martes, 29 de enero de 2013
EL CIELO ESTÁ DENTRO DE MI
EL CIELO ESTÁ DENTRO DE MI
En lo alto de la sierra
Me detuve a descansar
Pero sentí que me iba
Sin moverme del lugar
Los ojos se me perdieron
En aquella inmensidad
Y me olvidé de mi mismo
Tanto mirar y mirar.
De pronto me ha preguntado
La voz de la soledad
Si andaba buscando el cielo
Y yo respondí quizás
El cielo está dentro de uno
Y está el infierno también
El alma escribe sus libros
Pero ninguno los lee
A veces uno camino
Entre la sombra y la luz
En la cara la sonrisa
Y en el corazón la cruz
Búscalo al cielo en ti mismo
Que allí lo vas a encontrar
Pero no es fácil hallarlo
Pues hay mucho que luchar
Por caminos solitarios
Yo me puse a caminar
Por fuera nada buscaba
Pero por dentro quizás.
Atahualpa Yupanqui
sábado, 26 de enero de 2013
El poeta
Tú piensas que eres distinto
porque te dicen poeta,
y tienes un mundo aparte
más allá de las estrellas.
De tanto mirar la luna
ya nada sabes mirar,
eres como un pobre ciego
que no sabe adónde va...
Vete a mirar los mineros,
los hombres en el trigal,
y cántale a los que luchan
por un pedazo de pan.
Poeta de tiernas rimas,
vete a vivir a la selva,
y aprenderás muchas cosas
del hachero y sus miserias.
Vive junto con el pueblo,
no lo mires desde afuera,
que lo primero es ser hombre,
y lo segundo, poeta.
Atahualpa Yupanqui
jueves, 24 de enero de 2013
Caminito del indio
Caminito del indio,
sendero coya
sembrado de piedras.
Caminito del indio
que junta el valle
con las estrellas.
Caminito que anduvo
de sur a norte
mi raza vieja
antes que en la montaña
la Pachamama
se ensombreciera.
Cantando en el cerro
llorando en el río,
se agranda en la noche
la pena del indio.
El sol y la luna
y este canto mío
besaron sus piedras,
camino del indio.
En la noche serrana
llora la quena
su honda nostalgia.
Y el camino sabe
cuál es la coya
que el indio llama.
Se levanta en la noche
la voz doliente
de la baguala.
Y el camino lamenta
ser el culpable
de la distancia.
Atahualpa Yupanqui
sábado, 19 de enero de 2013
Abel Pintos y Marcela Morelo
jueves, 17 de enero de 2013
"Otra vez"
No eres, Muerte, quien por nombre de Misterio logre hacer pálida mi mente
cual a los cuerpos haces. Nada eres y no la Nada. Amor no te conoce poder y
pensamiento no te conoce incógnita. No es poder tuyo azorar la luz de mi
pensar: aunque de mejillas y rosas caiga el tinte, tributo a la hacendosa,
ingenua Siega, que es el sencillo engaño donde tu simplicidad se complace.
Mortal te veíamos, Muerte, y en todo día veíamos más allá de ti.
«Porque no mueras»
con rosas apartaré de ti a la Simple
—a la que llamo Simple porque cree matar—;
mordiendo de sus hojas mortales un día y otro día
creerá Muerte de tus mejillas gustar.
Verás de rosas llenos sus finos, pálidos labios.
La hórrida, apiadante visión, en boca de Muerte rosas.
Las de tu faz convulsará quizá
más pronto de ver dolor enojará
la llama de tu rostro
y ostentará más cierta la inviolable vivencia de tu ser
viendo en Dolor a hojas de las Rosas.
Porque no mueras
con rosas apartaré de tu camino
la hora pálida. A Muerte
daréle a morder de sus pétalos mortales, un día y otro.
Quizá logre que así
ella olvide tener hambre de tus mejillas.
Dura visión: en boca de Muerte mordidas rosas
pero será así que su mirada
lejos de ti pondrá.
Muerte es Beldad. Sólo de amor es Muerte y es la Beldad de Amor. Cual me lo
hizo aprendido la Amorosa, la sabia niña por haber más amor ida, por
inquietar de muerte mi amor probándolo de ausencia y de espera.
Fue de amor persona la que partió sin muerte, en quien fue último el sonreír, sí
en nosotros el llanto; certeza en ella de amor y perennidad las lágrimas a su
fuente volvió, mientras lloramos todo, perdidos en cortesía y miedo
de certidumbre tanta en pecho de niña que instante a instante se alejanaba
y se hizo oculta por haber más amor; y envolvió en luz de su primer día
terreno su frente la Engañosa —la fingidora de muerte por hacerme más suyo
— para mostrarse a mí —cual todo amor anhela— en el llegar y en el partir.
Pues fue tardío en la «vida» nuestro encuentro, y, cual todos amantes,
sufriéramos que de nuestras infancias mutuos testigos no fuimos.
Y así con sonrisa y rubor, cual doncella que primera cercanía de amor presiente,
recogióse a sonreída muerte la fingidora a altura y genio igualando de Dios,
invento no sabido de pasión que me confunde y dobla ante la frágil forma
tan fuerte irguiéndose cuando mi memoria se da más a lo que vi que a lo que
veré.
Aquietóse, tras batalla crudísima de su cálido ser, cual se aquieta onda que de
la ribera al macizo del mar volvió.
Un final de ola vino a adormirse, enfrescándola, en esa frente que ardía aún del
fingimiento cuando ya la mirada había sido guardada de mí, para colmar
ficción.
«Hay un morir», nos cantábamos antes, para inquietar nuestro amor.
Y «En cada olvido toda la muerte, la única muerte hay».
Es cierto: Ella está todo oculta, pero todo real vive y ya Ahora, Hoy, nos
tendríamos Presencia
mas; la Espera es de amor amiga: fue de Ella convidarme a la espera al dar ella, y
no yo, el paso de Ausencia.
Macedonio Fernández
lunes, 14 de enero de 2013
El zapallo que se hizo cosmos -
Érase un zapallo creciendo solitario en ricas tierras del Chaco. Favorecido por una zona excepcional que le daba de todo, criado con libertad y sin remedios fue desarrollándose con el agua natural y la luz solar en condiciones óptimas, como una verdadera esperanza de la Vida. Su historia íntima nos cuenta que iba alimentándose a expensas de las plantas más débiles de su contorno, darwinianamente; siento tener que decirlo, haciéndolo antipático.
Pero la historia externa es la que nos interesa, ésa que sólo podrían relatar los azorados habitantes del Chaco que iban a verse envueltos en la pulpa zapallar, absorbidos por sus poderosos raíces.
La primera noticia que se tuvo de su existencia fue la de los sonoros crujidos del simple natural crecimiento. Los primeros colonos que lo vieron habrían de espantarse, pues ya entonces pesaría varias toneladas y aumentaba de volumen instante a instante. Ya medía una legua de diámetro cuando llegaron los primeros hacheros mandados por las autoridades para seccionarle el tronco, ya de doscientos metros de circunferencia; los obreros desistían más que por la fatiga de la labor por los ruidos espeluznantes de ciertos movimientos de equilibración, impuestos por la inestabilidad de su volumen que crecía por saltos.
Cundía el pavor. Es imposible ahora aproximársele, porque se hace el vacío en su entorno, mientras las raíces imposibles de cortar siguen creciendo. En la desesperación de vérselo venir encima, se piensa en sujetarlo con cables. En vano. Comienza a divisarse desde Montevideo, desde donde se divisa pronto lo irregular nuestro, como nosotros desde aquí observamos lo inestable de Europa. Ya se apresta a saberse el Río de la Plata.
Como no hay tiempo de reunir una conferencia panamericana -Ginebra y las cancillerías europeas están advertidas-, cada uno discurre y propone lo eficaz. ¿Lucha, conciliación, suscitación de un sentimiento piadoso en el Zapallo, súplica, armisticio? Se piensa en hacer crecer otro zapallo en el Japón, mimándolo para apresurar al máximo su prosperación, hasta que se encuentren y se entredestryan, sin que, empero, ninguno sobrezapalle al otro. ¿Y el ejército?
Opiniones de los científicos; qué pensaron los niños, encantados seguramente; emociones de las señoras; indignación de un procurador, entusiasmo de un agrimensor y de un toma-medidas de sastrería; indumentaria para el Zapallo; una cocinera que se le planta delante y lo examina, retirándose una legua por día; un serrucho que siente su nada. ¿Y Einstein?; frente a la facultad de medicina alguien que insinúa: ¿purgarlo? Todas estas primeras chanzas habían cesado. Llegaba demasiado urgente el momento en que lo que más convenía era mudarse adentro. Bastante ridículo y humillante es el meterse en él con precipitación, aunque se olvide el reloj o el sombrero en alguna parte y apagando previamente el cigarrillo, porque ya no va quedando mundo fuera del zapallo.
A medida que crece es más rápido su ritmo de dilación; no bien es una cosa ya es otra; no ha alcanzado la figura de un buque que ya parece una isla. Sus poros ya tienen cinco metros de diámetro, ya veinte, ya cincuenta. Parece presentir que todavía el cosmos podría producir un cataclismo para perderlo, un maremoto o una hendidura de América. ¿No preferirá, por amor propio, estallar, astillarse, antes de ser metido dentro de un Zapallo? Para verlo crecer volamos en avión; es una cordillera flotando sobre el mar. Los hombres son absorbidos como moscas; los coreanos, en la antípoda, se santiguan y saben su suerte es cuestión de horas.
El Cosmos desata, en el paroxismo, el combate final. Despeña formidables tempestades, radiaciones insospechadas, temblores de tierra, quizá reservados desde su origen por si tuviera que luchar con otro mundo.
"¡Cuidaos de toda célula que ande cerca de vosotros! ¡Basta que una de ellas encuentre su todocomodidad de vivir!! ¿Por qué no se nos advirtió? El alma de cada célula dice despacito: "yo quiero apoderarme de todo el ‘stock’, de toda la ‘existencia en plaza’ de Materia, llenar el espacio, y, tal vez, los espacios siderales; yo puedo ser el Individuo-Universo, la Persona Inmortal del Mundo, el latido único". Nosotros no la escuchamos ¡y nos hallamos en la inminencia de un Mundo de Zapallo, con los hombres, las ciudades y las almas dentro!
¿Que puede herirlo ya? Es cuestión de que el Zapallo se sirva sus últimos apetitos para su sosiego final. Apenas le faltan Australia y Polinesia.
Perros que no vivían más que quince años, zapallos que apenas resistían uno y hombres que raramente llegaban a los cien… ¡Así es la sorpresa! Decíamos: es un monstruo que no puede durar. Y aquí nos tenéis adentro. ¿Nacer y morir para nacer y morir…?, se habrá dicho el Zapallo: ¡oh, ya no! El escorpión, cuando se siente inhábil o en inferioridad se pica a sí mismo y se aniquila, parte al instante al depósito de la vida escorpiónica para su nueva esperanza de perduración; se envenena sólo para que le den vida nueva. ¿Por qué no configurar el Escorpión, el Pino, la Lombriz, el Hombre, la Cigüeña, el Ruiseñor, la Hiedra, inmortales? Y por sobre todos el Zapallo, Personación del Cosmos, con los jugadores de póker viendo tranquilamente y alternando los enamorados, todo en el espacio diáfano y unitario del Zapallo.
Practicamos sinceramente la Metafísica Cucurbitácea. Nos convencimos de que, dada la relatividad de las magnitudes todas, nadie de nosotros sabrá nunca si vive o no dentro de un zapallo y hasta dentro de un ataúd y si no seremos células del Plasma Inmortal. Tenía que suceder: Totalidad todo Interna, Limitada, Inmóvil (sin Traslación), sin Relación, por ello sin Muerte.
Parece que en estos últimos momentos, según coincidencia de signos, el Zapallo se alista para conquistar no ya la pobre Tierra, sino la Creación. Al parecer, prepara su desafío contra la Vía Láctea. Días más, y el Zapallo será el ser, la realidad y su Cáscara.
(El Zapallo me ha permitido que para vosotros -querdios cofrades de la Zapallería- yo escriba mal y pobre su leyenda y su historia.
Vivimos en ese mundo que todos sabíamos, pero todo en cáscara ahora, con relaciones sólo internas y, así, sin muerte.
Esto es mejor que antes.)
Macedonio Fernández, argentino (1874-1952)
Macedonio Fernández, argentino (1874-1952)
sábado, 12 de enero de 2013
CREÍA YO
No a todo alcanza Amor, pues que no puedo
romper el gajo con que Muerte toca.
Mas poco Muerte puede
si en corazón de Amor su miedo muere.
Mas poco Muerte puede, pues no puede
entrar su miedo en pecho donde Amor.
Que Muerte rige a Vida; Amor a Muerte.
Macedonio Fernández
romper el gajo con que Muerte toca.
Mas poco Muerte puede
si en corazón de Amor su miedo muere.
Mas poco Muerte puede, pues no puede
entrar su miedo en pecho donde Amor.
Que Muerte rige a Vida; Amor a Muerte.
Macedonio Fernández
sábado, 5 de enero de 2013
Abel Pintos
http://www.abelpintos.com/
Nacido en la localidad de Ingeniero White, provincia de Buenos Aires, Abel Pintos es otra de las figuras que siendo jóvenes se hicieron exitosas. Su comienzo como cantante se remonta a sus siete años de edad en un homenaje a José de San Martín realizado en su colegio primario. En este acto se encontraba el delegado de la ciudad, quien lo invitó a la conmemoración de los cien años de esa localidad luego de haberlo escuchado cantar. En dicha conmemoración realizó tres temas: uno de Víctor Heredia, otro de León Gieco, y el tercero de Horacio Guarany. Luego de esta actuación comenzaron las invitaciones, y así, su carrera artística. Su descubridor fue el actor y cantante Raúl Lavie. Él viajó a Bahía Blanca, donde lo escuchó cantar. Ese día Abel tenía un cassette con temas cantados por él, y se lo dio a Raúl. El casette pasó de mano en mano hasta que llegó a oídos de León Gieco.
A lo largo del primer álbum "Para cantar he nacido" (1997), Abel se encarga de poner de manifiesto toda su fuerza y su talento como cantante y artista. El 25 de Enero actuó en el escenario mayor de Cosquín, donde realizó la presentación de su primer disco. La producción artística del mismo ha estado a cargo de León Gieco. Consta de 18 canciones de autores reconocidos como Horacio Banegas, Carlos Carabajal, Peteco Carabajal, Raúl Carnota, Atahualpa Yupanqui, Cesar Isella, Bebe Ponti, entre otros. Durante el transcurso del 38° Festival de Cosquín, Abel ha tenido la posibilidad de presentarse tres veces en el escenario mayor. El 1 de Febrero sube al escenario mayor por tercera vez, para recibir dos menciones especiales: Mención especial otorgada por la comisión de folklore y Cosquín de Oro 1998. Luego de haber recibido los galardones, el músico le brindó al público presente en la plaza Próspero Molina la primera estrofa de su corte de difusión en forma acapella, habiendo logrado por tercera vez la simpatía y los aplausos de todos los presentes. El primero de Marzo de 1998, asistió al cierre de este espectáculo organizado por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires compartiendo escenario con León Gieco, interpretando junto a él “Cuando Llegue El Alba” y luego su primer corte de difusión “Para Cantar He Nacido”. Una vez más, Abel deslumbró a sus espectadores.
En el año 1999 saca a la venta su segundo trabajo discográfico bajo el nombre de "Todos los días un poco" y en el 2001 presenta "Cosas del corazón" compuesto por trece temas. El 16 de Marzo de 2004 sale a la venta "Sentidos", cuarto material en su carrera y primero para BMG. El disco está compuesto por 12 canciones de las cuales 11 son propias y una de Elpidio Herrera y contiene un dúo con la correntina Teresa Parodi. El primer corte se llama “Tu voz”. En el 2006 vuelve a los estudios para realizar un nuevo disco. Con el título "Reflejo real", el material incluye temas propios en letra y música dando un nuevo paso dentro de su carrera. Gana el premio Carlos Gardel como Mejor Álbum Artista de Folklore Nuevas Formas. El primer corte de difusión se titula "Quien pudiera".
En 2007 regresa a las bateas con un nuevo disco bajo el brazo, con el título de "La llave", compuesto por 14 nuevas canciones.
En 2010 se edita "Reevolución", haciendo un juego de palabras que le da dos sentidos al título.
El 10 de Julio de 2012, Abel Pintos presenta "Sueño dorado", un Cd+Dvd que resume los 15 años de carrera del músico, grabado en vivo en la Ciudad Sagrada de los Indios Quilmes de la provincia de Tucumán en Mayo de este mismo año. El material incluye "Cactus", primer corte de difusión, tema de Gustavo Cerati.
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