anoche... te vi
pasar, sin dolor, con otro querer,
y ser feliz.
Tras ese escaparate de cristal,
¡dorada de metal
y rubia!...
¡Tu coche que pasó me salpicó
su noche de fangal y lluvia!
Anoche, mi amor,
anoche... te vi.
¡Qué pálida tenés la tez marfil
por más que esté a tus pies
la vida vil!
¡Envuelto en su visón me presintió
temblando de ansiedad, tu corazón!...
Yo estaba en el cordón,
¡desesperado! ...
Nublada la razón,
¡deshilachado! ...
¡Qué pálida tenés tu tez marfil!
¡Qué extraña y qué febril tu palidez!
Anoche, tal vez,
anoche, mi bien,
recién comprendí
tu mal, y lo que es
vivir, morir,
mintiendo la ilusión que claudicó
¡vendiéndote a un visón y a un coche!
Llorando por la noche en un rincón,
cuando habla al corazón la noche...
Anoche, mi amor,
anoche... te vi.
Tango | |||||||||||
Música: Armando Pontier | |||||||||||
Letra: Cátulo Castillo |
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