Un día, yo pregunté:
"Agüelo, ¿dónde está Dios?"
Me miró con ojos tristes
Y nada me respondió.
Mi agüelo murió en los montes,
Sin rezos, ni confesión,
Y lo enterraron los indios,
Flauta de caña y tambor.
Otro día, yo pregunté:
"Padre, ¿qué sabe de Dios?"
Me miró con ojos tristes
Y nada me respondió.
Mi padre murió en las minas,
sin rezos, ni confesión.
¡Color de sangre minera
tiene el oro del patrón!
Mi hermano vive en los montes,
Y no conoce la flor.
Sudor, serpiente y malaria,
Es vida del leñador.
Y que naides le pregunte,
Si sabe dónde está Dios:
¡Por su casa no ha pasado
Tan distinguido señor...!
Yo canto por los caminos,
Y cuando estoy en prisión,
Oigo la voz del pueblo,
Que canta mejor que yo.
Hay una cosa en la vida,
Más importante que Dios:
Y es que naides escupa sangre
Pa’ que otro viva mejor.
¿Qué Dios ayuda a los pobres?...
Tal vez sí..., o tal vez no...,
¡Pero es seguro que almuerza
En la mesa del patrón!
Atahualpa Yupanqui
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario