voluptuosa te perfumas.
Goza del Plata al arrullo llena
de garbo y orgullo, criolla sin par,
blasonante de tu destino brillante,
goza del Plata al arrullo.
Triunfa, baila, canta, ríe;
la fortuna te sonríe eres libre,
eres hermosa; entre sueños,
color rosa, triunfa, baila, canta, ríe;
Cuántos medran a tu sombra!
Tu campiña es verde alfombra,
tus astros vivos topacios;
habitando tus palacios
¡cuántos medran a tu sombra!
Bajo de un humilde techo vivo,
en tanto, satisfecho bendiciendo
tu hermosura, que bien cabe
la ventura bajo de un humilde techo.
La riqueza no es la dicha;
si perdí la última ficha al azar
de la existencia, saqué en limpio
esta sentencia: la riqueza no es la dicha.
He nacido en Buenos Aires
¡qué me importan los desaires
con que me trate la suerte!
Argentino hasta la muerte
he nacido en Buenos Aires.
Carlos Guido y Spano
viernes, 6 de junio de 2014
SOLEDAD
¡Oh soledad! ¡Oh murmurante río,
A cuya margen espontáneos crecen
Los árboles frondosos, que el otoño
Despoja ya de su hojarasca verde!
Huésped errante de la selva oscura
Di en estas limpias aguas.
¡Cuántas veces Me vio la tarde,
absorto en mis recuerdos,
Contemplando su plácida corriente!
La gran naturaleza, de mis penas
Oyó el lamento que hacia Dios asciende:
En su templo inmortal a quien la invoca
Seguro asilo y bálsamos ofrece.
Al dejar sin retorno estos lugares
Tan dulces a mi afán, llevo indeleble
Una impresión de gracia, de frescura,
Y hasta el sahumerio del paisaje agreste.
Como esas aves de amoroso instinto
Que en busca de calor el aire hienden,
Así mis pensamientos al amparo
De los afectos íntimos se vuelven.
¿Pero en cuál mejor sitio hallar la calma,
Y este silencio arrobador, solemne,
Que al fatigado espíritu conforta
Mientras las horas se deslizan breves?
Es aquí donde exhausto peregrino
Quisiera alzar mi solitario albergue,
¡Y arrullado del aura y de las ondas
Vivir lejos del mundo, para siempre!
Carlos Guido y Spano
A cuya margen espontáneos crecen
Los árboles frondosos, que el otoño
Despoja ya de su hojarasca verde!
Huésped errante de la selva oscura
Di en estas limpias aguas.
¡Cuántas veces Me vio la tarde,
absorto en mis recuerdos,
Contemplando su plácida corriente!
La gran naturaleza, de mis penas
Oyó el lamento que hacia Dios asciende:
En su templo inmortal a quien la invoca
Seguro asilo y bálsamos ofrece.
Al dejar sin retorno estos lugares
Tan dulces a mi afán, llevo indeleble
Una impresión de gracia, de frescura,
Y hasta el sahumerio del paisaje agreste.
Como esas aves de amoroso instinto
Que en busca de calor el aire hienden,
Así mis pensamientos al amparo
De los afectos íntimos se vuelven.
¿Pero en cuál mejor sitio hallar la calma,
Y este silencio arrobador, solemne,
Que al fatigado espíritu conforta
Mientras las horas se deslizan breves?
Es aquí donde exhausto peregrino
Quisiera alzar mi solitario albergue,
¡Y arrullado del aura y de las ondas
Vivir lejos del mundo, para siempre!
Carlos Guido y Spano
Suscribirse a:
Entradas (Atom)