lunes, 23 de marzo de 2015

VICENTICO

La historia de Vicentico (nacido Gabriel Fernández Capello) está indisolublemente ligada a la de la banda que fundó e integró junto a Flavio Cianciarullo desde 1984 hasta el 2001: Los Fabulosos Cadillacs. Si bien nunca se oficializó una separación, tanto Vicentico como los otros integrantes encararon sus proyectos por separado. Así, en 2002 decidió abrir un sendero propio, único y personal. Y ese sendero se llama “Vicentico”, su primer disco solista. «Vengo componiendo canciones desde que tengo 15 años. Cuando elegí embarcarme en este proyecto, lo único que tuve que hacer fue bajar cada noche al sótano de mi casa y quedarme componiendo hasta la las cinco o seis de la mañana», explicaba. “Se despierta la ciudad” fue elegido como el primer single de un trabajo que cuenta con doce temas, once de los cuales son de su autoría (la excepción es “Algo contigo“, de Chico Novarro). Para “Los Rayos“, su segunda producción, lo acompañan Dani Buira (batería y percusión), Daniel Castro (bajo y contrabajo), Marcelo Muir (guitarras y coros) y Juampi Di Saverio (coros), una sección de vientos integrada por Ervin Stutz (trompeta, flugel horn y trombón), Alejo Von Der Pahlen (saxo soprano, alto, tenor, barítono y flauta) y Juan Scalona (trombón), más la participación especial de Flavio Cianciarulo con su bajo en “Tiburón” y Julieta Venegas en voz y acordeón a piano en “El Tonto“. El largo y sinuoso camino de Vicentico con Los Fabulosos Cadillacs Cuando apareció con Los Fabulosos Cadillacs, ya prometía morir haciendo la suya. “No quiero a mi mamá, no quiero a mi papá / yo me quiero morir tocando ska” , cantaba en su tan lejano primer disco, Bares y fondas (86). Tres lustros de sus lejanos comienzos, Los Fabulosos Cadillacs olvidaron aquella definición que los trató como una banda de “jumping gorditos” -así publicó alguna vez la revista norteamericana Billboard- y devinieron en la banda de rock argentino más exitosa en el exterior, con un Grammy bajo el brazo. No fue poco para un grupo al que le costó ser tomado en serio por el periodismo especializado local. Con un primer show fechado el 19 de enero de 1985, Los Fabulosos Cadillacs fueron durante los ochenta un grupo signado por una rápida popularidad -como Los Pericos, por ejemplo- que los expuso a las críticas al tiempo que ellos mismos se situaban agresivamente en la vereda de enfrente del histórico rock nacional. Reunidos alrededor de un poco recordado fanatismo hacia Sumo (”Ibamos todos a verlos aún antes de conocernos”, confesó alguna vez Sergio Rotman), la imagen pública del grupo comenzó a cambiar luego del recordado desplante contra el entonces diputado radical Jesús Rodríguez, a causa de la Ley de Obediencia Debida . “Cuando decía las cosas que decía sobre Charly García, lo decía para divertirme , porque realmente creía que éramos algo muy importante en ese momento”, confesó alguna vez Vicentico. “Yo sé que ahora hay bandas que dicen lo mismo de nosotros. Leo algunos reportajes y me parece gracioso. Pero me parece aún más gracioso encontrármelos después y ver la reacción: ‘uy, con lo que dije de él, y ahora resulta que es macanudo’. A mí eso me pasó. Yo dije cualquier barbaridad de Charly García y después me lo encontré y me quedé pensando en las pavadas que había dicho”. Con el correr de la década del ochenta, los siempre exitosos Cadillacs tuvieron finalmente que superar la prueba del fin de la popularidad, algo que hicieron al ingresar en la década del noventa. Su décimo cumpleaños, sin embargo, los encontró disfrutando de la puerta al mundo abierta por el éxito de Matador -tema al que el periodista norteamericano Duane Eddy calificó como el mejor de la década -, a la que le sumaron la madura credibilidad que llegó con los subsiguientes discos: Rey Azúcar (Sony, 95), Fabulosos Calavera (BMG, 97) y La marcha del golazo solitario (BMG, 99). Considerados por la revista Spin como “la banda de sonido de una hipotética fiesta de fin de siglo” en su crítica al álbum “Fabulosos Calavera -que les reportó su tan festejado premio Grammy-, Los Fabulosos Cadillacs incluso se reconciliaron con la historia del rock nacional a la hora de armar su Calavera Experimental Concherto , que realizaron en el teatro Broadway a mediados de 1998, al regresar de la gira de ese año con la que atravesaron de costa a costa los Estados Unidos. Allí tocaron sentidas versiones de Una casa con diez pinos, de Manal, y El anillo de Capitán Beto, de Invisible; y Flavio Cianciarullo se permitió confesar que se le había ocurrido la idea de hacer ese concierto -que incluyó relajadas versiones de temas varios dela carrera del grupo- luego de ver Adiós Sui Generis. “Cuando vi la película pensé lo lindo que sería hacer un concierto basado en una riquísima colección de canciones. Pero con Charly García en medio del escenario, expresándose con solos que duraban todo lo que debían durar”. El año pasado hubo más giras, otros shows, más temas de reencuentro con la historia del rock local y rumores del primer disco solista de Vicentico, que finalmente llegó y que aportan aires -no podían faltar- de la banda. Y el toque personal del cantante que vuelve a atrapar con su voz tan singular como conquistadora. http://www.wopvideos.com/

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