¡América! te anuncia el nuevo día
en que el arte y la ciencia te den gloria.
Serás del pensamiento la victoria,
no la victoria de la guerra impía.
La voz del porvenir es la voz mía
mi palabra augural no es ilusoria;
hecha de luz y lágrimas tu historia
habla en mí con fervor de profecía.
El viejo mundo se desploma y cruje...
El odio, entre la sombra acecha y ruge...
Una angustia mortal tiene la vida...
Y como leve arena que alza el viento,
a ti vendrán el paria y el hambriento
soñando con la Tierra Prometida
Leopoldo Díaz
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